A diferencia de la creciente llegada de inmigrantes que hubo a Chile durante los años 2016 y 2017, en 2020 la cifra se desaceleró. Según los nuevos datos oficiales entregados por el Servicio Nacional de Migraciones y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), al 31 de diciembre del año pasado la población extranjera residente en el país alcanzó un total de 1.462.103 personas, es decir, un aumento de solo un 0,8% respecto de 2019.
Esto estuvo afectado tanto por la mayor restricción que estableció el gobierno, sobre todo, para la entrega de visas laborales, como por el efecto de la pandemia del coronavirus.
Pero lo que no se detuvo, fue el aumento del monto de las remesas enviadas a sus países de origen. Así, de acuerdo a cifras del Banco Central, en 2020 éstas totalizaron US$1.982 millones, lo que constituye un alza de 17,6% en comparación a lo enviado el año previo y un 156% más que en 2016. Si se analiza los montos promedios remesados, también se produce un incremento de 27%, pasando de US$181 millones en 2019 a US$230 millones. Y es, además, el mayor monto desde 2014.
Por países, Colombia mantiene por tercer año consecutivo la primera posición de ser el país que más remesas capta: US$627 millones, representando el 31,6% del total. En segundo lugar está Perú, con US$374 millones (18,9% del total), y tercero Haití, con US$287 millones (14,2% del total)
Desde 2017 Venezuela es la comunidad con mayor presencia en Chile, escenario que se ratificó en 2020. De hecho, la última Encuesta Casen da cuenta del fuerte aumento que ha tenido esa comunidad en nuestro país. En el sondeo de 2017 se hablaba de cerca de 187 mil personas, que equivalía al 24,3% de la población extranjera, lo que ya fue un hito, porque desplazaba por primera vez al segundo puesto a la comunidad peruana en Chile, la que tradicionalmente era la de mayor volumen de personas. Ahora, según los datos de 2020, hay 490 mil venezolanos residentes en el país, es decir, un alza de 162% en relación a lo que se registraba hace cuatro años. Además, actualmente representan el 41% de toda la población inmigrante en el país, seguidos muy de lejos por los peruanos, con el 15%.
Con estos antecedentes se podría anticipar que esa comunidad encabezaría la lista de envíos a su país, sin embargo, no hay registros. Esto, porque el Banco Central refleja las operaciones realizadas a través de empresas del giro formal, las que en Chile prácticamente no son utilizadas por los ciudadanos venezolanos. ¿La razón? El control cambiario que aplica ese país y la hiperinflación no hacen rentable que los inmigrantes envíen los recursos a sus familiares por esta vía. Por ello, aunque existe esa posibilidad, su uso es igual a cero.
Así, la ruta por la que habitualmente se opta tiene dos vías: Colombia o Panamá. Para el primer caso, desde estas agencias los pesos chilenos salen en dólares. Luego en Cúcuta, Colombia, se cambian a bolívares y estos son llevados vía terrestre hasta a la ciudad más cercana, San Antonio del Táchira, Venezuela, donde se deposita al destinatario final. Ahora, si es por Panamá, el uso más frecuente es por transferencia.
Carolina Stefoni, académica de la Universidad de Tarapacá, sostiene que el incremento de las remesas se debe “al mayor número de personas que siguen llegando al país, pero que se acrecentó por la urgencia de los inmigrantes por enviar recursos a sus países de origen en un escenario de crisis, sobre todo en el caso de la migración venezolana”. Asimismo, añade que el alza sostenida tiene relación también con “la estabilización que han ido logrando los inmigrantes en Chile, lo que les permite enviar mayores recursos a sus países de origen”.
Rodrigo Sandoval, exdirector del Departamento de Extranjería y académico de la Universidad de Chile y Central, subraya que “sin que exista un estudio se puede aventurar que el aumento en los envíos a Colombia está influido de manera importante por las remesas de venezolanos. Esto, porque el valor del dinero enviado a Colombia es mayor que si se enviara directo a Venezuela”.