Graciela Cooper Godoy fue la primera chilena en obtener la licencia para volar al mando de un avión. Fue en 1930, gracias a una beca que le ofreció el comodoro Arturo Merino Benítez, fundador de la Fuerza Aérea en Chile, y estudió en la base aérea El Bosque. Pero tal como les ocurrió a miles de mujeres durante décadas, una vez que se casó, Cooper se dedicó a su familia y tuvo que alejarse de los cielos.
Según datos de la Sociedad Internacional de Mujeres Pilotos de Aerolíneas Comerciales (Iswap, 2021), sólo el 5,26% de los pilotos en el mundo son mujeres (9.746 de 185.143), mientras que en Latinoamérica la cifra cae a 3,5%. Dentro de estas estadísticas, el país líder es India, donde las aerolíneas emplean a mujeres que representan el 12,4% de su plantilla.
En Chile el panorama tampoco es auspicioso. Según cifras de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), de las 1.318 licencias vigentes hoy en día, 88 están en manos de mujeres (6,6%). Y de las licencias que extranjeros han convalidado en el país, 54 pertenecen a mujeres pilotos de un total de 689 (7,8%).
En detalle, ninguna línea aérea nacional tiene entre su personal más del 10% de mujeres piloto: en Sky la cifra llega a 9,3%, en Jetsmart a 6,8% y en Latam, a 4%. Y esas cifras se explicarían en la escasa difusión que se realiza sobre el campo profesional, pese a que hoy la carrera se imparte en la Universidad Técnica Federico Santa María, en la DGAC y en algunas escuelas privadas (Golden Eagle y Thorr Aviation son algunas). Además, hasta hace poco la carrera de aviación comercial nacía al alero del mundo militar, especialmente la Fuerza Aérea.
La directora de ComunidadMujer, Alejandra Sepúlveda, indica que “nosotros trabajamos durante cuatro años en la Iniciativa de Paridad de Género (IPG) y creamos instrumentos para avanzar en ese sentido. La lección es que si las empresas realmente quieren afectar de manera positiva sus indicadores de representación de mujeres, tiene que hacer acciones, fijarse metas y diseñar planes de acción para que esas metas se cumplan. Hay que saber dónde estás y a dónde quieres llegar”.
Y en ese contexto, Ximena Delgado, PMO Diversidad e Inclusión de Latam, sostiene que la empresa “busca hoy reclutar el mejor talento, logrando que este sea lo más diverso posible. De este modo, generamos las condiciones para acercarnos a nuestra aspiración de lograr un 10% de mujeres en roles de piloto y mecánico al 2030″.
Desde Jetsmart, Ximena Rojas, directora de Personas y Sostenibilidad, sostiene que “la dotación de mujeres es de 50% y 6,8% de mujeres piloto, por lo que estamos sobre el promedio de la industria aérea a nivel mundial. En Jetsmart tenemos como objetivo adherir a la meta planteada por la IATA de avanzar desde el 5% de participación femenina que tiene hoy la industria aérea mundial a un 25% de participación femenina para 2025″.
Rojas añade que como empresa están buscando desarrollar una alianza para incrementar la dotación de pilotos con especial énfasis en la incorporación de mujeres y grupos diversos. Además, cuenta que junto a la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (Achila) están trabajando para impulsar una mesa de trabajo con autoridades que permita mayor equidad en los puestos de trabajo de la industria.
Mientras que en Sky sostienen que proporcionalmente la compañía contrata a más mujeres con relación al universo total de postulantes. Francisco Tirado, gerente de personas, sostiene que “para nosotros este tema es fundamental, ya que la equidad de género es uno de los cinco pilares que componen nuestra política de diversidad e inclusión”.
En esta materia, la visión del gobierno también apunta en esa dirección. La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, sostiene que se busca materializar “la transversalización de género a través de la cual los distintos ministerios y servicios contemplen el enfoque de género como un eje central para el diseño, elaboración e implementación de las distintas políticas públicas que buscan impulsar”. Además, da cuenta de que el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones está comprometido con mejorar los índices de participación femenina a través de medidas concretas respecto del transporte aéreo, y “las aerolíneas chilenas se han comprometido al 2025 a tener al menos un 25% de mujeres en posiciones de liderazgo senior y en áreas donde haya un porcentaje menor al 25%”.
“Hay que agregar que desde octubre de 2022, por primera vez una mujer, Viviana Iturriaga, nos representa como país en el Consejo de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional de la ONU), y es una de las nueve profesionales, de un total de 36, que conforman por los próximos tres años la instancia donde se toman las decisiones más importantes respecto a la aviación internacional”, añade Orellana.
Natalia Ambel (33), primera oficial Sky
“Cuando era chica tomé un vuelo como menor no acompañado y ahí me encantó el mundo de los aviones, de ahí quedé con ganas de entrar a ese mundo. Luego, cuando tenía 13 años, viajé a la casa del hermano de mi mamá que vive en Canadá a estudiar inglés. Fui por tres meses para allá y ahí me encantó, y siempre quise hacer algo relacionado con la aviación. ¿Cómo llegué a ser piloto? Cuando salí del colegio hice un curso de azafata, luego me llamaron para trabajar en despacho comercial en Latam. Ahí estuve como tres años, luego renuncié, me fui a vivir a China, a estudiar chino-mandarín un año y medio, y cuando volví justo me recomendaron academias donde se podía estudiar para piloto civil. Entré a una escuela y en dos años saqué mi curso. Después de casi cuatro años me contrataron en Jetsmart. Estuve seis meses y luego busqué pasarme a Sky... Tenía mejores condiciones laborales, con más proyección, mejor sueldo. Llevo cuatro años. Me encanta, es sacrificado, pero me apasiona. ¿Mundo machista? En mi caso nunca me he sentido discriminada por ser mujer, tampoco he recibido un trato diferente. Tuve la suerte de llegar a una aerolínea que es súper promujer, diversa, inclusiva. Es un medio de hombres, quedan muchas cosas de hombres, pero no hay problemas. Nadie ni siquiera me ha mirado feo. Entre los pasajeros a veces se asombran... Una vez una señora me puso una cara, así como queriendo decir ‘chuta, es mujer’, y éramos dos mujeres, entonces la capitana le dijo ‘sí, pues señora, somos mujeres y está todo bien’. En general, la reacción de la gente es como ‘oh, son mujeres, me encanta, sigan así'”.
María Noel Martínez (36), capitana Jetsmart
“Mi papá (uruguayo) es piloto, entonces desde los seis años que volaba con él. Voló en Latam durante 20 años, pero se acaba de jubilar. Es una profesión sacrificada: están la familia, los horarios, el tener que estudiar permanentemente. Estudié en Argentina, las horas de vuelo eran más baratas y me quedaba al lado. Mi papá me pagó la carrera. Estuve en premedicina paralelamente al tema de la aviación, pero siempre me gustó más el tema de los aviones. En mi familia no querían mucho que fuera piloto, estaba el tema del machismo, que me iban a tratar mal, que iba a sufrir. En 2012 hice mi primer vuelo en Perú, vivía allá, porque mi papá estuvo volando para Lan-Perú. ¿Machismo? Ha mejorado mucho con los años, pero cuando empecé lo sentía machista. Sufrí comentarios, más que nada de pasajeros. ‘Pensé en bajarme’, me dijeron una vez, algo que a un hombre jamás se lo harían. Nunca he sufrido maltrato, pero los comentarios son cositas que ya no deberían pasar. Me gustaría llegar a un momento en que no te feliciten, que sea algo normal que una mujer maneje un avión. ¿Por qué las mujeres no llegan mucho a la aviación? Creo que es porque no hay mucha información, algunas no saben que existe esta carrera. Las que lo hemos hecho es nada más porque a nuestros padres o a algún familiar les gustaban los aviones... En el colegio no te planteas estudiar para ser doctor o piloto. ¿Mi embarazo? Los niños afectan nuestra carrera, pero es la biología y no hay mucho que hacer. Con permiso del médico y aprobando los exámenes que uno tiene, embarazada se puede volar hasta los seis meses”.
Carmen Gloria Rodríguez (34), capitana Jetsmart
“Siempre quise ser piloto, pero no sé de dónde. Nadie en mi familia está relacionado. No sabía mucho, fue difícil. Entré a la Federico Santa María a la carrera de piloto comercial. Ahí me interioricé más de la aeronáutica y entré al Club Aéreo de Santiago, en Tobalaba. Ahí aprendí a volar. Luego demoré un poco en hacer las horas de vuelo (se necesitan 200 para postular), porque hay que tener dinero para pagar. Gracias a Dios yo tuve la ayuda de mi papá. Partí volando en Sky, donde volé cinco años, y luego pasé a Jetsmart. Ser capitán se relaciona directamente con ser el único responsable de la oficina. Se requiere habilidades básicas de liderazgo, estudiar mucho, tener harto conocimiento, pero lo fundamental es la experiencia. ¿Discriminación? Nunca he sufrido negativa, sí positiva. Te tratan distinto, se sorprenden porque eres mujer, no te tratan igual que a los hombres, pero es en buena. El ideal sería pasar desapercibida, que no fuera tema que una mujer está a cargo del avión. Igual hay pasajeros que te miran y me imagino que piensan ‘todavía tengo la oportunidad de bajarme’, con cara de susto. Mi marido también vuela, pero nos organizamos bien, porque nos entregan el rol (planificación de vuelos) cinco o seis días antes de que comience el mes, entonces nos podemos armar un calendario. Igual necesitamos apoyo, especialmente familiar y de mi nanita... La empresa igual nos da beneficios, como por ejemplo no dormir afuera. Eso para mí es fuerte, sobre todo por mis hijos”.
Karina Miranda (40), primera oficial Jetsmart
“Siempre quise volar, miraba los aviones pasar, pero cuando era chica no era común ser piloto. Mi abuelo viajaba de Puerto Montt a Coyhaique por trabajo y me llevó en un vuelo de Ladeco. ¡Me encantó! Cuando estaba en cuarto medio, al año siguiente se abría la primera promoción de mujeres en la Fuerza Aérea. Postulé sin saber nada. Para mí en ese tiempo no había otra opción que ser piloto, por eso postulé a la Fach. ¿Cómo fue ese paso por la Fuerza Aérea? Fue duro, éramos la primera generación, muchos no estaban acostumbrados a convivir con mujeres, muchos no querían mujeres y se nos hizo bien pesado. Entramos 40 (39 querían ser piloto y una oficial de administración) y a las dos horas se fue una. Al final, egresamos cinco o seis como pilotos. Mi objetivo era entrar a la escuela, hacer el curso de piloto e irme a Lan. Pero adentro me di cuenta de que había otras cosas, mis instructores me dijeron que fuera al área de avión de combate y terminé ahí. ¿El cambio a piloto comercial? Los últimos años en la Fach no los pasé muy bien, siento que no se respetó mucho mi derecho a ser mamá. Tuve una vida complicada. Por eso me tomé un año sabático cuando salí. Siento que ahora tengo tiempo para mí, para mi familia y para hacer lo que me gusta (volar). Puedo compatibilizar todo súper bien, algo que no logré en la Fuerza Aérea. ¡Llegué al mundo ideal! Bajo mi experiencia, el mundo comercial es cero machista, aunque llegué hace poco. Las que llevan más tiempo podrían hablar más de eso... Igual somo pocas todavía, es una carrera poco conocida, que es muy de hombre. Todavía está vigente eso de que es raro que haya una mujer piloto”.
Paola Oyarzún (39), primera oficial Latam
“Nunca fue el sueño de mi vida ser piloto, nadie en mi familia tenía contacto con esta actividad. Soy de una familia tradicional, de Maipú. En la casa teníamos la ilusión de ir a la universidad, de estudiar algo tradicional. Un día vi en las noticias a las mujeres que entraron a la Fach y a mí me atraía la vida militar, pero recién en tercero medio me puse a averiguar. Mis papás me apoyaron ‘ene’. Yo soy de la tercera generación de la Fach, pero nos juntaron con el curso anterior y terminé siendo la segunda generación. En la escuela de aviación tuve muchos instructores de vuelo y eso terminó por crearme una confusión. Y me fui. Después fui tripulante de cabina (azafata), pero en ese tiempo no entendía mucho el mundo comercial. Pero un día un capitán me invitó a la cabina y ahí me encanté. Comencé a buscar información de escuelas de vuelo y en Cerrillos encontré un curso que era especial para excadetes de la Fach; ahí conocí a un instructor que me llevó a enamorarme nuevamente del volar. La vida de un piloto es distinta, pero siempre está el estigma de que es loca, desordenada... Hay que reorganizar algunos temas, como la vida familiar, pero hay tiempo para ir a buscar los niños al colegio y muchas otras cosas... ¿Machismo? Para mí no hay tanto, porque venimos de un mundo (FF.AA.) aún más extraño. Una vez un pasajero preguntó ‘¿ella es piloto?’. Y luego que el capitán le contestara que sí, dijo ‘sabía que existían, pero nunca había visto una’. Me sentí como algo mitológico. En la empresa hay un respeto entre hombres y mujeres, por eso no hago eco de esa idea machista. Hay excepciones, claro, pero tanto del lado de los hombres como también de las mujeres”.
Loreto Vidal (40), primera oficial Latam
“Mi papá fue piloto de la Fach y cuando era chica comencé a volar con él. Me crié rodeada de aviones y cuando estaba en 4° medio se abrió la posibilidad de ingresar a la primera generación de mujeres en la Fach. De verdad, en mi tiempo (años 90) tú no conocías a ninguna mujer piloto, pero era por desconocimiento. El año 98 fui a la Fidae y conocí a unas de las primeras pilotos de la FF.AA. de Estados Unidos. Me dije ‘si ella pudo, yo también puedo’. Me gradué como piloto de guerra el 2005, pero me desempeñé en el área de transporte. En 2011 entré al área civil y a Lan (hoy Latam). Me retiré de la Fach buscando desafíos profesionales que eran distintos. Vivimos en Viña del Mar, y cuando tengo que trabajar voy en auto a Santiago. Con mi marido (de la Armada) y la familia nos organizamos bien, ellos son un apoyo tremendo, pero en la empresa hay harta flexibilidad. Somos pocas mujeres, pero a los pilotos nos une algo vocacional, volar es una pasión, donde el trabajo en equipo es muy importante. ¿Fach o aviación comercial? El enfoque es distinto, he ido cumpliendo mis etapas. En la Fach hice mucho trabajo social, harto traslado y ayuda a la comunidad, porque como estaba en el área transporte, volaba aviones como el Casa 212 o el Twin Otter, que están diseñados para eso”.