Algunas voces lo anticipaban, pero no era la mayoría. El consenso apuntaba a un incremento de 50 puntos base. Sin embargo, el ente rector irrumpió con un incremento de 75 puntos base y dejó la tasa de interés en 1,5%. La decisión se adoptó de manera unánime.

Es que el temor de un posible sobrecalentamiento de la economía y sus consecuencias macroeconómicas están más presentes que nunca. Y por ello, como una nueva señal de alerta el Instituto emisor quiso dar un golpe de timón y ponerse “delante de la curva”, es decir, guiar las expectativas y amortiguar las presiones inflacionarias.

“El mayor crecimiento de la actividad y la fuerte expansión del consumo prácticamente cerraron la brecha de actividad en el segundo trimestre, y la volverán positiva en lo venidero, elevando la presión sobre los precios”, mencionó el Central. Asimismo, advirtió que todo esto ha implicado un alza de la inflación y elevando sus perspectivas de corto plazo.

A ello se suma en este resultado el desfavorable comportamiento de otras variables relevantes para la inflación, como el mayor traspaso cambiario de la depreciación idiosincrática del peso, una oferta global que aún no ha logrado reestablecerse completamente tras la pandemia y el aumento del precio de los combustibles. Destacó que las expectativas de inflación a corto plazo se han elevado en lo más reciente. “A dos años plazo, la mediana de la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) se encuentra en 3%, mientras que la de la Encuesta de Operadores Financieros (EOF) mostró un aumento hasta 3,5%”, puntualizó.

Con estos antecedentes, el BC aceleró la marcha del proceso de normalización de la política monetaria. “El Consejo ha respondido a la necesidad de evitar la acumulación de desequilibrios macroeconómicos que, entre otras consecuencias, podría provocar un aumento más persistente de la inflación que la lleve a desviarse de la meta de 3% a dos años plazo”, señaló el ente rector en un comunicado.

En ese sentido, dijo en “el Informe de Política Monetaria (IPoM) que se publicará mañana contiene los detalles del escenario central, las sensibilidades y riesgos en torno a este, y sus implicancias para la evolución futura de la TPM”.

Esta alza de 75 puntos bases es la más alta desde 1998, cuando en plena crisis asiática el ente rector elevó el instrumento monetario desde 8,5% a 14%, es decir, en 23 años. Ahora bien, en términos estadísticos, se trata del mayor salto desde agosto de 2001 (desde 3,5% a 6,5%) debido al cambio metodológico de pasar de una tasa real a una nominal.

Descripción del escenario interno

En su análisis del escenario interno, el BC sostiene que el PIB del segundo trimestre anotó una variación anual de 18,1%, por sobre lo esperado en el IPoM de junio. Resalta que “la composición del gasto mostró un extraordinario dinamismo del consumo privado, que superó lo previsto y da cuenta que las inyecciones de liquidez a los hogares están teniendo un efecto en el consumo mayor al esperado”.

Menciona que los datos de comienzos del tercer trimestre ratifican esta tendencia, con ventas del comercio que mantienen un alto dinamismo. “La ampliación hasta fin de año de las transferencias a los hogares determina que el crecimiento del gasto fiscal previsto para 2021 será mayor a lo considerado en el IPoM”. Y la inversión también ha sorprendido al alza, muy concentrada en su componente importado de maquinaria y equipos.

En cuanto al mercado laboral, el ente rector describe que “sigue afectado por fuerzas contrapuestas, aunque con mejoras en los últimos registros y la evolución de los salarios es coherente con una creciente escasez de mano de obra.

Mercados financieros y retiros de fondos

En su comunicado también analizó la situación de los mercados financieros y el impacto que están teniendo los retiros de los 10% de los fondos de pensiones. “El mercado financiero continúa dominado por factores idiosincráticos, entre los que destaca la posibilidad de nuevos retiros masivos de ahorros previsionales”, dice y agrega que “esto ha repercutido en que las tasas de interés del mercado de renta fija que consignan alzas adicionales desde la reunión pasada, sobre todo en la parte corta de la curva nominal (de los instrumentos en pesos de menor plazo).

Destaca que las tasas a 10 años también subieron, ampliando la distancia con sus pares externos. Esto contrasta con la caída significativa de los rendimientos en UF de más corto plazo, ligado al incremento de las expectativas de inflación, especialmente tras la sorpresa en el dato del IPC de julio.

El tipo de cambio mantuvo una tendencia al alza, con lo que el peso acumuló una depreciación cercana a 5% respecto del dólar desde la reunión pasada y menciona que el aumento de las tasas de interés de largo plazo ya ha comenzado a traspasarse al mercado hipotecario.

La visión del mercado

Los economistas si bien se mostraron sorprendido por esta alza de 75 puntos base, dicen compartirla y entenderla, ya que argumentan que el ente rector no quiere que la inflación se desbande ante el mayor dinamismo del consumo.

Desde Santander explican que “detrás de la decisión de política está la preocupación del Consejo de que una combinación de una demanda muy dinámica, una economía que ha cerrado brechas -y que seguirá creciendo a un ritmo elevado en los próximos meses- y distintos shocks de oferta, como alzas de costos internacionales por disrupciones de las cadenas productivas -como subida del precio del petróleo y un tipo de cambio más depreciado por factores idiosincráticos- pudiese traducirse en una dinámica altamente inflacionaria”.

En Scotiabank señalan que “el BC estaría preocupado de una aceleración inflacionaria ante la permanencia de altos costos logísticos, la ausencia de presiones desinflacionarias desde el tipo de cambio y el aumento en el precio de combustibles. Por ahora, consideramos esta alza como un “golpe en la mesa” de manera de aplacar las expectativas inflacionarias de corto y mediano plazo que se ubicaban marcadamente sobre promedios históricos”.

Para Scotiabank es probable que el BC reduzca la intensidad de retiro del estímulo monetario a 50 puntos base en la reunión de octubre y 25 puntos base en la reunión de diciembre, lo que dejaría la TPM en 2,25% a diciembre 2021. “El camino de normalización reduciría su intensidad durante el 2022”, puntualizan.

A su turno, Antonio Moncado, economista senior de Bci, sostiene que el principal mensaje que envía es que “la economía está sobre niveles de crecimiento potencial, lo que generará presiones inflacionarias y desequilibrios macros que se pueden estar incubando”. Moncado espera un alza más gradual en las reuniones de octubre y diciembre para llegar a fines de años en 2% a 2,25%. Y Felipe Alarcón, economista de Euroamerica comenta que con esta acción el Central “no está dispuesto a tolerar un desenclaje de la inflación y que subirá la tasa todo lo que sea necesario”. Por ello, espera que este año finalice con una tasa “muy probablemente sobre 2%, aunque se si concreta un cuarto retiro de los fondos podría ser mayor”.