“Dejé en claro que Rusia pagaría un precio severo e inmediato por sus atrocidades en Bucha”. Este fue el categórico mensaje que el Presidente estadounidense, Joe Biden, escribió ayer en su cuenta de Twitter para anunciar, con sus aliados y socios, una nueva ronda de sanciones económicas y financieras “devastadoras” contra Moscú. Aumentando la presión sobre la economía del país por la invasión a Ucrania, esta vez las medidas apuntaron especialmente a objetivos sensibles para el Kremlin: dos grandes bancos y dos hijas adultas del Presidente Vladimir Putin.
Biden vinculó la escalada de sanciones directamente a las pruebas que se han acumulado de que las fuerzas rusas asesinaron deliberadamente a civiles en Bucha, una ciudad a las afueras de Kiev. Según la Casa Blanca, los castigos van encaminados a “prohibir nuevas inversiones en Rusia”, a aumentar las dificultades financieras para las operaciones de su “mayor banco” y a perseguir la riqueza de funcionarios del gobierno y de algunos de sus familiares.
Un alto funcionario estadounidense citado por France Presse explicó que Washington quiere crear así un “círculo vicioso” acumulando medidas contra Moscú. “La privamos (a Rusia) de capitales, la privamos de tecnología, la privamos de talentos y el conjunto de medidas apunta a crear una espiral que se acelera a medida que Putin mantiene la escalada” militar, añadió el funcionario que pidió no ser identificado.
En concreto, Washington impondrá las sanciones más severas posibles contra el banco público Sberbank, que según la Casa Blanca controla un tercio de los activos bancarios de Rusia, y también contra el Alfa Bank, el mayor banco privado del país. Eso significa que esas entidades, que ya habían recibido sanciones menos duras, sufrirán el congelamiento de todos sus haberes “en el sistema financiero estadounidense” y no podrán hacer ningún tipo de transacción con entidades o personas estadounidenses.
A este bloqueo de Sberbank se suma también Londres, que añade entre sus objetivos al Banco de Crédito de Moscú. La ministra de Asuntos Exteriores británica, Liz Truss, prometió, además, este miércoles que las importaciones de carbón y petróleo cesarán antes de final de año.
Las nuevas sanciones también apuntan a dos hijas “adultas” de Putin, Maria Vorontsova y Katerina Tikhonova, que ahora están sujetas a una congelación de activos en Estados Unidos y aisladas del sistema financiero estadounidense. El mismo tratamiento será aplicado a la esposa e hija del ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, así como a los miembros del Consejo de Seguridad de Rusia, entre ellos el expresidente y exprimer ministro Dmitri Medvedev y el actual premier, Mikhail Mishustin, a los que Washington acusa de haberse “enriquecido a expensas del pueblo ruso”.
Casi al mismo tiempo que comunicó las sanciones, Washington anunció la inculpación del multimillonario ruso Konstantin Malofeev. El oligarca es considerado una de las principales fuentes de financiamiento de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania. Malofeev es acusado de “intentar eludir las sanciones” a Rusia.
Reino Unido, por su parte, anunció también que aumenta la lista de los oligarcas en su punto de mira, con ocho nuevos nombres, entre ellos, los de Moshe Kantor y Andrey Guryev, magnates de los fertilizantes; Sergey Sergeyevich Ivanov, presidente de la mayor productora de diamantes del mundo, y Leonid Mikhelson, fundador de la empresa de gas natural Novatek.
“Estos individuos se enriquecieron a expensas del pueblo ruso. Algunos de ellos son responsables de proporcionar el apoyo necesario para apuntalar la guerra de Putin contra Ucrania”, dijo la Casa Blanca en un comunicado. “Creemos que muchos activos de Putin están ocultos en miembros de su familia, y por eso los tenemos en el punto de mira”, dijo un alto funcionario estadounidense, refiriéndose a las dos hijas.
Expertos citados por la Casa Blanca calculan que estas medidas, sumadas a las anteriores oleadas de sanciones impuestas desde el inicio de la ofensiva, el pasado 24 de febrero, contribuirán a que el PIB de Rusia se contraiga hasta un 15% este año, lo que se comerá “15 años de ganancias económicas”. “Es muy probable que Rusia pierda su estatus de potencia económica y continuará un largo descenso hacia el aislamiento económico, financiero y tecnológico”.
En respuesta a las sanciones, Medvedev advirtió que Moscú luchará contra los intentos de confiscar propiedades rusas en el extranjero en tribunales de todo el mundo. El expremier, quien asesora a Putin en asuntos de seguridad nacional, dijo en una publicación en Telegram que las empresas rusas cuyos activos estaban sujetos a sanciones emprenderían acciones legales en EE.UU., la UE y otros lugares. “Nuestros oponentes... deben entender que enfrentarán una gran cantidad de casos en los tribunales. Tanto en los tribunales nacionales de Estados Unidos y Europa como en los tribunales internacionales”, escribió.
Ciencias y rock and roll
En 2020, TASS, la agencia estatal de noticias de Rusia, dijo que Putin no hablaba de su vida personal “por una cuestión de seguridad y el deseo de permanecer en el anonimato para sus seres queridos y que así puedan vivir una vida normal”.
Sin embargo, en agosto de ese año, cuando comenzaron los trabajos de investigación para elaborar y probar en humanos las vacunas contra el Covid-19, Putin confesó -algo que no es muy común- que una de sus hijas se había unido como voluntaria a las fases de prueba para recibir las primeras dosis de Sputnik V. “Una de mis propias hijas se puso la vacuna. Al principio tenía fiebre, pero ahora se siente bien”, reconoció.
El mandatario ruso tiene dos hijas producto de su matrimonio con Lyudmila Shkrebneva, una exasistente de vuelo de Aeroflot, de quien se divorció en el 2013 luego de 30 años de matrimonio. La antigua primera dama rusa conoció al político a principios de la década de 1980, cuando ambos estudiaban en la entonces Universidad Estatal de Leningrado. La pareja se casó el 28 de julio de 1983.
Se cree que su hija mayor, Maria, nació en abril de 1985 en Leningrado, la ciudad ahora conocida como San Petersburgo. Lleva el nombre de la madre de Putin, Maria Ivanovna Shelomova, y utiliza el apellido Vorontsova para preservar su anonimato. Parecía destinada a ser científica desde el principio, ya que mostró una gran aptitud para las ciencias en la escuela cuando era niña, en Alemania del Este y más adelante en Moscú, antes de estudiar Biología en la Universidad Estatal de San Petersburgo. Se graduó en Medicina en la Universidad Estatal de Moscú en 2011, consigna The New York Times.
Según el diario británico Daily Mail, Maria se especializó en endocrinología pediátrica. Actualmente, ejerce en el Centro de Investigación de Endocrinología de la capital rusa, donde se ha especializado en trastornos del crecimiento en niños.
Actualmente, Maria figura como asesora de Putin en materia de ingeniería genética. Además, controla el 20% de la compañía Nomeko, que se dedica a la construcción de instalaciones médicas, incluido un centro oncológico en San Petersburgo valorado en US$ 634 millones. En marzo se separó de Jorrit Faassen, su marido empresario holandés, según el periodista ruso exiliado Sergey Kanev, quien es exeditor de The Insider, un medio de investigación que informa sobre el Kremlin.
Katerina, en tanto, nació en agosto de 1986, cuando la familia vivía en Alemania, cuando Putin trabajaba como oficial de inteligencia extranjera para la KGB. La segunda hija del mandatario, que optó por adoptar el apellido de su abuela materna, Yekaterina Tikhonovna Shkrebneva, también decidió seguir el mismo camino científico que su hermana, aunque destaca por ser también una persona muy polifacética.
Al igual que Maria, estudió en un colegio alemán antes de entrar a la Universidad Estatal de San Petersburgo, donde se matriculó en historia japonesa y se especializó en estudios orientales. Graduada en la Universidad Estatal de Moscú, realizó una maestría en física y matemáticas. Ha sido identificada como subdirectora del Instituto de Investigación Matemática de Sistemas Complejos de la Universidad Estatal de Moscú, que se ocupa de la inteligencia artificial, informó The Washington Post.
Katerina es posiblemente más conocida por su éxito como bailarina acrobática y su pasión por el rock and roll. “Su amor por el baile de rock era tan profundo que también se desempeñó como vicepresidenta de expansión y marketing en la Confederación Mundial de Rock and Roll (WWRC), el organismo que organiza competencias en la disciplina en todo el mundo”, informó la revista Newsweek. Katerina estuvo casada con Kirill Shamalov, copropietario de Sibur Holding, una empresa petroquímica rusa, que es el hijo del dueño de uno de los mayores bancos de Rusia. La pareja se divorció en 2018.