En la última década los movimientos migratorios al interior de nuestra región aumentaron considerablemente, apareciendo flujos inexistentes hasta hace poco. Hoy por hoy, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), 42,7 millones de latinoamericanos viven fuera de sus países de nacimiento.
Dos de las nacionalidades que más están migrando en nuestra región son los venezolanos y los haitianos. Entre estos últimos, a causa de la crisis económica asociada a la pandemia y las dificultades para encontrar trabajo, se observa una tendencia a trasladarse a países como Chile y Brasil, para luego emprender rumbo desde allí a Estados Unidos.
Colombia
Con Venezuela en su frontera oeste, Colombia es el país que más cantidad de migrantes recibió de aquella diáspora, que según cifras oficiales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) contabiliza seis millones de refugiados y migrantes venezolanos alrededor del mundo. De ellos, 4,9 millones se quedaron en Latinoamérica, siendo Colombia el país que más los recibió: 1,7 millones, según el último reporte de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V).
Para el año 2019, el 91% de los extranjeros viviendo en Colombia eran venezolanos, seguidos desde muy lejos por los estadounidenses y ecuatorianos, con un 1%, respectivamente.
En ese sentido, Colombia no es solo una etapa en el camino a otros países, sino un lugar de llegada y residencia permanente. Debido a esta situación, el gobierno colombiano, asesorado por Acnur, anunció en febrero pasado el Estatuto de Protección Temporal para Migrantes Venezolanos. El documento permite a los migrantes mantenerse de manera regular en el país por 10 años, dejando abierta la posibilidad de optar a la visa de residente después del plazo.
La primera fase consistió en la creación virtual de un Registro Único de Migrantes Venezolanos, y ahora el proceso está en su etapa presencial, en la que se les entrega a los migrantes un Permiso de Protección Personal: una especie de documento de identificación. En ese sentido, la política favorece la regularización de quienes entren, evitando que sean deportados o ingresen ilegalmente a Colombia.
Además de sus vecinos del oeste, el país también es un paso obligado para quienes salen, por vía terrestre, desde Sudamérica a Centroamérica. Esta última semana se reportaron cerca de 19 mil migrantes, en su mayoría haitianos, en la frontera entre Colombia y Panamá. En esa frontera se encuentra el Tapón del Darién, un punto conocido por la dificultad que implica cruzarlo: es el único lugar en que la Carretera Panamericana se corta, y además de la densidad de la selva, grupos de narcotraficantes utilizan el lugar para transportar droga con destino a Estados Unidos. En lo que va del año, cerca de 50 mil personas han cruzado esa frontera.
Perú
Actualmente, un poco más de un millón de venezolanos residen en Perú, algunos solicitando condición de refugio, otros con Permiso Temporal de Permanencia. Aun siendo el segundo país con más inmigrantes venezolanos, es el primero con mayor número de solicitudes de condición de refugio: 532 mil, según datos de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Desde la llegada de Pedro Castillo a la presidencia, se ha estado incentivando el retorno de los inmigrantes a Venezuela. En la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el Presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró haber mantenido conversaciones con su par de Perú con este fin. El régimen espera regresar 42 mil venezolanos con el plan “Vuelta a la Patria”.
Perú ha emitido 6.000 resoluciones de expulsión de ciudadanos extranjeros en los dos últimos años, el 98% de nacionalidad venezolana, de los cuales casi 5.000 ya han sido ejecutadas, informó este miércoles la titular de la Superintendencia Nacional de Migraciones, Roxana del Águila.
Según el portal Infobae, las causas de estas expulsiones están relacionadas a la presentación de documentación falsa, mentir sobre sus antecedentes penales y judiciales, delincuentes que ya cumplieron su condena y deben ser expulsados, pero también hay otro grupo de ciudadanos que ha decidido irse voluntariamente.
Por otra parte, Del Águila informó que Migraciones acaba de implementar en la región Tumbes, frontera con Ecuador, un sistema de monitoreo espacial a través de drones, capaz de vigilar 10 kilómetros a la redonda de un paso autorizado, para detectar especialmente de madrugada el tránsito de extranjeros por pasos no autorizados en la línea de frontera.
Brasil
Al gigante sudamericano entraron un millón de migrantes en la última década, según el Observatorio de Migraciones Internacionales y del Departamento de Migraciones del Ministerio de Justicia de Brasil. La mayoría de estas personas vienen de Venezuela, Paraguay, Bolivia y Haití. La pandemia del coronavirus redujo bruscamente la llegada de inmigrantes: después de registrar casi 18 mil en enero de 2020, se registraron siete mil en enero de 2021.
Un estudio de la Universidad de Sao Paulo mostró que uno de los factores del aumento de la migración haitiana en la década anterior fue la política externa de Brasil de apertura para los refugiados, que facilitó el visaje y la documentación para trabajar. Además, debido a la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, muchas empresas brasileñas necesitaban mano de obra para la construcción civil.
En agosto de 2018, en la localidad brasileña de Pacaraima, cerca de la frontera con Venezuela, se produjo un ataque a un campamento de migrantes por parte de los vecinos del municipio. Luego de expulsar a los venezolanos, la turba comenzó a quemar sus pertenencias.
Hoy, los números muestran una fuerte tendencia a emigrar desde Brasil, camino a Estados Unidos o Canadá. Además de los haitianos y venezolanos que pasan por el país como etapa intermedia a Norteamérica, actualmente son los mismos brasileños quienes lo abandonan. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, la cantidad de brasileños que intentaron entrar ilegalmente al país creció 6,5 veces este año, en comparación con el anterior.
Aun en época de fronteras cerradas por el coronavirus, la diáspora brasileña aumentó un 20% durante el gobierno de Jair Bolsonaro, indica la revista Veja.
México
La amplia mayoría de los inmigrantes que residen en México son estadounidenses. El Departamento de Estado estima que 1,5 millones de norteamericanos viven en el país, el doble que hace 10 años. La segunda colonia más grande es la guatemalteca, con el 5% de los inmigrantes en el territorio. La suma de la migración centroamericana en general conforma el 10%.
Fuera de quienes se quedan en el país norteamericano, son miles los que pasan por México para llegar a Estados Unidos. A partir de 2018 empezaron a generarse caravanas de centroamericanos que entraban desde la frontera sur del país. La mayoría de estas personas huían de la violencia y mala situación económica de la región, provenientes de países como Guatemala, Honduras y El Salvador. Estos dos últimos son los que exhiben una de las mayores tasas de homicidios del mundo.
A partir de 2019, la frecuencia de estas caravanas comenzó a aumentar, y su composición cambió: ya no eran solo centroamericanos, sino también venezolanos y haitianos. La última de estas caravanas, integrada por más de 400 personas, fue dispersada en Tapachula, en el estado de Chiapas, hace tres semanas, por la Guardia Nacional mexicana. En esta ciudad se han acumulado desde enero más de 35 mil personas en busca de refugio o visa humanitaria.
El Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha insistido en la necesidad de colaborar en conjunto con Washington en pro del desarrollo de los países centroamericanos. Por otra parte, la semana pasada, luego de las impactantes imágenes de agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo expulsando a inmigrantes haitianos indocumentados en Del Río (Texas), el mandatario le planteó a su par estadounidense la necesidad de otorgar más visas de trabajo temporal.
A la espera de que la solución para ellos mejore, México ha habilitado refugios en Ciudad Acuña con la ayuda de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Instituto Nacional de Inmigración. La semana pasada, el enviado especial de Estados Unidos en Haití renunció al cargo, dos meses después de su nombramiento, al denunciar las “inhumanas” deportaciones del gobierno de Joe Biden de miles de haitianos que cruzan la frontera desde México. Los migrantes haitianos llegan principalmente desde Brasil y Chile, adonde habían emigrado tras el terremoto de 2010, que dejó unos 200.000 muertos en Haití.