Durante la mayor parte de su vida Raúl Castro, quien se jubila de un alto cargo público, trabajó a la sombra de su hermano mayor, Fidel. Sin embargo, jugó un papel clave en la revolución de izquierda cubana en 1959, preservando el socialismo en la isla. Si bien Fidel fue un líder carismático que reunió a los cubanos para defender la revolución y desafiar a Estados Unidos, Raúl, de 89 años, convirtió al ejército en una fuerza de combate ejemplar que eliminó a los enemigos del país, incluyendo una invasión armada respaldada por Estados Unidos en Bahía de Cochinos en 1961.
Más tarde, tras la caída de la Unión Soviética que llevó a Cuba a caer en picada económica y quedar políticamente aislada, reorientó el camino hacia reformas de mercado en una economía centralizada y buscó normalizar las relaciones con las potencias occidentales.Pero deja su cargo en medio de una crisis económica, que ha provocado escasez incluso de bienes básicos y amenaza la universalidad de acceso a servicios de salud y educación gratuitos de calidad, considerados como uno de los logros más importantes de la revolución.
El expresidente de Estados Unidos Donald Trump deshizo una distensión emprendida por Castro y el demócrata Barack Obama y endureció el embargo comercial de más de seis décadas.
Sin embargo, unos 30 años después del final de la Guerra Fría, Cuba sigue siendo uno de los últimos países del mundo dirigido por líderes comunistas.
”Siempre prefiriendo el rol de apoyo a su hermano desempeñado brillantemente, Raúl tuvo que asumir el liderazgo de Fidel en un momento en que la Revolución mostraba signos de flaquear”, dijo Hal Klepak, historiador canadiense residente en La Habana que ha escrito dos libros sobre el ejército de Cuba.
“Que todavía esté, frente a fuerzas enormemente poderosas que intentan destruirlo, es gran parte del resultado de su liderazgo”, señaló.
Raúl combatió junto a Fidel contra el gobierno del dictador Fulgencio Batista desde 1953, cuando encabezaron un fallido asalto al cuartel militar Moncada, en Santiago de Cuba.Posteriormente, el exministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias demostró su liderazgo en el levantamiento guerrillero en las montañas de la Sierra Maestra, en la parte oriental de la isla, que finalmente derrocó a Batista en 1959.
En los primeros años del sistema unipartidista de Cuba se le conoció como un ideólogo de mano dura que participó en juicios sumarios y ejecuciones de partidarios de Batista, y más tarde en el encarcelamiento de cientos de presos políticos.
Y fue capaz de reunir a un temido ejército que libró guerras “antimperialistas” en el exterior, incluyendo Angola, donde los soldados cubanos ayudaron a derrotar a las tropas sudafricanas.
Raúl y Ernesto “Che” Guevara, un médico argentino convertido en revolucionario marxista, fueron quienes convencieron a Fidel de buscar apoyo de la Unión Soviética.
Pero Raúl Castro también se lanzó a buscar reformas para alejar a Cuba de una economía de estilo soviético tras la caída del Muro de Berlín, que condujo a la isla a una crisis económica.
Primero estableció empresas prósperas dentro de las fuerzas armadas, que ahora controlan gran parte de la economía.
Y luego se enfocó en reformas más amplias tras convertirse en presidente en 2008, expandiendo el sector privado, mientras buscó descentralizar instituciones estatales y abrió la economía a una mayor inversión.
”Raúl fue el presidente que abrió el proceso de actualización económica”, dijo el economista cubano Ricardo Torres, del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana. “Es un mérito suyo haber abierto esa puerta, pero tuvo muchos problemas de implementación y resultados modestos”, añadió.
Además de la histórica distensión emprendida con Obama, Castro mejoró las relaciones con la Unión Europea.
”Los 12 años de Raúl en el poder serán recordados por las políticas transformadoras que intentó llevar a cabo a pesar de la oposición concertada de la línea dura del régimen”, dijo Brian Latell, un exanalista de la CIA que ha escrito libros sobre ambos hermanos.
Latell señala que el acercamiento con Estados Unidos en 2014 ocurrió a pesar de la oposición de su hermano, que murió dos años después.
Castro se enfocó en fortalecer las instituciones de un sistema originalmente que se centró en un solo líder, llamando a la generación histórica de guerrilleros para asegurar el traspaso del poder a una generación más joven de cuadros del Partido Comunista.
El general de Ejército introdujo, además, límites de edad y mandato para los funcionarios y supervisó la aprobación de una nueva Constitución en 2019, contribuyendo a descentralizar el poder. Un año antes había entregado la presidencia a Miguel Díaz-Canel, mientras que redujo sus apariciones públicas.
Su retiro del cargo aún más poderoso como Primer Secretario del Partido Comunista, que se espera que sea oficializado el lunes, pondrá fin a seis décadas de gobierno de los hermanos Castro.
En un discurso el viernes, al hablar a miembros del Partido Comunista, dijo que seguirá siendo un soldado de la Revolución “hasta el final de la vida”.
Analistas sostienen que su legado, como exitoso reformador o encargado de un experimento socialista, dependerá de las medidas y la longevidad de quiénes lo sucedan.
”A pesar de su reputación como el Castro pragmático, hizo poco más que gestionar con éxito la transición a un liderazgo de segundo nivel”, dijo Sebastián Arcos, director asociado del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida, cuyo padre y tío eran disidentes.