A pesar del fuerte impacto que causó el coronavirus en la red asistencial, obligando a los recintos de salud del país a rediseñarse para recibir a los pacientes contagiados, la donación y trasplante de órganos vio en 2020 su tercer mejor año histórico. Según cifras del Ministerio de Salud, el año pasado se realizaron 358 trasplantes y se registraron 141 donantes activos, solo menos que en 2019 (533 y 188, respectivamente) y 2017 (457 y 153).
Los datos son alentadores. Aunque durante los meses más críticos se apreció un impacto negativo para la donación, principalmente entre marzo y agosto, ya desde septiembre la situación volvió a retomar el alza que traía desde 2019.
Durante esos meses, “la caída de donantes fue brutal, a la cuarta parte de lo que había en 2019”, reconoce el doctor Erwin Buckel, jefe del Centro de Trasplantes de Clínica Las Condes. Con las camas UCI y UTI destinadas casi por completo a los pacientes Covid y una reducción importante de accidentes con resultado fatal en el país, el impulso que traía 2019 recién se retomó en los últimos meses del año pasado.
“Fue como un péndulo: estuvo muy bien a principios de año, luego cayó mucho a raíz de la pandemia, y para el último semestre volvió a repuntar”, explica Buckel, cirujano especialista en trasplantes.
Para el coordinador nacional de Procuramiento y Trasplante de Órganos y Tejidos, Juan Eduardo Sánchez, este fenómeno tiene directa relación con un cambio en la cultura y la legislación de donación en Chile. “La población, principalmente los familiares de pacientes donadores, está reconociendo y aceptando la voluntad de una persona que en vida manifestó su intención de ser donante”, asegura.
En septiembre de 2020 entró en vigencia la Ley 21.145, que establece la creación de un registro nacional de no donantes, distinto al que existía anteriormente en el Registro Civil. Según su decreto único, se establece como donante a todo quien no haya manifestado su oposición desde el 12 de septiembre pasado.
“Esto redujo el universo de más de cuatro millones de no donantes a apenas unos miles, lo que es muy positivo”, reconoce Sánchez. Sin embargo, pese a lo que establece la ley, su institución ha decidido preparar a los profesionales de la salud para abordar de la mejor forma una situación en la que la familia se niegue.
“Es algo muy difícil, porque es un momento de mucho dolor. Lo importante es hacer entender que este es un acto altruista, porque tras una pérdida se pueden salvar muchas vidas”, enfatiza el cirujano.
Pese a la crisis en el sistema de salud, el trasplante más realizado el año pasado fue el renal (212), seguido por el hepático (104), pulmonar (20), cardíaco (17) y pancreático (5). Eso sí, aún se puede hacer mucho más. Chile apenas posee el 7,2% de donantes por millón de habitantes, muy por debajo de España, que con un 49,6% es el líder mundial.
Este año, con el efecto de la pandemia, las cifras se han ralentizado. A la fecha se contabilizan 59 trasplantes y 29 donantes, por debajo de lo registrado a igual período del año pasado, cuando se habían realizado 103 cirugías de injertos y 40 personas habían cedido sus órganos.