En agosto cerca de tres mil astrónomas y astrónomos especializados en galaxias y en el medio interestelar a nivel mundial (materia ubicada entre las estrellas), de la Unión Astronómica Internacional (UAI) seleccionaron por primera vez a una representante de Chile para presidir una división. Se trata de la división H, sobre “Medio Interestelar y Universo Local”, y la profesional escogida por sus aportes al conocimiento del Universo en el área de las galaxias enanas y su importancia en la vida y la evolución del cosmos, fue la astrónoma Mónica Rubio López.
Para Rubio, que en 1976 egresó de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, y en 1992 fue doctora en Astrofísica y Técnicas Espaciales por la U. de París VII, Francia, no sería el único evento destacado de agosto.
El lunes 30, festejó los 100 años de su madre. Y días antes, el viernes 27, a las 10.30 am la llamó la jefa de gabinete del ministro de Educación, para comunicarle que Raúl Figueroa necesitaba hablar con ella.
“El ministro me dijo que se reunió el jurado de Premio Nacional de Ciencias Exactas 2021 y que determinó que yo era la merecedora de este premio”, cuenta a Qué Pasa sobre una grata sorpresa que la encontró, además, en pleno proceso de preparación del matrimonio de su hijo que sería ese día al mediodía. Luego a través de una conversación por Zoom todos los integrantes del jurado la felicitaron. “Fue muy emocionante e inesperado”, admite.
Así ingresó al reducido grupo de científicas que ha recibido esa distinción, que en 1992 reemplazó el anterior Premio Nacional de Ciencias. Previo a Rubio, la también astrónoma María Teresa Ruiz fue reconocida en 1997, y más de dos décadas después, en 2019 lo recibiría la Doctora en Física, Dora Altbir. Ahora son tres las científicas entre los 12 científicos nacionales, como matemáticos, físicos y astrónomos, con el premio que entrega el Ministerio de Educación.
Encantada por los cielos
Ha sido citada en más de seis mil artículos científicos, consigna Google Scholar. Todo reflejo de una destacada y prolífica carrera en la cual la astrónoma sobresale por sus aportes y descubrimientos en la formación de estrellas y el estudio de las regiones moleculares.
Un camino que inició muy joven. Cuenta que cuando estaba en el colegio le encantaba mirar el cielo, “me preguntaba que eran los puntitos brillantes”. Fue en enseñanza media cuando inició cursos en la Asociación Chilena de Astronomía y Astronáutica (ACHAYA), e iba a observar al Cerro Pochoco. “Me pasé toda la enseñanza media los sábados en la tarde en eso, ayudando en la construcción en el Arrayán, y en noche nos quedábamos mirando las estrellas. Desde muy temprano comencé con el interés en astronomía”, recuerda.
Desde 1979 a la fecha se desempeña como académica del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile. También ha sido parte de múltiples conferencias y de congresos internacionales en Estados Unidos, Europa, Japón y Latinoamérica. Cuenta con más de 700 noches de observación en Chile, en telescopios como Hubble y Herschel, y SOFIA de la Nasa.
Cómo nacen nuevas estrellas
Y fue utilizando justamente el telescopio de longitud de onda milimétrica más poderoso del mundo, ALMA, que logró un hallazgo que fue destacó el 9 de septiembre de 2015 por la prestigiosa revista Nature. En el estudio la astrónoma chilena, junto a investigadores de otros países, identificó el proceso de formación estelar en la galaxia enana, Wolf-Lundmark-Melotte (descubierta en 1909), ubicada a tres millones de años luz de la Tierra.
Utilizando el radiotelescopio ALMA, Rubio fue parte del descubrimiento de cómo galaxias enanas forman sus nuevas estrellas. Un hito en la maternidad estelar que permitió resolver un aspecto que hasta ese momento era un misterio en la disciplina, porque a diferencia de lo que ocurre con las estrellas que ya nacieron, en las zonas donde ocurre el proceso de nacimiento de estrellas, no se emite luz, es decir, son oscuras. Pero galaxias como WLM son pobres en elementos pesados como el helio y permiten conocer las condiciones en las que las estrellas pueden haberse formado en el Universo temprano.
Hoy con el galardón máximo de la ciencia en el país, Rubio es reconocida por su rol en la creación de la estructura de la ciencia astronómica en Chile. Organizó y ejerció como directora del Programa de Astronomía de Conicyt y fue vicepresidenta del Consejo de la Comisión en 2019. Fue, además, miembro fundador de la Sociedad Chilena de Astronomía (Sochias) y su presidenta (2004-2006). Desde 2006 a la fecha es parte de la Junta Directiva del Planetario de la U. de Santiago
-Fue en 1979 cuando inició su carrera como profesora en la Universidad de Chile, ¿cómo era entonces enseñar Astronomía en el país?
Toda mi carrera la he desarrollado en la Universidad de Chile. En 1979 me contrataron en el Departamento de Astronomía que abrió cargos para jóvenes que ya tenían magister en astronomía o que lo estaban cursando. A mí y otro estudiante nos contrataron como instructores como se llamaba en ese momento.
En esos años, la verdad es que había solo en la Universidad de Chile, en ingeniería, la posibilidad de estudiar Licenciatura en Astronomía y se había creado recientemente el Magíster en Astronomía en Cerro Calán. La única posibilidad de hacerlo era ingresar al plan común de Astronomía y luego la Licenciatura en Física y después el Magíster en Astronomía. Ya se sabía que Chile tenía un gran potencial por la calidad de sus cielos y ya se sabía que varios proyectos astronómicos importantes se instalarían en Chile. Hoy muchas universidades dan Astronomía con programas de licenciatura, las condiciones son muy distintas.
-¿Cuáles fueron su principales referentes al inicio de su carrera?
No tenía referentes en ese momento, pero sí había leído con mucho interés los libros de Asimov. Luego me marcó mucho la doctora Adelina Gutiérrez, la única mujer en el Departamento de Astronomía, la única astrónoma que tenía un doctorado, el resto de los profesores no tenía estudios en el extranjero como ella. Ella se dedicaba a un área que no me motivaba mucho, pero el hecho de que era mujer, madre de cuatro hijos, que había logrado sacar adelante su carrera, viajando al extranjero, en esa época fue muy pionera. Fue un gran estímulo.
-Ha sido destacada por su colaboración de la creación de la estructura de la ciencia astronómica en Chile ¿Cómo fue el proceso de creación del Programa de Astronomía de Conicyt?
Estuve bien involucrada en los convenios que en los años 90 se firmaron cuando Chile comenzó con los observatorios internacionales, para que el 10% de la observación fuera para astrónomos chilenos. Participe mucho en esas acciones. Y en 2007 al terminar mi presidencia de la Sochias me llamaron de Conicyt, que alojaba entre sus responsabilidades todos los convenios de astronomía. Querían armar una unidad para concentrar todos esos esfuerzos. Vivian Heyl, la presidenta de Conicyt, me invitó a participar y a crear el programa de astronomía. Ella fue muy visionaria en el desarrollo de la astronomía, que tendría un impacto muy grande que posicionaría a Chile en el concierto mundial. Así armé y trabajé con ella para establecer ese programa, para coordinar y desarrollar los instrumentos que permitieron el desarrollo explosivo de la astronomía del 2000 hasta ahora.
-¿Cómo ve el panorama de la astronomía nacional gracias a los nuevos instrumentos y telescopios gigantes que se están construyendo en el país?
La generación que viene, los que estudian y las jóvenes que se dedican a la ciencia tienen un futuro esplendoroso. Vamos a concentrar el 70% de la capacidad de los telescopios del mundo acá. Se están construyendo telescopios gigantes en Chile, todos ellos de vanguardia y pioneros, lo que augura un gran potencial e impacto de la ciencia chilena en esta disciplina. Hoy hay más posibilidades. Hay 24 instituciones que imparten Astronomía, más posibilidades de cargos académicos. Hoy los fondos específicos para astronomía permiten tener posiciones post doctorales, que una universidad contrate astrónomos es difícil en todo el mundo, es muy competitivo, pero están éstas otras posiciones. La mayoría que se han formado en doctorado quiere volver a Chile, y los preparados fuera de Chile quieren venir, porque tenemos tecnología de vanguardia.
Eventualmente con la creación del Ministerio de Ciencia hay una posibilidad y alternativa de que científicos y no solo astrónomos, sean parte y apuesten a la institucionalidad y el desarrollo de la ciencia en Chile.
-Hoy la Astronomía vive un momento de mucha expansión en el país, pero sigue mostrando diferencias de género importantes. En su caso, por ejemplo, es parte del 21% de mujeres astrónomas académicas, versus el 79% de hombres en los mismos cargos.
En general en las ciencias, en todas las carreras STEM la cantidad de mujeres que ingresa es más baja que la de hombres y naturalmente las que terminan son también menos. Lo que tratamos de mostrar hoy es que las mujeres talentosas pueden. El talento no tiene género. Las capacidades no tienen género. Hay que motivar a que las niñas y jóvenes a que elijan esta carrera. El censo de Sochias dice que el 20% está en cargos académicos y todas esperamos que crezca. Ya se ve un aumento en el número de estudiantes de pregrado y la proporción es más alta, casi del 50%. Hay interés, lo que tenemos que hacer es que no se pierdan esas jóvenes. Que sepan puede hacer una carrera científica como mujer, compatible con tener una familia, para las que quieran tener hijos. Cada vez más mujeres están llegando a cargos de responsabilidad, socialmente son mundos en que muchas de las prácticas, como los horarios, por ejemplo, están muy masculinizados y eso hay que cambiarlo
Para mí era importante como mujer no solo ser científica, sino formar una familia. Una de las características que a mí me ha permitido hacer una carrera científica y que hoy se ha reconocido con el Premio Nacional, es el hecho de tomar las oportunidades que a uno se le presenta. Cuando se abran puertas hay que atreverse a atravesar esas puertas, esa ha sido una enseñanza que recogí en el colegio, que lo importante era tomar las oportunidades y que, si llegaba a la meta bien, pero también bien por el trabajo logrado. No a priori decir ´no puedo´. Hacer todo lo posible, eso es perseverancia por una parte y no asustarse y cruzar las puertas.