Durante cinco días la joven estudiante universitaria turca, de 27 años, Pinar Gültekin, estuvo desaparecida. La última pista fue el 16 de julio de 2019 cuando salió de su departamento en la ciudad de Muğla. Las cámaras de vigilancia fueron clave para descifrar que ese día se reunió con su expareja, Cemal Metin Avci, que después de ser rechazado por la mujer la golpeó, la estranguló y para deshacerse de su cuerpo, lo puso en un bidón de aceite para luego quemarlo tras cubrirlo con cemento en un área boscosa aledaña a la urbe.
Los brutales detalles del crimen confeso reavivaron la indignación de las mujeres turcas que entonces salieron a las calles una vez más para protestar, no solo para exigir justicia, sino mayor protección ante la creciente violencia de género en un país donde no existen datos oficiales de cuántos femicidios se han perpetrado, pero saben que van al alza.
El caso de Pinar se suma a una larga lista de femicidios que ensombrecen a Turquía en los últimos años y que preocupan a la sociedad, especialmente después que el gobierno del Presidente Recep Tayyip Erdogan cumplió su “amenaza” de 2019 y retiró al país del acuerdo del Consejo de Europa, conocido como la Convención de Estambul, instancia vigente desde 2014, que entrega un “marco jurídico” para combatir y prevenir la violencia contra las mujeres, desde la conyugal hasta la mutilación genital femenina.
El oficialista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) acusó en el pasado que la Convención de Estambul era “incorrecta”, ya que estaba en “manos de elementos LGBT y marginales”, por lo que socava los “valores familiares” al fomentar el divorcio y “estilos de vida inmorales”. Además, grupos conservadores como la Fundación Juvenil Turca, en cuya junta asesora participa el hijo de Erdogan, Bilal Erdogan, solicitó oficialmente la salida del acuerdo.
Mediante un decreto presidencial publicado el sábado por la noche en el Boletín Oficial del Estado, Turquía confirmó su salida de la iniciativa, lo que generó una serie de reacciones nacionales e internacionales. Por una parte, cientos de manifestantes marcharon en contra de la decisión y aseguran que seguirán presionando desde las calles.
En tanto, el vicepresidente turco, Fuat Okay, señaló que el país no necesita “imitar a los demás” para proteger los derechos de las mujeres, ya que “la solución está en nuestras propias costumbres y tradiciones”. La ministra de Familia, Trabajo y Servicios Sociales, Zehra Zumrut Selcuk, utilizó su cuenta de Twitter para asegurar que “Continuaremos luchando con decisión contra la violencia bajo el principio de ‘tolerancia cero’ hoy y mañana, como lo hicimos ayer”.
“El Convenio de Estambul, inicialmente concebido para promover los derechos de la mujer, ha sido secuestrado por un grupo de gente que intenta normalizar la homosexualidad, incompatible con los valores sociales y familiares de Turquía”.
Comunicado gobierno turco
Según el diario español El Mundo, ante la acusación que la Convención de Estambul “normaliza la homosexualidad”, expertos han puntualizado que el texto solo aclara en uno de sus puntos que las medidas no deben discriminar “por orientación sexual”.
La decisión de Ankara llega cuando el gobierno de Erdogan intentaba afianzar su cercanía con la Unión Europea (UE), lo que se ha visto mermado en las últimas horas. Los cancilleres europeos se reunieron hoy para analizar “las relaciones con Turquía” y apuntaron que están recibiendo “señales muy preocupantes”.
El alto representante de la UE en política exterior, Josep Borrell, instó al Ejecutivo turco a revocar su decisión -que entre uno de sus lineamientos declara la igualdad de derechos entre ambos sexos- debido a que “envía un mensaje peligroso a todo el mundo”.
Durante el fin de semana, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que catalogó de “sumamente decepcionante” la decisión “abrupta e inmerecida” de Turquía sobre la salida de la Convención de Estambul. Hasta el momento, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no ha tenido un diálogo telefónico con su homólogo turco.
“(La salida de la Convención de Estambul) Es un revés para el movimiento en pro de poner fin a la violencia contra las mujeres en todo el mundo”.
Joe Biden, Presidente de Estados Unidos
“¡Anula tu decisión, aplica el tratado!”, gritaron cientos de mujeres turcas en las recientes manifestaciones, en las que varias asistieron con retratos de víctimas de femicidio en presión al gobierno de Erdogan.
La violencia doméstica se ha transformado en un drama social en Turquía. Las dificultades estatales para denunciar y la ausencia de seguimiento de casos hacen imposible conocer la real cifra de femicidios en el país.
La plataforma de Derechos Humanos We Will Stop Femicides contabiliza los casos de informes de noticias y con familiares de las víctimas, y en su informe anual publicado el 8 de enero advierte que en 2020, 300 mujeres fueron asesinadas por hombres y 171 fueron encontradas sospechosamente fallecidas.
“Mientras continúan estos ataques, el brutal asesinato de Pinar Gültekin tuvo un fuerte impacto. Las mujeres de toda Turquía se unieron en plazas para detener los feminicidios, para terminar con la violencia contra las mujeres y se realizaron acciones masivas. Continuamos nuestra lucha diciendo que no es suficiente dar marcha atrás y que aplicaremos plenamente la Convención de Estambul”.
Informe anual We Will Stop Femicides
De acuerdo a cifras de la organización, en 2019 al menos 474 mujeres fueron asesinadas en Turquía, lo que representa más de un femicidio al día. La mayoría de los delitos -aunque no se sabe el número exacto- fue en manos de “parejas actuales o anteriores, familiares u hombres que buscaban algún tipo de vínculo”.
La recopilación de datos sostiene que en 2013, 237 mujeres fallecieron por violencia de género; en 2014 fueron 294; en 2015, 303; en 2016 alcanzó los 328 crímenes; en 2017 la cifra fue de 409; y en 2018, de 440. Así, desde 2013 a 2019 hubo un aumento del 200%.
Por otra parte, la plataforma digital conmemorativa, Anit Sayac, que registra el número y nombre de mujeres víctimas de femicidios, señala que en lo que va de este año, 80 mujeres fueron asesinadas.
Según el diario The Guardian, la violencia contra las mujeres y los llamados asesinatos por “honor” son temas muy arraigados y frecuentes en la sociedad turca. Un estudio elaborado en 2009 estimó que el 42% de las mujeres de entre 15 y 60 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de sus esposos o parejas.
En un intento por disminuir los índices, el gobierno de Erdogan desarrolló una aplicación móvil llamada KADES para que las mujeres denuncien la violencia doméstica; entre 2018 y 2019 recibió 30.601 incidentes.
Amnistía Internacional alertó que la salida de la Convención de Estambul es preocupante, ya que se da en medio de la pandemia y tras un confinamiento, lo que generó un “aumento en los informes de violencia contra mujeres y niñas atrapadas en casa con sus abusadores o sin acceso a servicios de seguridad y apoyo”.
Según la agencia France Presse, la decisión del Presidente Erdogan busca ganarse el apoyo de los votantes más conservadores en un momento de crecientes dificultades económicas. Por esto, el Ejecutivo cedió a la presión de grupos conservadores e islamistas, que advierten que el acuerdo europeo intenta mermar los valores familiares “tradicionales”.