Una de las mayores interrogantes de los gobiernos en pandemia es cómo desconfinar a los países y lograr una reapertura sin poner en peligro a la población. Uno de los sectores más golpeados después de más de un año de cierre es el turismo, y ante el avance de las campañas de vacunación, los pasaportes Covid-19 se han transformado en una inédita respuesta.
Aún con la falta de consenso internacional para lanzar un documento universal, que sea prueba fehaciente de haber vencido el coronavirus o estar inmunizado, los líderes mundiales están estableciendo sus propios parámetros para dar pasos concretos hacia la reapertura.
Los “certificados verdes” buscan promover la vacunación al otorgar mayores accesos y libertades a sus portadores, al tiempo que algunos apuestan a que estos documentos permitan retomar los viajes internacionales, dejando atrás las cuarentenas obligatorias. En esa línea, Chile anunció un Pase de Movilidad, que permitirá a las personas que hayan completado su proceso de vacunación moverse libremente en las comunas que están en Cuarentena o Transición y realizar viajes interregionales entre comunas que estén al menos en Paso 2 (Transición), respetando las restricciones de actividades asociadas al lugar en que se encuentra.
Tras meses de intensos debates, la Unión Europea (UE) acordó la introducción de un Certificado Covid Digital para el bloque, que será lanzado el 1 de julio, coincidiendo con el verano europeo. De acuerdo a los primeros lineamientos, el documento será multilingüe, gratuito y estará disponible en los 27 Estados miembros, y también en los países del Espacio Schengen no pertenecientes a la UE. Estará disponible en formato digital y/o papel con un código QR que contendrá los datos personales y la información sanitaria de las personas.
Con la esperanza de poner fin a las restricciones de viajeros y volver a una movilidad sin obstáculos, el documento, al que tendrán acceso todas las personas vacunadas contra el Covid-19, quienes den negativo a un PCR o un examen de antígenos o estén recuperados del virus, les permitirá trasladarse sin problemas por la UE. Uno de los puntos de mayor polarización y en el que el bloque no logró un acuerdo fue el de imponer la gratuidad obligatoria a exámenes para detectar el virus.
Eso sí, la UE sólo admitirá en los certificados las vacunas reconocidas y autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que hasta ahora incluye únicamente los inmunizantes desarrollados por Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson&Johnson.
Francia se sumó en las últimas horas a una medida que había adoptado España y no dejará ingresar a su territorio a quienes estén vacunados con la vacuna rusa Sputnik V. Pero a diferencia de Francia, España anunció que admitiría a los vacunados con las fórmulas chinas como Sinovac (que se aplica mayoritariamente en Chile) o Sinopharm (se aplica sobre todo en Argentina y Brasil), ya que aunque no fueron homologadas por la agencia europea EMA, sí lo fueron por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El secretario de Estado de Asuntos Europeos de Francia, Clément Beaune, ratificó que aunque algunos países europeos acepten personas con vacunas rusas o chinas, “no es posible que se viaje a Francia con una vacuna que no estamos seguro de que nos proteja”.
Uno de los mayores debates que levantó el Certificado Covid Digital de la UE es la ausencia de marcos regulatorios o éticos para un documento basado en estándares comunes, que podrían ser establecidos por la OMS. A esto se suman los problemas de privacidad de los datos de salud de los ciudadanos y el manejo de esta información vital.
Según el diario británico The Guardian, el Consejo de Ética de Alemania, un organismo independiente que asesora al gobierno de Angela Merkel, recomendó en febrero que no se otorguen condiciones especiales a los vacunados, porque faltan pruebas científicas sobre si los inoculados aún pueden propagar el coronavirus, especialmente porque pueden ser portadores de nuevas variantes, y debido a que la “introducción de privilegios especiales” podría provocar disturbios ante las diferencias entre ciudadanos.
Entre los primeros países en emitir certificados de vacunación se cuentan Islandia, Suecia y Dinamarca. Este último apostó a mantener bajo control el virus a través del pasaporte de vacunas llamado Coronapas (Pasporte Corona). Desde el 21 de mayo, los daneses pasaron al nivel más bajo de restricciones desde la llegada de la pandemia. Para prepararse, el gobierno implementó desde el 6 de abril un sistema de identificación digital NemID, que almacena los datos sanitarios de las personas y permite acceder a distintos servicios.
Para asistir a una peluquería, sentarse en un restaurante, ir al cine, tatuarse y próximamente viajar al extranjero las personas deben estar en el sistema Coronapas. Para acceder a esto, solo deben descargar la aplicación en su teléfono o imprimir el certificado. Al tiempo que el Ejecutivo danés aseguró que no se está realizando un rastreo a los teléfonos, alrededor de 3,5 millones de personas visitaron el servicio durante la primera semana del servicio.
En paralelo, el gobierno de Estonia trabajó estrechamente con la OMS y la empresa Guardtime para elaborar el VaccineGuard, que desde el 30 de abril se transformó en un requisito clave para viajar en ferry a Finlandia, donde alrededor del 10% de la población estoniana trabaja.
Este sistema es similar al implementado en Israel para el seguimiento de los inmunizados. Una de las promesas del gobierno de Benjamin Netanyahu para motivar a los israelíes a vacunarse fue el “Pase Verde”, que fue lanzado en febrero y que es entregado a los residentes inmunizados con las dos dosis de Pfizer, la única vacuna utilizada en el país, o recuperados del virus.
El certificado sanitario está directamente vinculado a las plataformas oficiales del Ministerio de Salud israelí. Para ingresar a locales comerciales y centros de entretención, desde gimnasios a teatros, o para realizar viajes nacionales y estar exentos a las cuarentenas de entre 10 y 14 días en vuelos internacionales, los israelíes deben mostrar el código que es escaneado por el personal para recibir la autorización.
Hasta el momento, Israel avanzó rápidamente en la vacunación, superando a la fecha el 62,9% de la población inmunizada con al menos una dosis y ya están inoculando a los menores de 18 años. Sin embargo, los menores de 16 años no pueden acceder al interior de los restaurantes al no contar con el “Pase Verde”.
De acuerdo con el diario The Telegraph, el gobierno británico de Boris Johnson financió al menos ocho esquemas de pasaportes, incluso algunos que incluirían tecnologías como la biometría facial, pero tras recibir los informes el Ejecutivo desechó la idea por el momento, aunque mantienen conversaciones con la UE.
Una de las primeras solicitudes del Presidente estadounidense Joe Biden al asumir la Casa Blanca el 20 de enero pasado fue buscar el formato ideal de un pasaporte sanitario. Uno de los estados que se aventuraron fue Nueva York, con la aplicación Excelsior Pass, que entrega un código QR verde o rojo.
Según el diario The New York Times, aunque depende de cada empresa y sector privado solicitar el pase para ingresar, hasta ahora el documento es exigido en restaurantes, estadios deportivos, matrimonios y en las oficinas gubernamentales estatales, con al menos 400 mil usuarios.
Los más de 163 millones de estadounidenses que ya han recibido al menos una dosis de la vacuna obtienen una tarjeta de registro elaborada por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Sin embargo, el documento no contemplaría políticas para una base de datos de vacunación federal universal, debido a que algunos estados, como Texas y Florida, acusan que exigir estar vacunados para entrar a los comercios ralentizará la reapertura.
China, en tanto, lanzó en marzo el primer programa de certificado de salud digital para sus 1.300 millones de habitantes, que incluye los datos de las vacunas y los test de Covid-19 para impulsar la confianza de los países que reciban a los turistas chinos, pero el certificado no es admitido mayoritariamente por la comunidad internacional.
Pero no todos los certificados buscan comprobar una vacunación. La aerolínea Hong Kong Express Airways realizó el primer vuelo desde Hong Kong y Taichung utilizando el CommonPass, aplicación que desde el personal de tripulación a los pasajeros usaron para escanear los resultados negativos de sus exámenes PCR en un intento por promover que el uso de aviones es seguro en pandemia.