Después de 16 años a la cabeza de la Cancillería de Alemania, Angela Merkel comienza a despedirse del poder previo al Superwahljahr, el año superelectoral que llevará a los alemanes a acudir a las urnas para los comicios generales del próximo 26 de septiembre, que definirán al sucesor o sucesora de la líder germana. El bloque conservador llevará en las papeletas a Armin Laschet, quien deberá enfrentar a la candidata de los Verdes, Annalena Baerbock, mientras la ultraderecha intentará dar una nueva sorpresa electoral.

La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel y la Unión Social Cristiana (CSU) lograron zanjar ayer meses de dudas e incertidumbre. En un “sobrio” movimiento político, el primer ministro de Baviera y líder de la CSU, Markus Söeder, renunció a representar en los comicios a la alianza de centroderecha y respaldó al jefe de la CDU, Armin Laschet, quien alcanzó un 77,5% de respaldo en la reunión interna del conglomerado político.

De esta manera, Laschet, el representante de la región con más habitantes de Alemania, Renania del Norte-Westfalia, y un “cercano políticamente” a Merkel que llegó a liderar la CDU en enero pasado, tendrá la tarea de reconquistar al electorado alemán cuando la alianza oficialista se ha visto duramente golpeada en las encuestas por la pandemia del Covid-19.

En medio de la crisis de refugiados de 2015, Laschet emitió una postura leal a la política de puertas abiertas de Merkel, lo que instauró una imagen de “candidato a la continuidad”, según el diario británico The Guardian.

“La suerte está echada. Armin Laschet es el candidato a canciller de la Unión. Lo respaldaremos con todas las fuerzas y sin resentimientos. No queremos una división, sino unidad total”, señaló Söeder tras conocer su derrota en las primarias, por 31 votos contra nueve, en un intento, además, por aplacar los rumores de que la CSU -el “hermano menor” de la alianza- presentaría una postulación independiente.

Según Deustche Welle, varios estados federados del este, donde es especialmente fuerte la ultraderecha y se considera que el ala derechista podría tener más empuje, se pronunciaron a favor de Söder. Incluso, el líder bávaro aventaja a Laschet en popularidad debido a su gestión contra el coronavirus y fue catalogado como el Kandidat der Herzen, el “candidato de los corazones”.

“Quien gane no estará en una posición fuerte. Söeder o Laschet sabrán que están iniciando una campaña electoral con solo la mitad de su base apoyándolos”, advirtió el diario alemán Handelsblatt.

El terremoto político que dejó la canciller Angela Merkel cuando anunció en octubre de 2018 que su quinto mandato sería el último y posteriormente dejó el liderazgo de la CDU, sigue sacudiendo al país. Desde ese momento, el ala conservadora ha intentado bajo presión levantar una figura que logre aglutinar y convencer a los alemanes para evitar una derrota.

Una de las cartas más fuertes a solo cinco meses de los cruciales comicios es la del Partido Verde, que el lunes presentó a su primera candidata a la Cancillería desde que la agrupación política llegó al Bundestag en 1983, Annalena Baerbock, quien además es la más joven en postular al cargo, con 40 años.

De acuerdo a la prensa alemana, Baerbock ha tenido un vertiginoso ascenso político desde 2018, y la formación ecológica le dio un casi “unánime” 97% de respaldo para su postulación. A diferencia del “común de políticos alemanes”, la candidata no tiene problemas en dar entrevistas en inglés debido a su experiencia en un intercambio a Estados Unidos cuando tenía 16 años y sus estudios en Derecho Internacional en la London School of Economics.

Un sondeo del Instituto Forsa publicado la semana pasada posicionó a la alianza CDU-CSU con un 27% de apoyo y en segundo lugar a los Verdes, con un 23%. En tercer lugar aparece el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), con un 16%, y en cuarta posición la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), con un 11%.

El Partido Verde ha defendido que no tiene problemas en dialogar con los conservadores, por lo que se especula una posible coalición entre ellos para los comicios de septiembre.

La canciller alemana, Angela Merkel, llega al Bundestag para una reunión con el grupo parlamentario CDU-CSU, en Berlín. Foto: AP

Sin embargo, esas eventuales negociaciones no serán fáciles. La líder ecologista ha instalado varias propuestas que no siguen los lineamientos conservadores y que han comenzado a recibir el beneplácito de la ciudadanía alemana. Algunas de sus propuesta son que el país adelante el plan de abandonar el uso del carbón pactado para 2038, establezca un límite de velocidad de 130 km/h en las carreteras y rechazar aumentos en el gasto de Defensa.

Pero ayer, los Verdes dieron un paso que los distancia aún más de los conservadores al informar que buscan legalizar la marihuana en Alemania. El plan fue dado a conocer a través de sus redes sociales, donde enfatizaron que era “la droga ilegal más consumida” en el país, por lo que planean sacarla del mercado negro para limitar al crimen organizado mediante una legislación que permita a los adultos comprar y poseer hasta 30 gramos de cannabis o tres plantas de uso personal, en un sistema regulado y supervisado.

En todo caso, si los conservadores y los Verdes logran un pacto deberán incluir a un tercer partido, que podría variar desde el liberal Partido Democrático Libre hasta Die Linke, el Partido de la Izquierda.

En otra apuesta electoral, el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) apostará a que la salida de Merkel les pueda beneficiar en las elecciones a ocho años de su surgimiento. “A medida que crece la insatisfacción con las medidas del coronavirus, tenemos el potencial de lograr mayores ganancias (electorales)”, defendió Ronald Gläser, portavoz de la AfD.

La semana pasada la colectividad ultraderechista presentó su programa electoral tras un congreso federal con el que se preparan para septiembre, y que entre sus pilares propone la salida de Alemania de la Unión Europea (UE), regresar al servicio militar obligatorio, instaurar estrictos controles fronterizos, rechazar cualquier reagrupación familiar para refugiados y promover la energía del carbón y nuclear.