Kathya Araujo (ed.): Hilos tensados, 2019

Obra de 21 investigadores del Núcleo Milenio Autoridad y Asimetrías de Poder (Numaap, de la Usach y la UDP), Hilos tensados. Para leer el Octubre chileno cuenta con la edición y coautoría de Araujo, a su vez responsable de El miedo a los subordinados y otras publicaciones claves para entender la vida social en el país. El 18-O, escribió la académica en esta obra colectiva, es “una encrucijada extremadamente relevante, y no por lo que acontece en el presente, sino por lo que significa para el futuro. Si será recordada como la gran oportunidad para cambiar rumbos, como la posibilidad perdida o como el punto de partida de una deriva perniciosa, solo lo sabremos más adelante”.

Libro de dos partes, “en la primera los investigadores tuvimos como consigna escribir todo lo que sabíamos hasta un día antes”, cuenta hoy Araujo, mientras la segunda “intenta recoger los eventos, y lo hace tanto en términos testimoniales como en términos de un análisis más sociológico de los procesos”. La idea es que “tenemos que dejar de entender lo social como lo político y entender, al revés, que los procesos sociales son los que están marcando los hechos, fenómenos o procesos políticos”. He ahí algo “que no cambiaríamos”. Asimismo, piensa que “las tesis del agotamiento, del agobio, de la distancia con las instituciones, de las dificultades para la construcción de lo común (…) son diagnósticos que están presentes hasta hoy”.

Ahora bien, el libro no hace un recuento ni analiza con claves políticas: “Eso no está. Quizá es algo que se podría echar de menos, pero el libro parte de esta apuesta. Tratamos de poner en primer lugar la explicación de lo que estaba pasando en la sociedad. Y en esa medida, quizá uno puede pensar que es mucho menos explicativo de la forma que toman los hechos políticos y mucho más explicativo de las razones por las cuales una gran cantidad de personas, una gran proporción de la población, apoyó las movilizaciones”. Ese es, a su juicio, el principal aporte de este trabajo.

Carlos Ruiz: Octubre chileno, 2020

“Un nuevo pueblo ha despertado y, colosal, heterogéneo, pluriclasista, plurinacional y multicolor, confluye desde las extremas condiciones de expoliación sembradas sin freno por este neoliberalismo avanzado”, escribe el sociólogo Carlos Ruiz en los párrafos finales de Octubre chileno. La irrupción de un nuevo pueblo. El texto, cuenta hoy su autor, “fue escrito en pleno estallido”, por lo cual lo considera “una reflexión dentro del proceso” que “se interna en algo que varios observamos hace años (…) en los cambios acelerados de la sociedad chilena, esa misma que, en ese momento, protagoniza la revuelta más grande de la historia inmediata”.

Para el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, considerado también un mentor del Frente Amplio, la alusión a este “nuevo pueblo, a menudo leída en términos morales hoy muy al uso”, pone más bien de relieve “una nueva geografía social y cultural, que no tiene cabida en una institucionalidad pensada para el panorama social y cultural del siglo XX. No es el pueblo del siglo pasado. De ahí su tensión, también ante las elites expresivas de la transición a la democracia”.

Y en cuanto a lo que ha venido desplegándose desde entonces, un ítem que el autor tiene a la vista es la posibilidad de institucionalización del fenómeno, que considera un “dilema abierto aún, a pesar de los ensayos habidos. Lo contrario es la recurrencia al desborde de lo político, cuyas consecuencias humanas ya conocimos”. Para todos los efectos, eso sí, la transformación que se produzca en este sentido, “como ocurre en todos los lugares y épocas, no será lineal ni breve, sino con avances y retrocesos, ensayos más o menos logrados, tal como los enormes cambios sociales, culturales y económicos que la produjeron”.

Así pues, remata, “esto no tiene vuelta atrás”, pues “la ensoñación que se erige a ratos de pasar de un ‘no lo vimos venir’ a una suerte de ‘aquí no ha pasado nada’, solo hará las cosas más difíciles y costosas”.

Alberto Mayol: Big bang, 2019

Alberto Mayol hablaba en 2011 del “derrumbe del modelo”, expresión que se convirtió, al año siguiente, en el título de un libro que se plantea cómo el concepto de “abuso” asomaba como la clave de una crisis de legitimidad. En el tiempo que siguió, hizo nuevas constataciones y predicciones hasta que llegó el 18-0. Dos meses más tarde, apareció en librerías Big bang. Estallido social 2019, donde afirma que “2011 es la crisis, 2019 es el reconocimiento”.

“Los libros plantean un argumento y un argumento es una apuesta”, dice hoy el sociólogo. “El futuro de esa apuesta determina la vejez del libro. Para mí, la apuesta se juega en el título y en las primeras páginas”. Y en lo relativo a Big bang “el título hace referencia a una gran explosión que destruye las condiciones anteriores y genera un camino para otras, pero es un camino que tiene muchísima variabilidad en su desarrollo futuro. Por eso, quienes apostaron asumiendo un futuro obvio y lineal, se equivocaron. Y en portada hay además un subtítulo, que no es un subtítulo, son tres afirmaciones simples unidas: ‘Modelo derrumbado, sociedad rota, política inútil’. Me parece evidente que esas afirmaciones son hoy evidentes: la violencia y una sociabilidad tensionada hablan de la sociedad rota; la descripción de una política inútil no merece siquiera explicación; el modelo económico antes vigente está ya caído. Por supuesto, quienes imaginaron que lo último implicaba instalar cualquier cosa, se equivocaron. La política no funciona así”.

Sobre los propios aciertos o equivocaciones, piensa que “el estallido traduce el problema del abuso en la sociedad como una crisis de las formas de reciprocidad” y que “lo señalado en el libro es solo una hipótesis”. Sobre las fuerzas que empujaron el 18-0, cree que estas se encuentran “desactivadas como estallido, pero más fuertes que antes”, que “la generación que traía la legitimidad a la política la ha despilfarrado” y que “el vacío de un proyecto de sociedad continúa siendo problemático”.

Patricio Fernández: Sobre la marcha, 2020

Es más bien observante y nada analítica o diagnosticadora, a diferencia de casi todas las publicaciones de estas páginas. No de casualidad, Sobre la marcha lleva por subtítulo Notas acerca del estallido social. Para febrero de 2020, Patricio Fernández terminaba de escribirla y veía que las llamas de ese estallido aún crepitaban. Asimismo, antes de iniciar un reporte de lo visto, oído y pensado, imaginaba “una oportunidad para conocer al otro, más que para imponer lo propio”, en un proceso constituyente del cual él mismo sería parte.

Dice hoy el escritor que quiso “contar la verdad de lo que estaba percibiendo, lo más de cerca posible”, antes que interpretar los acontecimientos. Así las cosas, el libro envejece a su juicio “como un registro al que acudo cuando quiero saber cómo se vivieron esos días y no como yo los recuerdo ni como los quisiera recordar”. También, como un documento literario que no quiere morir en el mero relato. “Una ayuda de memoria”, si se quiere.

Y precisamente porque no hubo diagnóstico, sino el propósito de “contar una historia que estaba en curso”, es que “sin duda que el libro se queda corto”: es “apenas un capítulo de una historia más larga que, de hecho, me tocó continuar muy de cerca como protagonista en el devenir de la Convención”. Esta última “fracasó en tanto el texto propuesto a los chilenos fue rechazado de manera categórica”, pero “fue un espacio en el que el estallido social se procesó y se institucionalizó”. He aquí “un capítulo de una historia más larga, y creo que quien la quiera cerrar y decidir su significado al día de hoy, olvidando lo que ha ido sucediendo, comete un grave error”. En cuanto a lo que persiste del 18-0, para Fernández “lo que ahí vimos fue un mundo que no se había mostrado. Y si algo hizo o ayudó a contar este libro es a mostrar esos ingredientes. Eso es nuevo, esas nuevas miradas y visiones que se están moviendo y existiendo en Chile no han desaparecido. Pueden estar tomando nuevas formas, enriqueciendo o complejizándose, pero ahí están”.

Iván Poduje: Siete kabezas, 2020

“Una mirada a la sublevación de la calle desde la lógica de las calles mismas”, comentó en La Tercera un columnista acerca de Siete kabezas. Crónica urbana del estallido social. La mañana del 19 de octubre de 2019, el arquitecto Iván Poduje visitó el entorno de las estaciones de Metro atacadas en la jornada anterior. En los días siguientes recorrió Santiago, pero no sólo los lugares que sostuvieron la épica de la revuelta. Esos recorridos son la base de esta crónica, que describe y analiza lo que ocurrió antes, durante y después del estallido.

Octubre, cree hoy Poduje, “sigue vigente”, al estar activas aún algunas de las cabezas que describe en el libro: “Los estudiantes radicales volvieron a organizar evasiones y han destruido liceos, las barras bravas siguen generando estragos y las bandas que dominan barrios en las periferias aumentaron su control territorial, lo que explica el alza en los delitos”. He ahí “las tres cabezas que persisten: Los estudiantes radicales y las barras siguen pegando, con menos frecuencia pero igual de fuertes. ‘La cabeza delictual’, que eran las bandas que dominaban los barrios segregados, aumentaron su poder debido al repliegue de las policías y la falta de apoyo político, y se han sumado loteadores brujos, y mafias que controlan comercio informal o crimen organizado”. Las “cabezas políticas”, en tanto, llegaron al poder, “arrastrando algunas cabezas culturales, así que su debilidad por la violencia ha debido controlarse”.

A su juicio, el libro acertó en “la incidencia que tiene la segregación en la propagación de la violencia del estallido”, situación que “se acentúo en estos años: vemos un aumento significativo de los delitos en barrios o comunas segregadas, lo que se suma a nuevas patologías, como el comercio informal o el desborde de los campamentos. Además, persiste la indolencia de las elites con estos problemas”. ¿Y en qué se equivocó? “En pensar que la ciudadanía iba a castigar a las cabezas políticas que usaron la violencia y la avivaron para llegar al poder. De hecho, les dieron sus votos, lo que me sorprendió mucho”.

Gloria de la Fuente, Danae Mlynarz (eds.): El pueblo en movimiento, 2020

Las coautoras y coeditoras de El pueblo en movimiento. Del malestar al estallido, tuvieron una experiencia editorial análoga cuando llevaron a puerto un libro que se planteó entender el movimiento estudiantil de 2011-12: El pueblo unido… Mitos y realidades sobre la participación ciudadana en Chile (2013). Esta vez quisieron “ofrecer una batería de preguntas sobre las que inevitablemente tendremos que volver y que no surgieron en Chile porque sí”, sintiéndose acompañadas de “la fiel convicción de que nada volverá a ser como antes”.

Ahora asoman las distintas caras de la desigualdad, la cuestión de la violencia, el proceso constituyente de Bachelet y la crisis de representación, entre otros temas. “Nuestro libro busca recoger las variables y los elementos que explican las razones por las cuales se da el estallido social”, explica hoy De la Fuente, para quien varios de los temas abordados “tienen muchísima vigencia”. Es más, piensa que “en algunos casos incluso se han agudizado frente a la falta de respuesta institucional”. Igualmente, cree la politóloga que la obra tiene déficits vinculados a “nuevos temas: los temas digitales, la relevancia que ha cobrado la deuda histórica con los pueblos originarios, son parte de aquellas cosas que todavía es necesario abordar y que no están en este libro necesariamente resueltas. La democracia tiene eso: plantea permanentemente desafíos para la ciudadanía y creemos, por lo tanto, que este es un texto inacabado”. Dicho eso, una tesis importante del libro es que “el camino siempre es el camino de las instituciones, siempre es el camino del encuentro, del diálogo, de las reglas del juego, pero haciéndonos cargo del diagnóstico fundamental de aquello que está en el corazón de ese malestar que esperaríamos que no se vuelva a transformar en estallido”.

No existen hoy, tal vez, las condiciones para que vuelva a ocurrir un fenómeno como el del 18-0, piensa la académica de la Escuela de Gobierno de la UC. Eso sí, remata, “para resolver los malestares y los dolores de la sociedad chilena, es necesario que los caminos institucionales, el diálogo político, la democracia, se allanen a recoger las distintas miradas y los distintos malestares”.

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