Cuando faltan menos de tres meses para las elecciones presidenciales en Brasil, el Congreso aprobó un millonario paquete de medidas sociales que eleva los subsidios a los pobres. Si bien millones de brasileños -y probablemente la campaña de reelección del Presidente Jair Bolsonaro- se beneficiarán con la enmienda constitucional propuesta por el Palacio de Planalto, economistas y medios locales cuestionaron duramente ayer la iniciativa, no solo por la vulneración de las leyes de control del gasto público, sino también de las normas electorales, que prohíben la creación de ayudas y donaciones en año de comicios.
Los legisladores aprobaron el miércoles un “estado de emergencia” que suspende un tope constitucional al gasto del gobierno. El total de la ayuda, que es conocida por los analistas como la Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) “Kamikaze”, serán unos 7.600 millones de dólares en subsidios.
Entre las medidas aprobadas se aumentará el valor de la ayuda a las familias del programa Auxilio Brasil, antigua Bolsa Familia, y se dará entre 400 y 600 reales brasileños por mes (entre 73 y 111 dólares), además de conceder una beca para camioneros de 1.000 reales brasileños (184 dólares) y una beca para taxistas de 200 reales brasileños (37 dólares) por mes.
La propuesta también incluye la transferencia de vales de gas, que hasta ahora se otorgaban cada dos meses, se convertirá en mensual, y su valor se duplicará hasta los 120 reales brasileños (22 dólares). El paquete de beneficios también cuenta con 2.500 millones de reales (461 millones de dólares) para garantizar la gratuidad del transporte público urbano para los jubilados y subsidiar el costo del etanol, con más 3.800 millones de reales brasileños (700 millones de dólares).
Es una suma importante para los brasileños más pobres en una época de inflación de doble dígito y desempleo persistente. Más de 10 millones de brasileños, de una población de 210 millones de habitantes, carecen de empleo. Sin embargo, es un aumento temporal que finaliza en diciembre, destaca The Associated Press.
La oposición de tendencia izquierdista apoyó con renuencia la enmienda constitucional propuesta por el gobierno, aunque acusó a Bolsonaro de usar el dinero para tratar de comprar votos para la elección de octubre. Las encuestas revelan que el favorito es el expresidente brasileño y líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva.
“Él (Bolsonaro) cree que puede comprar a la gente. Cree que la gente es una manada, que la gente no piensa”, dijo Lula días atrás en una entrevista radial. “La gente tiene que tomar el dinero, pero eso no resolverá el problema, porque todo esto (el aumento de fondos) termina en diciembre”.
La oposición esperaba aplazar la votación en el Congreso para reducir el beneficio para Bolsonaro. Pero el proyecto se aprobó, en una segunda ronda de votaciones, por 469 votos a favor, 17 en contra y dos abstenciones. Los pagos por la PEC “virtuosa de bondades”, como la llamó el ministro de Economía, Paulo Guedes, en el Senado, deberían comenzar el 9 de agosto, dijo el ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira.
“Sabían que tenían que votar a favor”, dijo Lucas de Aragão, de la consultora política Arko Advice, y señaló que muchos legisladores también buscan su reelección en octubre. “Cómo oponerse contra un proyecto que aumenta las prestaciones, independientemente de quién se beneficie electoralmente o las motivaciones”. De Aragão señaló que beneficiará a Bolsonaro, porque los fondos irán a los más pobres, que generalmente apoyan a Lula.
En su editorial, Folha de Sao Paulo se refirió al paquete de ayuda como “la PEC de la reelección”. “El Congreso aprobó en la noche del miércoles otro descarado ataque a las leyes de control del gasto público, la moralidad de la disputa política y los principios de la administración”, denunció el periódico.
“Para tales gastos no aplican las leyes de control del gasto público, casuismo en teoría basado en otra estafa, un ‘estado de emergencia’ por la crisis energética mundial. El alza de la inflación, que causa más miseria, está ahí desde hace un año y medio”, prosiguió el diario paulista. “La oposición, sin estrategia o coraje para enfrentar la malversación electoral, se embarcó en el tren rumbo a la tierra del descalabro republicana”, aseguró Folha. “A pesar de tener una fecha de caducidad, la PEC crea más dificultades para el próximo gobierno, que difícilmente cancelará los beneficios apenas asuma, lo que aumentará la lista de gastos extras previstos para 2023″, agregó.
Para Míriam Leitão, columnista del diario O Globo, “la oposición fue incapaz de decir ‘no’ al populismo electoral de Jair Bolsonaro”. “Lo más espantoso de la votación de la PEC electoral fue la incapacidad de la oposición para defender las leyes, los marcos legales en todos los ámbitos. Quedó prisionera de la demagogia, del oportunismo, del populismo de Bolsonaro. Algunos parlamentarios de la oposición intentaron obstruir algunos temas, pero al momento de la votación solo 17 estaban en contra”, escribió.
“Y este episodio tendrá efectos más allá de las elecciones, porque crea precedentes. ¿Qué impedirá que un gobernante haga esta misma demagogia en las próximas elecciones? El gobernante que esté en el poder podrá romper la ley electoral. Estamos en una democracia, lo que presupone el respeto a los marcos legales. El gobierno de Bolsonaro decidió hacer esta PEC de manera precipitada con la vista puesta en las elecciones, porque no hizo política social durante su mandato. No cree en la política social”, aseguró Leitão.
Un país endeudado, más pobre, con alta inflación, tasas de interés y desempleo, bajo crecimiento y caída de inversiones. Este es el escenario estimado para Brasil después de las elecciones, esbozado por exministros de Finanzas brasileños consultados por O Globo. Entre los motivos del cuadro está la aprobación de la “PEC Electoral”.
“El gobierno de Bolsonaro y sus aliados en el Congreso han entrado en modo de desesperación electoral y están construyendo un legado terrible para el cuatrienio 2023-2026″, dijo Pedro Malan, exministro de Finanzas en la administración de Fernando Henrique Cardoso.
Henrique Meirelles, ministro de Finanzas del gobierno de Michel Temer, cree que los cambios en las reglas fiscales tendrán efectos electorales positivos para Bolsonaro. Sin embargo, habrá un impacto negativo en la economía, con el alza del dólar y el fortalecimiento de la inflación. “Se creará un problema fiscal para 2023 y quizás más allá. En resumen, para un beneficio a corto plazo, crea problemas a corto, mediano y largo plazo”, afirmó Meirelles.
En el plano electoral, Bela Megale, columnista de O Globo, sostiene que los miembros de la campaña de Bolsonaro se fijaron un objetivo para la primera vuelta de los comicios: “enredarse” con Lula. Eso significa que la meta es tener una diferencia máxima de dos puntos porcentuales con el PT, lo que en la práctica llevaría a un empate hasta el 2 de octubre.
“Hoy, la campaña de Bolsonaro trabaja con números diferentes a los presentados en encuestas como Datafolha y Quaest, que muestran a Lula con una ventaja de 19 puntos y 14 puntos, respectivamente. La campaña funciona con una diferencia de siete puntos entre los candidatos, con Lula a la cabeza”, señala la columnista.
Y agrega: “La evaluación, sin embargo, es que el crecimiento de Bolsonaro solo debería ocurrir a fines de agosto, cuando comienza la propaganda electoral en TV y radio y el paquete de bondades del gobierno aprobado por el Congreso llegará a la cuenta del beneficiario. Lula ha defendido ante los aliados la necesidad de ganar en primera vuelta para desinflar los ataques golpistas de Bolsonaro”.
En la última encuesta de Datafolha, del 22 y 23 de junio, Lula obtuvo el 53% de los votos válidos. Para ganar en la primera vuelta, el candidato debe sumar el 50% de los votos válidos más uno.