El divorcio que no acaba. Desde que comenzaron las negociaciones por la relación entre Reino Unido y la Unión Europea tras el Brexit, la frontera entre las Irlandas siempre ha sido un punto sensible. El Parlamento Europeo pospuso este jueves el establecimiento de una fecha para ratificar el acuerdo comercial y de seguridad con Londres firmado en diciembre, después de que el gobierno de Boris Johnson fuera acusado de violar el derecho internacional por segunda vez en Irlanda del Norte al prorrogar -de forma unilateral- por seis meses la suspensión de controles a los productos agroalimentarios que llegan allí procedentes de Gran Bretaña. Se trata del llamado Protocolo de Irlanda, el anexo del Acuerdo de Retirada de la UE.
Con el fin de evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte -que pertenece a Reino Unido- y la República de Irlanda -que es un Estado miembro de la Unión Europea- una vez que comenzara el Brexit, se acordó que Irlanda del Norte quedaba en varios puntos en línea con las normativas del mercado único europeo de bienes. Así, por ejemplo, la entrada de un camión cargado de carne escocesa a Irlanda del Norte, por el Mar de Irlanda, sería considerado como un ingreso en territorio de la UE y, por lo tanto, tendría que cumplir con los requisitos necesarios, como los temas sanitarios.
En ese sentido, se estableció un período de gracia para evitar un gran impacto a las industrias a partir del 1 de enero de 2021. Así, la expiración de este se fijó para el próximo 1 de abril. Sin embargo, el gobierno británico anunció unilateralmente que lo extendería hasta el 1 de octubre.
Los controles aduaneros han escalado la tensión entre los unionistas norirlandeses, visceralmente apegados a la corona británica, que los ven como una frontera entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido. Desde principios de año la aplicación de los nuevos controles ha dificultado, además, el abastecimiento de comercios, principalmente supermercados, en Irlanda del Norte. Y en febrero fueron suspendidos a raíz de la aparición de mensajes de amenaza contra los agentes de aduanas que los realizan.
La disputa se hace eco, dice el diario Financial Times, de la crisis en las relaciones entre la UE y Reino Unido del año pasado, cuando Londres quiso anular el acuerdo de divorcio por preocupaciones con respecto a Irlanda del Norte. Ese incidente llevó a la Comisión Europea a iniciar acciones legales, y la disputa finalmente se desactivó con el nuevo acuerdo comercial posterior al Brexit alcanzado a fines de diciembre.
El periódico recuerda que las relaciones entre Londres y Bruselas se deterioraron aún más a fines de enero, cuando la UE actuó unilateralmente para asegurar el suministro de la vacuna contra el Covid-19, activando una cláusula de anulación en el acuerdo de Irlanda del Norte sin consultar a Londres o Dublín. La medida fue rápidamente rescindida, pero provocó acusaciones de mala fe por parte de Gran Bretaña.
El gobierno británico rechazó este jueves las acusaciones de Bruselas y aseguró que no ha infringido el acuerdo del Brexit con la Unión Europea. “Este tipo de medidas operativas tienen muchos precedentes y son comunes en otros acuerdos comerciales internacionales”, afirmó un portavoz del primer ministro Boris Johnson. “Son totalmente coherentes con nuestra intención de cumplir de buena fe nuestras obligaciones en virtud del protocolo de Irlanda del Norte”, agregó.
Se trata de una medida “técnica” y “temporal” para “dar más tiempo a empresas como los supermercados y los operadores de mercancías para adaptarse”, explicó el encargado británico de las relaciones con Bruselas, David Frost, según un comunicado de Downing Street.
Ante esto, fuentes del Parlamento Europeo dijeron al diario The Guardian que se había retrasado la decisión sobre cuándo se ratificaría el acuerdo comercial y de seguridad. Se esperaba que la votación se realizara el 25 de marzo, pero después de una reunión este jueves se dejó fuera de la agenda parlamentaria por ahora. La votación, indicó el periódico, podría retrasarse potencialmente hasta finales de abril, para permitir que los eurodiputados sigan el desarrollo de la disputa sobre la frontera de Irlanda del Norte.
El acuerdo comercial y de seguridad con Reino Unido se encuentra en vigor provisionalmente, pero aún no ha sido ratificado formalmente por el Parlamento. Sus disposiciones desaparecerían si los eurodiputados no lo respaldaran, lo que dejaría a Londres con un resultado sin acuerdo, incluidos los aranceles sobre los bienes, explicó The Guardian.
El diario The Times señaló este jueves que la Unión Europea está planeando acciones legales que afectarán el comercio entre Londres y Bruselas. La nueva tensión podría bloquear las conversaciones para facilitar el acceso de la ciudad de Londres al mercado único europeo de servicios financieros. Simon Coveney, el ministro de Relaciones Exteriores de Irlanda, advirtió que la medida británica envenenaría las relaciones y perdería cualquier espacio político para la flexibilidad en Irlanda del Norte.
“Desafortunadamente, lo que esto significa es que la UE ciertamente ve que están negociando con un socio en el que simplemente no pueden confiar y esta no es la primera vez que esto sucede”, dijo Coveney.
¿Peligra la paz en Irlanda del Norte?
El ministro de Asuntos Europeos de Irlanda, Thomas Byrne, dijo -según consignó The Guardian- que el proceso de paz en Irlanda del Norte no debería ser una víctima del “nuevo enfoque antagónico de Reino Unido hacia la UE”. En ese sentido, indicó que temía las consecuencias para la paz continua en Irlanda del Norte si los problemas fronterizos allí se veían envueltos en la difícil relación entre Bruselas y Londres.
En la misma línea, grupos paramilitares unionistas de Irlanda del Norte, apegados a la corona británica anunciaron que retiran su apoyo al Acuerdo de Paz del Viernes Santo de 1998 debido al nuevo estatuto post Brexit de la provincia, que provoca tensiones entre Reino Unido y la UE.
En una carta a Johnson, el Consejo de Comunidades Leales (LCC) anunció que “retira su apoyo al Acuerdo de Belfast y a sus instituciones hasta que se restablezcan nuestros derechos en virtud de dicho acuerdo”. El LCC representa a tres grupos responsables de muchas muertes durante las tres décadas de conflicto norirlandés, que enfrentó a unionistas protestantes y católicos republicanos partidarios de la anexión a la República de Irlanda.
No obstante, precisó el LCC, esta oposición unionista al estatuto especial establecido para Irlanda del Norte en el acuerdo del Brexit es “pacífica y democrática”.
Su anuncio refleja, dice la agencia France Presse, el impacto del Brexit en el delicado equilibrio que mantiene la paz en esa provincia británica de conflictiva historia.