Los partidos opositores a Benjamin Netanyahu negociaban el jueves para conseguir un voto de confianza del Parlamento, tras lograr un acuerdo para formar un gobierno heterogéneo que sacaría del poder al primer ministro que ha estado en el cargo por más de 12 años, el mandato más largo en la historia de Israel.
Aunque aún se desconoce la fecha de la reunión del Parlamento para definir el voto de confianza, Netanyahu se niega a abandonar el poder sin dar la pelea. Así lo demostró en un mensaje difundido en su cuenta de Twitter: “Todos los diputados elegidos con el apoyo de la derecha deben oponerse a este peligroso gobierno de izquierda”.
En una serie de tuits, Netanyahu criticó a Naftali Bennett, líder del partido de derecha Yamina, por “venderse” a la islamista Lista Árabe Unida, por aceptar algunas de sus demandas sobre demoliciones de casas, pueblos beduinos no reconocidos y presupuestos para la comunidad árabe.
Poco antes de que venciera el plazo a la medianoche del miércoles, el jefe de la oposición israelí y líder del partido centrista Yesh Atid, Yair Lapid, informó al Presidente de Israel, Reuven Rivlin, que había conseguido los apoyos necesarios (61 diputados de 120) para una coalición que pondrá fin a dos años de crisis política, marcada por cuatro elecciones y ningún gobierno estable.
Las negociaciones que llevaron al acuerdo formal duraron varios días. Sin embargo, para hacer un gobierno, la coalición debe obtener el voto de confianza de una mayoría en la Knesset, el Parlamento israelí. La convocatoria de esta votación está en manos del presidente del Parlamento, Yariv Levin, del partido de derecha Likud -de Netanyahu-, y algunos analistas sostienen que podría retrasar la votación con la esperanza de que en ese tiempo, bajo presión del primer ministro, algunos diputados resquebrajen la coalición.
Según el acuerdo de última hora de una coalición de partidos de oposición, Bennett, que se opone a un Estado palestino y es un abanderado de los nacionalistas religiosos, se desempeñará como primer ministro hasta 2023. Si el nuevo gobierno se mantiene unido por ese tiempo, el acuerdo exige que sea reemplazado por Lapid, un expresentador de televisión centrista considerado un abanderado de los israelíes seculares. Lapid estaría al mando los dos años restantes del mandato de la coalición.
El acuerdo se realizó entre ocho partidos políticos de una diversa gama de ideologías, desde la izquierda hasta la extrema derecha, entre ellos Raam, el primer grupo árabe independiente en unirse a una alianza política de gobierno en la historia de Israel.
“Esperamos que funcione y que se establezca un gobierno después de cuatro rondas de elecciones”, dijo el líder de la colectividad, Mansour Abbas, consignado por el diario Yedioth Ahronoth. Abbas también afirmó que había acordado con el nuevo gobierno una serie de políticas y presupuestos relacionados con el sector árabe.
“Hemos alcanzado una gran cantidad de acuerdos en diversas áreas que sirven a los intereses de la sociedad árabe y brindan soluciones a sus problemas más importantes: la planificación, la crisis de la vivienda y, por supuesto, la lucha contra la violencia y el crimen organizado”, indicó.
Según una declaración reciente del partido islamista, Bennett y Lapid le prometieron a Raam 2,5 millones de shekels (alrededor de US$ 770.000). Además, se invertirán 20 millones de shekels (US$ 6.156.000) durante los próximos 10 años para reparar la infraestructura en ruinas en las ciudades y los pueblos árabes.
El partido de Abbas, el ala política de la rama sur del Movimiento Islámico de Israel, se separó de la principal alianza árabe, la Lista Conjunta, antes de las elecciones del 23 de marzo, después de manifestarse a favor de trabajar con el Likud de Netanyahu y otras facciones de derecha para mejorar los niveles de vida de los árabes.
Bennett señaló que nunca pensó que formaría un gobierno con Abbas, pero que lo está haciendo “por mi país”. En una entrevista con Channel 12 News, el líder de Yamina agregó que “durante la guerra y los disturbios hubo algo que me atrapó. Abbas vino a la sinagoga en Lod (que había sido incendiada) durante los momentos más tensos, y dijo: ‘Quiero ayudar’”, indicó Bennett en referencia a la violencia que estalló en ciudades mixtas durante las últimas hostilidades con Gaza. “Vi a un hombre decente, vi a un líder valiente, hay que decirlo”.
El diario The New York Times señala que si bien algunos analistas elogiaron el acuerdo como un reflejo de la amplitud y complejidad de la sociedad israelí contemporánea, otros hicieron notar que encarnaba la disfunción política de Israel. También pronosticaron que el pacto no duraría, dada la incompatibilidad de quienes lo firmaron.
Una demostración de los difíciles tiempos que vienen producto del acuerdo ocurrió este jueves, cuando unas 800 personas protestaron cerca de la casa de la legisladora Ayelet Shaked, de Yamina, contra la decisión de su partido de formar una coalición con Lapid. También estuvieron presentes unas pocas decenas de personas para manifestarse a favor de la coalición, indicó el diario israelí Haaretz.