Marlén siempre quiso votar por Pedro Castillo, de Perú Libre. A sus 49 años trabaja en un consultorio de Chibay, un pueblo ubicado a casi 100 kilómetros de Arequipa. “Yo sabía que iba a ganar, incluso cuando no salía en las encuestas, porque no reflejan lo que pasa en el país. La gente está cansada de tanto político con preparación, que solo entran (a la política) a robar. Me gustaron sus propuestas en las que dice que quiere recuperar los recursos del Perú y cambiar la Constitución”, dice por teléfono a La Tercera.
El hartazgo de Marlén parece ser el reflejo de lo ocurrido en las elecciones de Perú el domingo. El candidato de izquierda radical del partido Perú Libre se impuso ayer con 18,4% de los votos, con 84% de votos escrutados. Mientras que la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, le siguió con 13,2%. Se abrió así un panorama polarizado entre izquierda y derecha y de profunda incertidumbre de cara a la segunda vuelta el 6 de junio.
“Más que un triunfo de Pedro Castillo, porque pudo ser casi cualquier otro candidato, se trata de la búsqueda de un sector del electorado que está muy harto de una situación complicada, que ya era compleja antes de la pandemia, pero que con ésta se ha exacerbado, con 2,2 millones de empleos que se han perdido y con unas 150 mil personas que han muerto por la pandemia. Pero el nivel de agotamiento de la gente respecto de lo que la economía les está dando llega a un cansancio y la gente busca expresiones de ese tipo que ha encontrado en Pedro Castillo en esta oportunidad”, explicó a La Tercera el analista peruano Augusto Álvarez Rodrich.
En la misma línea, la historiadora peruana Natalia Sobrevilla señala que los resultados de Castillo tienen que ver con el “descontento tan profundo de una gran parte del electorado peruano que no se siente representado por ninguno de los otros candidatos”.
“Los resultados demuestran lo polarizado y también demuestra la falta de institucionalidad, la falta de partidos políticos, el problema de representación que es tan profundo y la crisis política que viene dándose sin parar desde 2016. Recordemos que ese año quienes pasaron a segunda vuelta fueron dos candidatos de derecha que se disputaron la presidencia y luego pelearon tanto que destruyeron el sistema, y entonces hemos llegado ya a un momento de desencanto absoluto”, añade Sobrevilla en conversación con La Tercera.
El profesor de 51 años que actualmente hace clases en Puña, en Cajamarca, pasó casi desapercibido durante la campaña. Las primeras luces de lo que podría ser su desempeño en las elecciones ocurrió la semana pasada, cuando el jueves en la noche la encuestadora Ipsos divulgó a los medios extranjeros su último simulacro de votación, en el que el candidato se encumbraba en el segundo lugar con 12,7%. Toda una sorpresa para un aspirante presidencial que recién comenzó a figurar en los sondeos en febrero con un 4% de intención voto. Para muchos observadores de la política peruana, el repunte de Castillo es comparable al de Alberto Fujimori en 1990.
“Castillo recién comienza a remontar incluso luego del debate presidencial, donde tampoco tuvo una presencia tan destacada, pero sí tuvo un discurso muy radical. Y coincidió en un minuto que la candidata de izquierda que es Verónika Mendoza comienza a correrse un poco al centro en sus mensajes en el plano económico para poder plantar votos de centro y ahí le deja un espacio por la izquierda que lo aprovecha bien Castillo, con medidas muy radicales de estatizar empresas, que lo perfilan y va creciendo en la última semana”, explicó Álvarez Rodrich.
Sobrevilla, por su parte, señala que lo ocurrido con Castillo es un fenómeno que suele pasar en Perú. “Siempre hay un bolsón de votantes, un 30% de personas que dicen que no les gusta ningún candidato, que están en busca de algo nuevo, de algo diferente, algo que sintieran que los representaba mejor que lo que había. Aparece alguien como Pedro Castillo y empieza a correr la voz y entonces como la prensa nacional no lo ve venir, porque tiene 4%, porque es de provincia, porque es un maestro al que se no se le da mucha atención, nadie se encarga de hacer una campaña de demolición en su contra. Todas las candidaturas que comienzan empiezan a levantar cabeza y les cae una campaña de demolición tan grande, que bajan. Y entonces cuando esto se da muy cerca de la fecha de las elecciones, entonces no hay campaña de demolición, la campaña de demolición contra Pedro Castillo comienza hoy”, advierte.
Aunque se trataba de su tercera campaña presidencial, Keiko comenzó a repuntar en los sondeos en la penúltima semana de cara a la elección. Para ello tuvo un cambio de estrategia y comenzó a apelar a la figura de su padre, Alberto Fujimori. “El fujimorismo siempre ha tenido un núcleo duro de votos. Estuvo estancado todo este tiempo, porque Keiko Fujimori no lograba conectarse con la gente. En base a sus zigzagueos, estuvo en varias elecciones a favor del padre, en contra, ahora nuevamente con él, pero mantenía un electorado fiel, pequeño, aunque lo suficientemente importante para una intención de voto muy dispersa, en donde tener 8% era bastante. Lo que ha pasado es que la desafección de la política es tan grande, que es muy voluble, entonces van pasando de un lado a otro, va moviéndose entre determinados candidatos”, indicó a La Tercera el politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Fernando Tuesta.
¿Quién gana en la segunda vuelta? Esa era la pregunta que muchos se hacían ayer en Perú. Álvarez Rodrich señala que las “segundas vueltas son otro partido diferente. Ahí repartes el naipe y empiezas a jugar de nuevo. Y todo va a cambiar a partir de ahora. Los mismos candidatos tienden a transformarse con otro discurso”.
“Cualquiera puede ganar. Hay que tener en cuenta que los sistemas políticos peruanos, los partidos políticos son tremendamente débiles, no existen como entidades formales, cuando tienes 18 partidos políticos es en verdad porque son clubes que se forman en cada elección para llegar a la presidencia. Lo que va a haber es seguramente acercamientos que van a darse con algunos sectores políticos. Yo tengo la sensación de que eso le puede hacer daño (a Castillo). De repente a él lo que le conviene es un discurso de no alianzas y un discurso radical y eso lo puede ayudar en la elección aprovechando el antifujimorismo que sigue siendo grande. El candidato que tiene más antivoto es Keiko Fujimori, con un 70% de antifujimoristas muy sólidos”, advierte Álvarez Rodrich.
Para Sobrevilla, si Castillo “se modera demasiado, tiene el riesgo de perder algunos de sus votantes, pero ese es un riesgo menor, porque esos votantes no necesariamente lo van a abandonar”. “Qué tanto puede moderarse para poder apelar a la izquierda más progresista, que es la que se fue con Verónika Mendoza. Aunque igual no le alcanza, porque ella tiene 6% o 7% y él tiene 18% y con eso no es suficiente”, explica.
La historiadora indica que “Keiko Fujimori va a tener todo el apoyo de los otros candidatos de derecha que juntos suman un 30%. Lo que hemos tenido en Perú es como una primaria muy extraña, donde hemos tenido tres candidatos de derecha, a un par de populistas y a dos candidatos de izquierda”.
Los analistas concuerdan que existe el factor del antifujimorismo, que puede jugar un rol importante en esta segunda vuelta. ”Hay dos tipos de antifujimoristas. Unos que son los tímidos, que en buenos momentos dicen que Fujimori no les gusta, no me gusta lo que hizo la señora Fujimori con PPK (Pedro Pablo Kuczynski). Esos son los tibios. Existen los antifujimoristas a ultranza que no votarán por Keiko Fujimori bajo ninguna circunstancia. El núcleo duro. Quizás hay gente que va a poder conquistar diciendo que Pedro Castillo le va a robar el apartamento, que va nacionalizar, hay mucho miedo, hay mucha gente que piensa que vamos a hacer la próxima Venezuela en cinco minutos. Eso va a calar. Pero hay quienes no. Ella tiene un techo”, advierte.
Fujimori, de 45 años, ha afirmado que estaba dispuesta a trabajar con Hernando de Soto, de Avanza País, y Rafael López Aliaga, de Renovación Popular, políticos que respetan el actual programa económico y la Constitución que se redactó en 1993 durante el primer gobierno de su padre. “Hago una invocación a ellos que han señalado que creen en un modelo de inversión privada, aquellos que han señalado que no quieren que Perú se convierta en Cuba o Venezuela”, dijo la candidata a periodistas la noche del domingo.