¿Quién está ganando la guerra? Los avances y fracasos de rusos y ucranianos en el campo de batalla
La dificultad para declarar a un ganador en el conflicto bélico que ha provocado la muerte de miles en ambos bandos ha sido una de las tónicas a 12 meses del inicio de la invasión. Victorias importantes de un lado y del otro complejizan una tarea que, sin embargo, podría ver cambios sustantivos de la mano de este nuevo año, los que dependerían de situaciones puntuales.
Aquel jueves 24 de febrero, el mundo miraba atónito el video en que el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunciaba el inicio de lo que se convertiría en el conflicto armado más importante en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Llamando a lo que hasta hoy considera como una “operación militar especial”, el líder ruso aseguraba que estaba “liberando” al pueblo ucraniano de un gobierno nazi, iniciando así una ofensiva para derrocar al gobierno de Volodimyr Zelensky en la que, creía, acabaría en pocos días.
Pero el Ejército ruso se encontró con una resistencia desde el lado ucraniano. Lo que se esperaba fuera una victoria aplastante y rápida por parte de Rusia, resultó en un conflicto armado donde Ucrania ha resistido más de un año, y que lentamente empezó a arrastrar al mundo entero, ya sea por las ayudas de las potencias occidentales, o por los efectos en economía, energía y alimentación en distintos rincones del globo. ¿Quién se posiciona como el vencedor a la fecha? El consenso parece ser que no hay certezas aún.
Analistas consultados por La Tercera coinciden en que aún no hay un vencedor ni un perdedor claro. Pero sí se han registrado momentos claves para ambos bandos que podrían perfilar los distintos escenarios que se abren en este segundo año de combate en la guerra de Rusia en Ucrania. Uno de los factores que podrían cargar la balanza hacia uno de los bandos, coinciden, sería la velocidad y calidad de las armas a las que accedan, ya sea vía entrega o creación propia.
Marcel van Herpen, director de la fundación Cicero, señaló a este medio que “de momento, nadie va a la delantera. Rusia ha detenido la contraofensiva ucraniana y se prepara para una ofensiva. Mientras, Ucrania se prepara igualmente para una ofensiva. Estamos en una situación en la que pronto las hostilidades volverán a escalar”.
“Una gran calamidad”
La última vez que Volodimyr Zelensky se mostró ante el mundo con terno, fue la noche del 24 de febrero, día que marcó para siempre la historia de este país que se independizó en 1991. “La guerra es una gran calamidad”, dijo en un mensaje a la nación luego de que su par ruso lo calificara de nazi y dijera que estaba dispuesto a llegar hasta Kiev, la capital de Ucrania, para sacarlo del poder.
Un año después, el traje dio paso a la ahora icónica vestimenta verde de guerra, sus mensajes de aliento a sus conciudadanos los ha ayudado a mantener la moral. Los ucranianos han dado muestra de una gran resiliencia y han resistido los ataques rusos. De hecho, su Ejército se encuentra mejor preparado que en 2014, año en el que Rusia anexó Crimea y comenzó la guerra en el este del país. Desde la segunda mitad de 2002 comenzaron a recuperar territorios que habían sido capturados por los rusos.
Johan Hassel, director de la iniciativa Global Progress, parte del departamento de National Security and International Policy del Center for American Progress, calificó a la resistencia ucraniana como “inesperadamente fuerte y constante”, los que “han demostrado una increíble voluntad política, resistencia e innovación; Ucrania también depende del apoyo militar continuado de Estados Unidos y Europa”.
Rusia, en la vereda contraria, ha perdido un quinto del territorio que alguna vez controló. Según un estudio realizado por el diario The Guardian, el 19 de febrero las fuerzas de Moscú controlaban 17% de Ucrania, lo que corresponde al tamaño de Islandia. Y actualmente están llevando adelante una guerra de desgaste. En todo caso, esta guerra ha demostrado que al Ejército ruso le faltaba organización, no tenía el equipamiento necesario y sus soldados tienen baja moral.
“El Ejército ruso ha retrocedido y ha demostrado ser mucho más débil, desorganizado y mal equipado de lo previsto”, explicó Hassel. Sin embargo, advirtió que “Rusia es un país grande con un Ejército enorme, y Putin ha demostrado su voluntad de sacrificar sin cesar a los militares rusos, a muchos de los cuales está obligando a servir”.
William Alberque, director de Estrategia, Tecnología y Control de Armamentos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Berlín, conversó con La Tercera sobre el estado actual del conflicto, quien aseguró ante la pregunta sobre si alguno de los dos países llevaba la delantera que “es muy difícil decirlo, sobre todo porque los ucranianos mantienen en secreto sus capacidades militares y, en especial, sus pérdidas de personal y material”.
“Está claro que el colapso de dos frentes enteros del campo de batalla ruso, tanto en Kiev como en Kharkiv, fueron dos de las derrotas militares más importantes infligidas al Ejército ruso desde las primeras fases de la Segunda Guerra Mundial”, agregó Alberque.
Estimaciones occidentales sobre el número de soldados que Moscú destinó para invadir Ucrania en febrero de 2022 demuestran el error de cálculo cometido por Putin en su planteamiento inicial, detalló The Associated Press. Para intentar conquistar un país más pequeño que Francia, el Kremlin envió un contingente que apenas superaba al del Ejército de los Aliados durante el Día D, en la Segunda Guerra Mundial. Pero al hacer la comparación, Rusia buscaba someter a Ucrania totalmente. En aquel 6 de junio de 1944, el plan era tomar cinco playas francesas.
Si bien en un inicio el Kremlin obtuvo victorias destacables desde el punto de vista militar, como lo fue la “captura del territorio de la orilla derecha del recodo sur del río Dnipro”, así como “el establecimiento de un puente terrestre entre Donetsk y Crimea, lo que supuso un duro golpe para Ucrania al dejarla aislada del Mar de Azov”, señaló Alberque, en el presente “Rusia está logrando algunos avances graduales en el frente central, pero incluso estos se están llevando a cabo a un costo tal de personal y blindados que difícilmente pueden considerarse victorias”.
Ucrania, por otro lado, “cuenta con más apoyo internacional que nunca y probablemente tendrá una vía directa hacia la Unión Europea”, complementó Hassel. “Pero su país está bombardeado, sus ciudades destruidas y su población herida, torturada y asesinada. Los ucranianos están pagando el precio más alto, pero siguen luchando por su libertad y su democracia”.
Las claves de una victoria
Si bien algunos analistas creen que existe una leve ventaja ucraniana debido especialmente al constante flujo de armamentos del que no disponían, y del que difícilmente Rusia podía esperar enfrentar previo a la invasión, es este mismo factor el que podría sellar la victoria o la derrota del país invadido.
Así lo afirmó The Guardian, periódico británico que considera que la afluencia de armas provenientes de Occidente podría mantener la trayectoria relativamente positiva que Ucrania ha mantenido desde la llegada de los equipos. Pero, como bien advirtió recientemente el responsable de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, la administración de Zelensky depende en gran medida del armamento que le puedan suministrar las grandes potencias, incluida la munición de artillería. Y es precisamente este factor el que deja vulnerable a Kiev en el este del país, donde la artillería ha sido el determinante en los combates recientes. La velocidad con la que Ucrania logre adquirir tanques y armas nuevas será una carrera contra el tiempo que podría determinar el resultado de la guerra.
Rusia tampoco escapa de los problemas armamentistas. Ben Wallace, secretario de Defensa británico, dijo en diciembre pasado que desde que comenzó la invasión, Moscú ha perdido al menos 4.500 vehículos blindados, 63 aviones, 70 helicópteros, 150 vehículos aéreos no tripulados, 12 buques de guerra y más de 600 sistemas de artillería. En el mismo mes, Estados Unidos estimó que el ritmo actual de disparos de artillería que Rusia lleva adelante solo se podría sostener hasta principios de 2023, detalló Financial Times.
En la misma línea, Marcel van Herpen coincidió en el pronóstico sobre las perspectivas de cara a un nuevo año de combates. “Es difícil de decir, porque siempre hay lo que Clausewitz llamó ‘la niebla de la guerra’. Sin embargo, Rusia dispondrá de más tropas y le preocupa menos utilizarlas como carne de cañón, mientras que Ucrania puede recibir de sus aliados tanques y armamento pesado mejores y más modernos. Pero no es sólo una cuestión de tropas y tecnología, la estrategia inteligente también es un factor importante. Hasta ahora Ucrania ha sido más inteligente”, argumentó a este periódico.
Altos funcionarios ucranianos han repetido numerosas veces que temen por una posible ofensiva rusa durante la primavera europea de magnitudes similares a la intempestiva invasión de febrero de 2022, sin embargo, las pruebas de que Rusia cuente con el equipo necesario para llevarla a cabo son escasas, indicó Wallace, según The Guardian.
Es por eso que los acercamientos de Moscú y Beijing generan preocupación en Estados Unidos, donde la administración del Presidente Joe Biden declaró el fin de semana pasado estar “profundamente preocupada”, ya que, de entregar balas y equipo, la tesis de una posible ofensiva podría retomar fuerza.
Las exigidas fábricas de defensa rusas dependen de partes que antiguamente Occidente le proporcionaba. Pero con las sanciones económicas, esa puerta se mantendrá cerrada. Esto afecta desde la producción de tanques T-72 y de armas de defensa antiaérea, hasta la fabricación de misiles de crucero Kh-101. En todos ellos, el factor común es la utilización de componentes a los que ya no tienen acceso, afirmó un estudio del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores.
En cuanto a los factores necesarios para ganar la guerra, Hassel planteó que ambos bandos tendrán como factor común para la victoria el continuar con la “resistencia”. Pero mientras Rusia necesitará “resolver los problemas de falta de suministro de munición”, Ucrania deberá gestionar el “suministro de armamento pesado, aviones, tanques y munición por parte de los aliados”.
Según William Alberque, los objetivos están bastante claros para los dos países. En orden decreciente de importancia, para Rusia serían claves “el colapso del gobierno de Zelensky; la toma de Kiev; avanzar en el centro, hasta el Dnipro, o retomar Kharkiv”.
Consultado por Financial Time, Rob Lee, investigador del Foreign Policy Research Institute, dijo que Rusia “está haciendo lo suficiente para mantener la guerra y para dificultar que Ucrania recupere todo su territorio”, lo que es muy diferente al objetivo inicial de Putin de deponer al gobierno de Zelensky. “Pero vuelve a la cuestión de ¿están haciendo lo suficiente para proporcionar esa ventaja cualitativa para realizar operaciones ofensivas y lograr algún éxito real?”, se preguntó.
En el escenario contrario, William Alberque dijo a La Tercera que la llegada de los tanques Leopard 2 podrían inclinar levemente la balanza para el bando ucraniano, “en la medida en que busque puntos débiles en el bando ruso y utilice la guerra de blindados y maniobras para flanquear a las fuerzas rusas, más lentas y tontas”.
Según el analista militar, el impacto de estos vehículos de combate será de “una diferencia sustancial”, puesto que “Ucrania parece ser más flexible e inteligente en el uso de tácticas avanzadas y, por tanto, a diferencia de Rusia, podrá utilizar carros de combate avanzados para ganar en la guerra de maniobras, que requiere movilidad, flexibilidad, objetivos dinámicos y liderazgo inteligente de las unidades, cosas que Ucrania tiene y de las que Rusia carece”, argumentó.
“Esto podría resultar decisivo, ya que un pequeño avance en la línea podría provocar repentinamente la inyección de una fuerza masiva tras las líneas rusas, flanqueándolas, destruyendo su logística y sus puestos de mando avanzados, y dando lugar a nuevos avances en la guerra”.
Puntualmente, Alberque destacó tres hitos que podrían empujar al país invadido hacia la victoria. En primer lugar, “hacer retroceder a Rusia hasta las fronteras de 2014, lo que sería un golpe impresionante para Moscú del que sería difícil recuperarse”. Por otro lado, “si pudieran tomar las separatistas República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, y si realmente pudieran amenazar Crimea, se convertiría en el revés bélico más impresionante en 50 años”.
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