“Mi sueño sería salir de Mitilene (ciudad ubicada en la isla griega de Lesbos) y empezar a ser un ciudadano activo en la sociedad, integrándome y continuando mi educación para que un día pueda convertirme en un abogado que defienda a todas estas personas vulnerables y necesitadas, solicitantes de asilo y refugiados. Evito dormir y me paso las noches en vela para no tener pesadillas. Quiero salir de este lugar y reunirme con mis hermanos y mis sobrinos porque aquí me siento como en una selva llena de monstruos que son más fuertes que yo. Soy demasiado débil para enfrentarme solo a las duras condiciones del campamento”, cuenta un refugiado sirio de 20 años, que es paciente de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) en Grecia y que da cuenta de los problemas de salud mental que viven muchos de los inmigrantes.

El invierno, sumado a las duras condiciones de vida de los campamentos de refugiados, han agravado la salud física y mental de sus habitantes. Así, en enero pasado, psicólogos infantiles de MSF asistieron a tres niños que intentaron suicidarse y en todo 2020 trataron a 50 menores con ideaciones suicidas y tentativas en el campamento Kara Tepe, en la isla de Lesbos.

“Prefiero estar a solas y evitar a todos los que me rodean porque siempre hay peleas o problemas dentro del campo. En muchas ocasiones, he oído historias de violaciones de niños; me aterra volver a enfrentarme a lo que viví en los días en que estuve en la prisión en Siria. Sufrí mucho acoso de otros reclusos”, añade en la carta el joven, cuyo nombre la organización humanitaria no reveló.

En Samos, aproximadamente 3.500 personas están hacinadas en un centro para 648 en condiciones absolutamente miserables. Foto: Dora Vangi/MSF

Las 7.000 personas que viven en el campamento de Kara Tepe -entre ellas 2.500 niños- han tenido que soportar bajas temperaturas en la noche, ajustarse a las insuficientes duchas e inodoros del campamento, y serios problemas de salud tanto físicos como mentales. Estas son las mismas dificultades que tienen que vivir las 3.500 personas que están hacinadas en el campamento de Samos, centro creado para 648 residentes.

Médicos Sin Fronteras emitió un comunicado informando las lamentables condiciones de los campos de refugiados en Lesbos y Samos. En el documento señalan que solo hay unos 350 baños y 36 cabinas de duchas en Kara Tepe, las cuales funcionan con agua caliente solo durante nueve horas al día. La mayoría de los residentes del campo viven en carpas improvisadas en el bosque junto al centro oficial. “Mujeres, hombres, y niños no tienen otra opción que vivir entre la suciedad y la basura, debido al acceso restringido a instalaciones sanitarias y la sobrepoblación del campamento. Cientos de personas se encuentran en un estado sumamente vulnerable debido a sus condiciones médicas o mentales graves y, sin embargo, permanecen atrapadas en condiciones lamentables hace meses”, indicó el comunicado de MSF.

Centro de refugiados en Samos, donde hay cientos de personas que son vulnerables debido a sus graves afecciones médicas o de salud mental. Foto: Dora Vangi/MSF

“El agua está fría, el interior de las tiendas está mojado. Todo está frío y húmedo, incluso las mantas y la ropa de abrigo. Todo ello añade otro factor de estrés a las dificultades que ya padecen las personas en el campo”, explica Katrin Glatz-Burbakk, responsable de las actividades de salud mental infantiles del equipo de la organización en Lesbos.

Durante el 2020, MSF atendió a 50 niños con trastornos suicidas graves, incluso tentativas. A principios de este año, ya tres niños de los campamentos han intentado quitarse la vida ingiriendo pastillas, ahogándose, o cortándose las muñecas. “Cuando has tomado la mano de un niño pequeño que ha renunciado a la vida e intentas convencerlo de que merece la pena seguir viviendo, nunca se olvida”, explica la ONG.

Dibujo de un niño refugiado en el campo temporal de Kara Tepe, en Grecia. Foto: MSF

En las últimas semanas, han habido distintos incendios en los campamentos. Un niño de seis años no alcanzó a escapar del fuego que quemó el contenedor donde vivía con su familia en Tebas, a 54 kilómetros al norte de Atenas. Además, una refugiada embarazada de ocho meses se prendió fuego en la tienda de su familia dentro del campo de refugiados en Lesbos. El siniestro ocurrió después de que le notificaran a la mujer de origen afgano que no podría ser trasladada a Alemania por el avanzado estado de su embarazo.

Carta de un joven de 20 años, paciente de salud mental de MSF, donde escribió cuáles eran sus deseos a pesar de las dificultades que vive en el campamento. Foto: MSF

¿Cómo llegaron ahí?

Este año los refugiados que escapan de la guerra en Siria, conflicto bélico que empezó el 2011, superaron los 5,6 millones, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). El objetivo de la mayoría: llegar a Europa. En 2016 se registraron 340.000 solicitudes de asilo para refugiados sirios en la ACNUR. Aún así, los esfuerzos de la Unión Europea y los países involucrados no han sido suficientes para contener la migración de refugiados, incluso la ha frenado. En 2016, Turquía firmó un pacto con la UE para reducir la cantidad de migrantes que entran a Grecia, con el objetivo de disminuir las aglomeraciones en los campamentos y las muertes dentro de estos.

Los refugiados y migrantes llevan sus pertenencias huyendo de un incendio en el campamento de Moria, en la isla de Lesbos, Grecia. Foto: AP

El campo de refugiados de Moria era la mayor preocupación. El centro concebido para 2.800 personas -pero donde residían más de 15.000- fue foco de atención cuando llegó la pandemia, debido a su severa sobrepoblación. El 8 de septiembre del año pasado, se desató un incendio que arrasó con todo el campamento. Tras el siniestro, los refugiados tuvieron que ser redistribuidos en campamentos que llamaron la atención por su rápida construcción: Kara Tepe y Samos.

El campo de Kara Tepe, en Lesbos, fue construido en tiempo récord tras el incendio del campo de Moria en la misma isla. El hacinamiento es el gran problema en este momento. Ahora, distribuidos en campamentos improvisados principalmente en el norte de Grecia, los refugiados viven en peores condiciones de las que ya soportaban antes.