Hasta el momento, Putin parecía haber bajado el tono, y sus últimas intervenciones buscaban la negociación, el intercambio con Estados Unidos y “la importancia de ambas naciones” a la hora de asegurar la paz en el mundo. Sin embargo, luego de que el presidente francés Emmanuel Macron abriera en la OTAN el debate sobre enviar tropas a Ucrania, el líder ruso volvió a su severidad acostumbrada, llegando a amenazar con armas que “podrían destruir la civilización”.
En su discurso del Estado de la Nación, el presidente, de 71 años, indicó: “Han empezado a hablar sobre la posibilidad de enviar a Ucrania contingentes militares de la OTAN, pero recordamos la suerte de aquellos que en su momento enviaron tropas al territorio de nuestro país, pero ahora las consecuencias para los posibles intervencionistas serán mucho más trágicas”.
Ahora, para retomar las negociaciones de desarme nuclear con Estados Unidos, Putin ha declarado una nueva condición: que Washington esté listo para discutir también la guerra en Ucrania. “Los oponentes de Rusia deben recordar que nosotros tenemos armas capaces de alcanzar objetivos en su territorio y que todo lo que plantean asusta al mundo entero. Todo esto amenaza con un conflicto con armas nucleares y, por tanto, la destrucción de la civilización ¡¿No lo entienden?!”, aseguró en su discurso el presidente ruso.
Frente a una mención de las tropas de la OTAN, Putin respondió con otra mención: la de la destrucción nuclear, que ha venido siendo la disuasión que tiene a ciertos gobiernos europeos equilibrando entre su apoyo con armas a Ucrania y la necesidad de mantener a Moscú contento.
El discurso de Putin este jueves llegó en un momento delicado para Occidente. Luego de dos años de guerra, Rusia por fin vuelve a tener la iniciativa en el frente, mientras que la ayuda militar de Estados Unidos se estanca en el Congreso, con los republicanos bloqueando las propuestas de los demócratas.
Si el mensaje fue recibido con alarma fuera de las fronteras rusas, domésticamente ocurre en un contexto de campaña electoral, con Putin preparándose para unos comicios sin adversarios fuertes, y la reciente muerte de Alexei Navalny. “El sistema político ruso es una de las fundaciones de la soberanía del país. No dejaremos que nadie interfiera con nuestros asuntos internos”, aseguró en su discurso Putin.
Justo en un momento en que Putin vuelve a agitar la amenaza nuclear, el diario Financial Times filtró documentos del Ejército ruso, en el que se muestran los criterios con los que usarían “armas tácticas nucleares”, además de especular escenarios sobre una invasión china, a pesar de que Beijing sea actualmente uno de los principales aliados de Rusia.
Los criterios para una potencial respuesta nuclear, indican estos documentos, empiezan con una “incursión en territorio ruso”, hasta situaciones mucho más específicas, como “la destrucción del 20% de los submarinos de misiles balísticos rusos”. Según Alexander Gabuev, director del Centro Carnegie, “esta es la primera vez que vemos documentos como estos en el dominio público”.
“Muestran que el umbral operativo para el uso de armas nucleares es bastante bajo si el resultado deseado no puede lograrse por medios convencionales”, indicó a Financial Times el experto. La filtración consta de 29 archivos militares secretos rusos elaborados entre 2008 y 2014, incluidos escenarios de juegos de guerra y presentaciones para oficiales navales, que discuten los principios operativos para el uso de armas nucleares. A pesar de su antigüedad, los expertos consultados por Financial Times aseguran que este tipo de textos sigue siendo relevante al interior del Ejército.
Otra de las cosas que llamó la atención de los documentos filtrados fue los planes defensivos que Rusia tenía, exponiendo “sospechas profundamente enraizadas” en la elite del Ejército, de que China podría invadir el país. Aún cuando durante el periodo de los documentos filtrados Moscú y Beijing estrecharon sus relaciones, los materiales de entrenamiento del ejército mostraban escenarios de invasión china.
“Estos ejercicios”, indica el medio, “ofrecen un raro hallazgo dentro de la manera en que Rusia se plantea su arsenal nuclear como una piedra angular de su política de defensa, y en como entrena a sus fuerzas para que sean capaces de hacer un primer ataque nuclear en ciertas condiciones en el campo de batalla”.
En entrevista con Financial Times, William Alberque, director de estrategia, tecnología y control de armas del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, opinó: “Rusia continúa reforzando y ejercitando sus misiles con capacidad nuclear en el Lejano Oriente, cerca de su frontera con China. Muchos de estos sistemas sólo tienen alcance para atacar a China”.