A un año del inicio de la campaña de vacunación masiva contra el Covid-19, solo hay un segmento pendiente en el país: los niños de cero a tres años, donde la inoculación no ha sido autorizada y es aún materia de estudio.

Así, 17.272.037 chilenos ya se han vacunado con el esquema basal, es decir, el 91% de la población, mientras 780 mil no lo han hecho. Aunque dentro de este grupo se esconde otro, que sí espera inmunizarse, pero no ha podido. Son la excepción al proceso, pues tienen la vacuna contraindicada: según el Ministerio de Salud, las dosis no se deben administrar a personas con antecedentes de alergia aguda grave o anafilaxia.

“El impedimento para vacunarse es tener un antecedente de alergia a un componente de la vacuna o haber tenido una reacción severa de causa desconocida, es decir, que el motivo de la alergia aún no se identifique. En la práctica, esto se traduce en un muy pequeño número de personas que no pueden vacunarse”, explica Ignacio Silva, infectólogo del Hospital Barros Luco.

Víctor López (56) es uno de ellos. Hace cinco años tuvo un shock anafiláctico grave y terminó hospitalizado por dos días. Sin embargo, nunca conoció la causa de la reacción y eso ahora le causó un problema: cuando fue a vacunarse, en marzo del año pasado, los encargados del proceso le dijeron que, dados sus antecedentes, no podía recibirla.

“Consulté a un médico que me dijo que lo único que podía hacer era cuidarme, y su recomendación fue esperar a que el resto de la población se vacunara. Pero a finales del año pasado fui a la Seremi de Salud de Puerto Montt, y ahí me dijeron que probablemente ahora podía hacerlo, porque hay más opciones de vacunas. Eso sí, debo hacerlo con compañía y en un lugar donde me puedan atender en caso de emergencia”, relata López.

Pero, además de sentirse en riesgo permanente dada la circulación del virus, el no estar inmunizado contra el Covid-19 le ha significado un problema en el día a día, pues no cuenta con su Pase de Movilidad.

“Ha sido complejo estar sin el Pase de Movilidad. No pude asistir a la graduación de octavo básico de mi hija, porque tener el pase era un requisito para entrar. Tampoco puedo ingresar a ningún local, por lo que no puedo disfrutar con mi familia cuando salen”.

De momento, el funcionario público está esperando la autorización definitiva de un especialista para acceder a la vacuna, mientras busca un lugar que reúna las condiciones necesarias para auxiliarlo, de ser necesario.

Vacunarse atrasado

Adriana Notari (66) pasó por una situación similar. A pesar de haber tenido una reacción alérgica a la vacuna antitetánica hace 20 años, fue a vacunarse contra el Covid-19 el año pasado, cuando fue su turno. Pero al momento de entregar sus antecedentes, en el consultorio le dijeron que no podía inocularse y que la llamarían si había alguna novedad.

Después de esperar meses la llamada, decidió consultar con un especialista, pues detalla que “fue terrible no tener la vacuna. A la gente que es antivacuna no le importa, pero que yo quería tenerla, pues pasé absolutamente encerrada, las veces que salía era estrictamente necesario. Además, me daba mucho miedo salir, cuando lo hacía era con pánico”.

Después de consultar con un especialista y hacerse un examen para ver cómo reaccionaba a las vacunas obtuvo el sí y en diciembre, a 10 meses del inicio del proceso, pudo recibir su primera dosis.

“Todos se reían, porque me puse muy feliz cuando me enteré que podía vacunarme, aunque la verdad es que aún no estoy relajada del todo, aún no me siento tan protegida y hay muchos contagios”, cuenta Notari, que en enero completó su esquema basal.

José Encina (26) también tenía contraindicado vacunarse, pues en 2017 tuvo una reacción anafiláctica tras ser picado por una abeja. Por ende, en mayo, cuando le correspondía la primera dosis, no pudo asistir. Pero insistió, y obtuvo el certificado médico que necesitaba para ser inmunizado.

“Al pasar los meses empecé a consultar con varios doctores, hasta que me dieron el sí, pero me dijeron que tenía que hacerlo en una clínica o en lugar donde me pudieran asistir en el caso de que ocurriera algo”, afirma el periodista.

Encina demoró dos meses hasta acceder a la vacuna y se le hizo difícil. “Veía que los demás se vacunaban y yo también quería hacerlo, porque igual uno se siente desprotegido, era plena pandemia entonces igual andaba nervioso”.

En estos casos, el académico de la Usach sostiene que es fundamental recurrir al doctor: “La recomendación es consultar a un especialista, o de lo contrario al médico tratante, pero evitar autoexcluirse del proceso de inmunización sin antes confirmar que las reacciones alérgicas que tuvo la persona contraindican la vacuna”.