No se pudo: Sichel no logra pasar al balotaje y deja en duda apoyo a Kast en segunda vuelta
El candidato de Chile Podemos Más era el favorito de la derecha, hasta la irrupción de José Antonio Kast. El exministro, que quedaba en cuarto lugar, tuvo una seguidilla de enfrentamientos con los partidos del bloque, además de cometer errores forzados y no forzados. Cerca de las 20.00 reconoció su fracaso, y si bien se abrió a respaldar al líder de Republicanos, mantuvo el suspenso.
Estaba evidentemente afectado. El abanderado de Chile Podemos Más, Sebastián Sichel, llegó de la mano de su esposa, Bárbara Encina, a las 19.46 a la sede de su comando, ubicado en Las Condes. Minutos antes, su equipo de comunicaciones, su círculo más íntimo y adherentes se apostaron en la entrada para esperarlo y acompañarlo hasta ingresar a las dependencias. Apenas lo vieron arribar al lugar comenzaron a aplaudirlo, algunos de ellos, como su coordinador político, Pedro Browne, lo abrazaron. Varios de ellos tenían los ojos llorosos, la derrota asumida y estaban conscientes de que el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, lo había superado con creces.
Con el 99,74% escrutado, Sichel quedaba relegado al cuarto lugar, con un 12,77%, muy lejos del 27,91% de Kast y del 25,82% de Gabriel Boric. En tercer lugar se ubicaba Franco Parisi (12,81%), mientras que Yasna Provoste (11,61%) conseguía apenas el quinto lugar.
De los partidos de Chile Podemos Más solo llegaron, pasadas las 18.00, el presidente del PRI, Rodrigo Caramori, y el secretario general, Diego Berríos, quienes también acompañaron a Sichel en su llegada. El exministro de Desarrollo Social subió directo al tercer piso de su comando, entregó unas palabras a su equipo y, ocho minutos después, bajó para realizar un punto de prensa en el patio trasero del lugar. Así lo habían coordinado antes de su llegada. En su discurso, que duró cuatro minutos con 28 segundos, Sichel reconoció rápidamente la derrota: “No nos fue bien. Hay que reconocerlo”.
El abanderado oficialista manifestó que “ya es evidente que esta campaña y esta candidatura no pasó a segunda vuelta presidencial”. De igual manera, Sichel, además de agradecer a los partidos y su círculo más íntimo, sostuvo que aún no toma una decisión sobre si apoyará o no a Kast, pero manifestó -a diferencia de la negativa que había mostrado más temprano en una entrevista a CNN Chile- apertura para conversar con él para llegar a un acuerdo. Su cambio de tono, de hecho, fue valorado en privado por el oficialismo, debido a que creen que contribuye para el sector y para propiciar un escenario favorable para que Kast gane en el balotaje.
El exministro llamó personalmente al líder de Republicanos para felicitarlo por su triunfo. Un contacto que duró solo unos minutos y que, dicen en su entorno, fue más bien “protocolar”. En su discurso, Sichel también recalcó que no votará por Gabriel Boric, porque “no quiero que gane la extrema izquierda”.
Tras su declaración a la prensa, el abanderado oficialista se retiró rápidamente del lugar y solo algunos integrantes de su equipo se quedaron en el comando aún digiriendo los resultados que estuvieron muy por debajo de lo esperado, ya que aspiraban a que si perdían fuera por un margen de tres puntos y no quedar relegados a los últimos lugares.
Luego de la partida de Sichel, llegaron al comando dirigentes de Evópoli: su presidente, Andrés Molina; la secretaria general, Luz Poblete, y el exabanderado Ignacio Briones. Los tres se quedaron hablando con el círculo de Sichel, a quien -desde el lugar- llamaron por teléfono. El Presidente Sebastián Piñera también contactó a su exministro de Desarrollo Social. Quienes conocieron de la llamada -que duró un par de minutos- sostienen que el Mandatario le dio un sentido mensaje y que valoró el esfuerzo puesto en campaña.
Las horas previas
La jornada de Sichel partió temprano. Desayunó con su familia y luego asistió a votar, pasadas las 10.00, junto a su esposa y tres hijos en el Colegio Seminario Pontificio Menor de Las Condes. Ahí realizó un punto de prensa, donde insistió en que “estamos muy tranquilos que vamos a pasar a segunda vuelta”.
A esas alturas, el abanderado de Chile Podemos Más seguía manteniendo esperanzas de que podía estar en el balotaje, sin embargo, en el oficialismo y en un par de integrantes de su comando había voces que lo daban por perdedor. Con todo, evitaba ponerse en ese escenario y se resistía a decir, al igual que en los días anteriores, si es que apoyaría o no a Kast en segunda vuelta. De hecho, reiteró que tienen muchas diferencias.
La derrota fue amarga para el abanderado. Esto, porque luego del último debate presidencial del lunes, Sichel estaba reanimado y volvió a creer en su eslogan de campaña “Se puede, claro que se puede”. Su buen desempeño en el foro de Anatel, en contraste con la performance de Kast, hizo que aumentaran sus expectativas para pasar a segunda vuelta. De hecho, su equipo, encargó rápidamente que realizaran nuevos focus group para medir el nuevo escenario, los cuales, según transmitían hasta el sábado, lo ubicaban en el tercer lugar, a seis puntos de Kast y a dos del abanderado de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric. Si bien no sabían si les iba a alcanzar para pasar al balotaje, las esperanzas del equipo de Sichel estaban vivas.
El principio del fin
Sichel había arrancado bien su campaña. Esto, después de imponerse en las primarias de Chile Vamos en julio, con el 49% (659 mil votos.) Sin embargo, una serie de errores, forzados y no forzados, fueron golpeando su campaña. El momento crítico tuvo lugar en septiembre. Sebastián Sichel iba en auto camino a una gira regional junto a Pedro Browne, cuando se dio cuenta de que los partidos oficialistas no podían asegurar los votos de sus propios diputados en contra del proyecto de cuarto retiro previsional.
—No tienen idea, hay muchos que votarán a favor.
La advertencia se la hizo Browne al abanderado oficialista mientras iban en la ruta, unas horas antes de la votación de la moción que terminó siendo aprobada el 28 de septiembre, luego de hablar por teléfono con varios parlamentarios con quienes se contactó para saber cómo venía el panorama. Acto seguido, el exministro de Desarrollo Social llamó por teléfono al timonel UDI, Javier Macaya, para preguntarle proyecciones de la votación. El diputado no pudo asegurarle nada.
Ahí Sichel hirvió en ira. ¿La razón? En todos los días previos, el abanderado había levantado una fuerte ofensiva emplazando a los parlamentarios oficialistas a rechazar la medida e, incluso, les advirtió que, de lo contrario, no apoyaría a quienes fueran como candidatos. El exministro se había embarcado con esa apuesta para dar una muestra de liderazgo y lo hizo, dicen en su comando, solo porque las colectividades le habían asegurado que los diputados iban a estar alineados. Finalmente, el proyecto terminó siendo aprobado con 18 votos oficialistas y el liderazgo de Sichel se vio golpeado.
En el comando del abanderado oficialista identifican ese hito como el principio del fin, que se terminó consagrando ayer con la derrota de Sichel.
Según las mediciones internas de su comando, por su despliegue por el cuarto retiro Sichel comenzó a caer. Tampoco le sumó, dicen en su entorno, la demora que tuvo en reconocer que había efectuado el primer retiro previsional, pese a estar en contra de la medida. Ahí se afectó uno de sus atributos: la credibilidad. El propio Sichel, de hecho, lo reconoció como un error en una de las tantas entrevistas que realizó.
Tensa relación con partidos
Una constante en la campaña de Sichel fue su tensa relación con Chile Podemos Más. Luego del episodio por el cuarto retiro previsional, el abanderado tuvo una seguidilla de enfrentamientos con los partidos del bloque, los cuales demandaban que fueran más incluidos en el comando. Tras las primarias, el abanderado era reacio a que tuvieran un rol en la primera línea, porque consideraba que había ganado esos comicios como independiente, sin el apoyo oficial de ninguna de esas colectividades y, por lo tanto, su apuesta era seguir relevando esa autonomía. De esa forma, se escogieron algunos representantes de los partidos oficialistas, pero tenían un rol de segunda línea.
De hecho, en el comando creían que “la fórmula ganadora” ya la tenían. Así lo transmitieron personeros del entorno de Sichel al Presidente Sebastián Piñera en una presentación que le hicieron en La Moneda. Por esos días, en el equipo de Sichel decían incluso que Kast no “era un factor de riesgo” en la campaña y que ellos mantendrían la estrategia de la primaria de apuntar más hacia un electorado de centro e independientes.
Este diseño, en todo caso, era resistido por los partidos, porque creían que se estaba descuidando al electorado de derecha y que eso lo podía captar mejor Kast. Y así fue pasando y, en privado, varios comenzaron a sentir más afección por el ex UDI.
Al mismo tiempo, fueron sucediendo otros episodios que encendieron las alarmas y que tensaron las relaciones entre el comando y los partidos, entre ellas, que Pedro Velásquez fuera incluido en la lista parlamentaria del oficialismo como candidato a senador, pese a la negativa de Sichel. También la publicación de un reportaje que daba cuenta de que el exministro recibió financiamiento irregular en su campaña a diputado de 2009. Todo eso, reconocen en su comando, fueron generando coletazos que repercutieron en la aprobación del abanderado.
Así, pese a la resistencia inicial, el comando optó finalmente por incluir más a los partidos y se impulsó a inicios de octubre la idea del “comando unido”: se escogieron nuevos representantes y se nombró a dos voceros: Isabel Plá (UDI) y Francisco Undurraga (Evópoli). Por otro lado, Sichel intentó recuperar “su tono” más cercano y volvió a ir a los matinales con una pizarra -como lo hacía en sus tiempos de ministro de Desarrollo Social- para explicar su programa.
A pesar del nuevo despliegue, continuaron las repercusiones por la publicación del reportaje: Sichel sacó a su coordinador de campaña, Cristóbal Acevedo, y Plá decidió dar un paso al costado tras estar solo unos días como vocera. Según comentaban por esos días, no se sentía considerada en las decisiones y “bajadas comunicacionales” del comando.
Así, las tensiones alcanzaron su peak más alto y, una vez más, los partidos demandaron mayor inclusión. En medio del áspero clima, Sichel optó por nombrar a Juan José Santa Cruz como el nuevo coordinador de campaña, mientras que los presidentes y secretarios generales de los partidos asumieron la coordinación directa con el comando.
A mediados de octubre, sin embargo, las cosas se volvieron a crispar entre Sichel y los partidos. A Chile Podemos Más no le acomodaba la estrategia del candidato de diferenciarse de Kast, quien iba subiendo en las encuestas, debido a que creían que se estaba cayendo en “ataques personales” y no solo en buscar contrastes programáticos.
En paralelo al malestar, Sichel continuaba a la baja en los sondeos y, en medio de esto, a los descuelgues de RN en favor de Kast, se sumaron los de la UDI. El 26 de octubre, el senador Claudio Alvarado anunció que votaría por el líder de los republicanos, a lo que se sumaron cuatro diputados más de esa colectividad.
Eso generó la ira nuevamente de Sichel, debido a que no había sido notificado previamente por la directiva UDI. Así, luego de una tensa jornada en la que se reunió con su equipo más íntimo, nuevamente decidió tomar distancia de los partidos. Ese día, flanqueado por su círculo más íntimo, dio libertad de acción a las colectividades y los emplazó a decidir entre su proyecto político y el de Kast. Además, se quejó porque no se estaba respetando que él fue quien ganó las primarias del bloque.
Ninguno en privado en Chile Podemos Más consideró que fue una buena estrategia lo que hizo, sin embargo, pese a todo, en público decidieron salir a respaldar a Sichel. La UDI, eso sí, lo hizo pidiendo un compromiso mutuo y explícito de apoyo en segunda vuelta en caso de que pasara Kast o viceversa. Eso también molestó al abanderado y a su entorno, porque sintieron que se estaba dando por perdida su candidatura. En paralelo, todos los otros timoneles del bloque también transmitían que, de pasar Kast al balotaje, le darían su apoyo.
Como sea, la campaña continuó con altos y bajos: Sichel intentó dejar atrás los traspiés, los partidos atenuaron sus críticas, al menos en lo público, e intentaron dar señales de unidad. No obstante, recién el lunes 15 de noviembre, en el último debate televisivo, a solo unos días de la elección, el abanderado volvió a creer que tenía opciones de pasar a segunda vuelta y que, al igual que las primarias, podía dar una sorpresa. Finalmente, no se pudo.
Sichel dijo anoche que a partir de ahora estará fuera de la línea política y que se tomará unos días con su familia. “He tomado la decisión de dar un paso al costado en mi vida pública”, concluyó. Respecto de sus planes a futuro, ha dicho que le gustaría volver a ser profesor universitario.
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