Cuatro son los nombramientos a la Corte Suprema que, de forma inusual, se le han acumulado al gobierno para este 2021. Se trata de los cargos vacantes que dejaron los ministros Carlos Aránguiz, fallecido a inicios de febrero; Carlos Künsemüller, quien dejó el máximo tribunal tras cumplir 75 años el 13 de ese mismo mes; María Eugenia Sandoval, también jubilada a inicios de este año, y la ministra Rosa María Maggi Ducommun, cuyo mandato expira en septiembre próximo.
Ante este escenario -según reconocen en la oposición y el oficialismo- es que la semana pasada el gobierno activó contactos con los senadores de la Comisión de Constitución del Senado, instancia que debe elaborar un informe previo a que la sala del Senado se pronuncie sobre los nombramientos al máximo tribunal y con cuyos miembros el Ejecutivo negocia los apoyos.
Hasta ahora, la lógica que ha primado a lo largo de las distintas administraciones -de derecha y de izquierda- es que cada sector mantenga los cupos de los ministros con sensibilidades afines para preservar un equilibrio ideológico dentro del máximo tribunal.
Y según quienes han conocido el tenor de esas conversaciones, desde la oposición le han transmitido al ministro de Justicia, Hernán Larraín, quien lidera las tratativas, que ante la importante cantidad de cargos que ya están vacantes en la Suprema y sumado al que dejará Maggi en septiembre, sería ideal que los nombres de los reemplazos de los tres primeros se negocien como un “paquete”.
Esa fórmula, dicen en la centroizquierda, evitaría que se puedan “entrampar” las negociaciones y el pleno termine con un “vacío” importante por largo tiempo. El mensaje a La Moneda se da luego de que en el marco de los seis nombramientos que ha impulsado el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, el Senado le diera dos portazos a sus cartas: primero con Dobra Lusic y luego con Raúl Mera.
Y como esas experiencias son algo que no olvidan en Palacio, en el gobierno se han anticipado -pese a que aún no están conformadas las quinas por parte de la Suprema- para asegurar que el proceso esté libre de sorpresas. Sin embargo, en el Senado aseguran que ya han aparecido los primeros nudos.
El mayor, dicen en la oposición, estaría en los reemplazos de Künsemüller y Sandoval, quienes formaban parte de los cinco abogados externos que integran el máximo tribunal. Esos ministros postulan al cargo sin haber hecho carrera en el Poder Judicial. “Ahí sí que hay una bolsa de gatos, un tira y afloja con el gobierno, porque no hay consenso sobre quiénes los van a reemplazar”, dice un parlamentario que ha tenido conocimiento de las conversaciones con Justicia.
Las apuestas por Leonor Etcheberry y Carmen Domínguez
Quienes conocen de los concursos al interior de la Suprema y en la Cámara Alta afirman que por el cupo de Sandoval correría con ventaja para entrar a la quina y luego ser nominada la abogada integrante del máximo tribunal y vicepresidenta del Colegio de Abogados, Leonor Etcheberry. La jurista -hija del destacado penalista Alfredo Etcheberry- es bien vista por sectores de la oposición y también en la propia Suprema. “Tiene buenas posibilidades y se le tiene aprecio en la corte”, dice una fuente que está al tanto de los movimientos en el máximo tribunal.
Por otro lado, según las mismas fuentes, podría entrar en la quina la abogada -más cercana a la derecha- Carmen Domínguez. La abogada de la Universidad de Concepción y académica de la PUC fue nombrada por la expresidenta Bachelet y ratificada en enero de 2018 por el Senado como miembro del Consejo Directivo de la Academia Judicial.
En el caso de Künsemüller, afirman las mismas fuentes, sobre el concurso que se abrió hace pocos días suenan los nombres de Jean Pierre Matus, abogado integrante de la Corte Suprema, y el penalista José Luis Guzmán Dálbora.
El posible segundo round de Mera
Sobre el reemplazo de Aránguiz, dicen en el Senado, podría terminar dándose una revancha del ministro Raúl Mera Muñoz (64), quien fue candidato del gobierno a la Corte Suprema en el cupo que dejó el ministro Hugo Dolmestch y cuyo nombre terminó siendo rechazado por la oposición. El principal argumento que los parlamentarios opositores dieron para negarse al ascenso a la Suprema del ministro de la Corte de Apelaciones de Valparaíso fue el fallo absolutorio que dictó en el emblemático caso de DD.HH. Los Queñes.
En esa sentencia -ratificada por la Corte Suprema en 2014- quedaron absueltos los exoficiales Julio Costa Chávez y Mauricio Bezmalinovic Hidalgo, y los exsuboficiales Juan Ernesto Rivera Iratchet y Walter Soto Medina, acusados del crimen de los exfrentistas Raúl Pellegrin Friedmann y Cecilia Magni Camino, cuyos cuerpos aparecieron en el río Tinguiririca en octubre de 1988 con evidentes signos de tortura.
Pese a ese revés, en el Senado aseguran que han recibido varios llamados en favor de Mera, ya figura entre los 13 magistrados que concursaron para integrar la quina para suceder al fallecido exministro Aránguiz. Entre ellos se encuentran, además, Mario Gómez, Hernán Crisosto, Roberto Contreras, Jaime Arancibia, Diego Simpertigue, María Soledad Melo -esposa del ministro del TC Nelson Pozo-, María Teresa Figueroa, María Teresa Letelier, Jessica González, María Carolina Catepillán, Sylvia Pizarro y Álvaro Mesa.
Y más allá de si Mera llega o no a tener revancha, como la vacancia se dio luego de que Mario Carroza reemplazara a Hugo Dolmestch en un cupo considerado progresista, esta vez -dicen en la Cámara Alta- tocaría nombrar a alguien más afín a la derecha.
Sin ahondar en nombres ni en las conversaciones, el ministro Larraín asegura que, “efectivamente, en los próximos seis meses vamos a tener cuatro nombramientos de ministros de la Corte Suprema y pienso que luego de la experiencia que hemos tenido en los seis anteriores, aunque tuvimos en algún momento algunas dificultades, hemos logrado un sistema de trabajo que nos permite resolver con mayor tranquilidad estos nombramientos. Por cierto, partimos de la base de la quina que presenta la Corte Suprema y recién ahí entonces nosotros nos ponemos a trabajar con los criterios que hemos ido estableciendo; gente de la más alta calidad judicial, un perfil ético indiscutible, con particular interés de lograr la mayor equidad de género posible, porque ahí todavía falta, y seguridad de que los nombres que se vayan proponiendo representen un poco la pluralidad del país, la diversidad jurídica, de manera que todos cuando miremos la Corte Suprema nos sintamos reflejados”.
En ese sentido, agrega que “conversamos siempre con prudencia, pero con mucha transparencia con los senadores y senadoras para recoger sus opiniones. No repetimos el escenario de entre comillas ‘cocina’ que existió en el pasado, para hacer una cosa que sea fluida y llegar a acuerdo en los nombres. Y esperamos que eso se mantenga en el futuro, sin perjuicio de que no podemos anticipar nombres, pero esperamos lograr acuerdos que permitan las designaciones en forma pacífica. Yo creo que la Corte Suprema requiere de los mejores jueces y además que estos lleguen con la mayor legitimidad posible”.