A fines de enero, el Ministerio de Salud ya daba los primeros indicios de que se hacía necesario expandir la capacidad de la red asistencial frente a posibles rebrotes del Covid-19. Para ese entonces, la cartera sanitaria determinó que hospitales -y principalmente los prestadores privados- llegaran al 75% de capacidad máxima habilitada durante el peak de la primera ola. Así, el objetivo consistía en sumar cerca de 110 cupos UCI extras a nivel nacional.
Sin embargo, desde Redes Asistenciales, el subsecretario Alberto Dougnac advierte que esa alza en la presión asistencial evidenciada hace más de un mes, ha tomado mayor intensidad durante las últimas semanas, esta vez en la capital.
“El primer brote fue fundamentalmente en la Región Metropolitana, y hasta ahora, esta segunda alza de casos, se había dado en regiones. Incluso, fuera de Santiago, llegamos hasta un 150% de la capacidad local que se había alcanzado para la primera ola, y en esta pasada la RM se había visto poco afectada hasta ahora. Sin embargo, en estos últimos días la capital ha visto aumentada su demanda y es una demanda de pacientes principalmente orgánica: de la región y en menor medida por traslados”, explica la autoridad.
Hasta ayer, los pacientes internados en UCI por Covid-19 sumaban 1.683, y un 87% de los hospitalizados en dichas unidades (1.459) requería ventilación mecánica invasiva, mientras que la disponibilidad total de cupos críticos es de apenas 173. Anexo a los pacientes con coronavirus, la capacidad total del sistema actualmente se eleva a 2.815 camas críticas, pero un poco más de 950 pacientes están internados por patologías no relacionadas al virus, lo que se traduce -entre todas las internaciones críticas- en más de un 90% de ocupación total.
Con esos antecedentes, durante esta jornada Salud publicará un decreto en el Diario Oficial que hará exigible la conversión al 100% de las camas UCI, tomando como referencia la capacidad instalada el 9 de julio pasado, cuando la red integrada público-privada llegó a contar con un total de 3.216 cupos UCI. “Tenemos que preparar el sistema para un eventual aumento de demanda, porque en este momento hay una relativa holgura y ha habido un aumento en el número de contagios. Debemos prever que en los próximos 15 días se va a reflejar. El mandato es llegar al 100%, al máximo de las camas habilitadas para la primera ola”, confirma Dougnac.
El coordinador del Minsal para las camas críticas, el exsubsecretario Luis Castillo, explica que esta estrategia se activa a propósito de dos hitos: el retorno de los capitalinos a la RM, que ha traído consigo una mayor ocupación en las unidades intensivas, y por el traslado de pacientes desde Iquique y Antofagasta.
Castillo adelanta que con esos datos, la reconversión se dará principalmente en los prestadores privados de Santiago, lo que se traduce en cerca de 150 o 180 camas más, sumando a la red pública. “La Región Metropolitana es la región que muestra el menor crecimiento (en porcentaje) de camas públicas y privadas, tiene una expansión respecto a la primera ola de un 74%. Mientras que las regiones -aunque con menor volumen de camas-, como Arica, Iquique, Antofagasta, La Araucanía, Biobío, Los Lagos, tienen una expansión de casi 130%”, explica.
En un inicio, la expansión será exigible a partir del lunes de la próxima semana y será progresiva. Es decir, se dará un plazo para llegar al 80% de las camas, luego a un 90%, hasta llegar al 100%.
Estrategias para la reconversión
Con esta planificación, el subsecretario asume que un “punto crítico” para llevar a cabo la reconversión es “la carencia de personal y en estas circunstancias hay que hacer una reasignación de ese personal. Las clínicas han tratado de expandir sus camas, pero la única forma que tienen es reasignando personal de unidades no críticas”.
Fuentes de Salud detallan que si bien algunos prestadores han informado en la plataforma de la Unidad de Gestión Crítica de Camas (UGCC) tener una capacidad determinada de cupos intensivos, al derivar al paciente, reportan que no cuentan con el equipo médico para monitorear dicha cama UCI.
Con ese aspecto en el horizonte, explican que en el decreto también se hará exigible que la cama cuente con el recurso humano adecuado para funcionar. Sin embargo, también se deja establecido que las estrategias para lograrlo quedarán a criterio de los recintos asistenciales.
Si bien durante la tarde se barajó resolver el cese de la actividad quirúrgica electiva en al menos cinco regiones del país -Metropolitana, Valparaíso, Biobío, La Araucanía y Antofagasta-, en el texto se señala que los prestadores tendrán libertad para cumplir con la meta establecida. “Vamos a dejar en libertad de acción a los prestadores para que definan sus estrategias para cumplir con las camas requeridas”, confirma Dougnac.
Es decir, si un hospital o clínica define suspender las cirugías electivas para dar cumplimiento, estará autorizado por la cartera sanitaria. O si decide expandir camas en una zona normalmente habilitada para entregar otro tipo de prestaciones, también dependerá del recinto.
Quienes conocen cómo se llevará a cabo el proceso en la mayoría de los hospitales y clínicas, señalan que será similar al de la primera ola: por ejemplo, el personal de pabellón y recuperación, como los anestesistas o enfermeras de pabellón, se reasignarán en unidades intensivas mientras dure la emergencia.
El doctor Castillo señala que en un contexto de elevación de los casos, “tenemos que asegurar que la cirugía de urgencia se siga haciendo, también los traumas, como accidentes. También las intervenciones oncológicas y la cirugía prioritaria GES ambulatoria”. Sobre esta última categoría, su continuidad es clave, pues no requiere recuperación en UCI.
Desde la Asociación de Clínicas de Chile, el Presidente de la entidad, Alfredo Schönherr, afirma que sobre eventuales suspensiones de la actividad quirúrgica, “nos parece muy complejo tomar una medida de suspensión general de esta índole, especialmente por las consecuencias que tendrá para los pacientes. Muchos de ellos están lentamente retomando cirugías postergadas durante el último año, lo que tiene un efecto directo en sus tratamientos y en el manejo de enfermedades. Por eso, lo relevante es que cada establecimiento pueda analizar su situación y capacidad de atención de pacientes, de acuerdo a su disponibilidad de camas críticas, en coordinación con la autoridad sanitaria y sin suspensiones generales de cirugías”.