Menos de 48 horas alcanzaron a estar vigentes las nuevas restricciones que dejarían a los alemanes sin Semana Santa después de que la canciller alemana, Angela Merkel, decretó un confinamiento total por cinco días desde el 1 al 5 de abril ante el alza de contagios generado por la tercera ola de la pandemia. “Un error debe llamarse un error y debe corregirse”, dijo ayer la líder de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) tras retroceder en las medidas que obligarían a cerrar los lugares de culto y prohibir reuniones privadas.

Las críticas a Merkel -que en primera instancia sólo iba a permitir oficios religiosos online- llegaron desde su propio Ejecutivo. El ministro del Interior, Horst Seehofer, aseguró estar “asombrado de que entre todos los partidos, sean aquellos cuyo nombre tienen una C (de cristiano) los que sugieran que las iglesias se abstengan de celebrar servicios, especialmente en Semana Santa”.

Durante la primera ola, los confinamientos totales permitieron solo el funcionamiento de actividades esenciales cerrando por meses iglesias, sinagogas y otros templos religiosos. La reciente postura alemana a siete días de una de las celebraciones religiosas más importantes del mundo cristiano obliga a los demás países a revaluar los protocolos sanitarios sobre los lugares de culto, lo que en algunos casos ha llegado a ser resuelto por la justicia.

Fieles, en una misa bajo las normativas contra el Covid-19, en Chile.

La Corte Suprema de Chile falló de manera unánime a favor del recurso de protección presentado por la Corporación Comunidad y Justicia contra el plan gubernamental Paso a Paso, que prohibía realizar misas en las comunas con cuarentena total. Desde que la sentencia sea publicada en los próximos días, los ciudadanos podrán reunirse para orar bajo sus creencias y realizar actos conmemorativos tradicionales.

Días antes, el gobierno de Sebastián Piñera dio marcha atrás a la normativa que impedía los cultos religiosos en zonas con confinamiento durante los fines de semana y el 14 de marzo, el Ministerio de Salud mediante un comunicado informando que los encuentros religiosos serán permitidos con un aforo de 20 personas y en lugares abiertos. Aunque no son los únicos.

En novieembre del año pasado, la Corte Suprema de Estados Unidos zanjó una de las polémicas entre la libertad religiosa y las restricciones por la pandemia. Por cinco votos a favor y cuatro en contra, el máximo tribunal determinó que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo actuó “inconstitucionalmente” con la orden estatal que limita la asistencia a los servicios religiosos.

En Europa también se ha generado conflicto. La Asociación de Iglesias de Escocia inició acciones legales contra las últimas normativas sanitarias de esa nación que permiten a los lugares de culto celebrar únicamente matrimonios o funerales, mientras que las misas solo serán transmitidas por internet.

La disputa estalló el 8 de enero cuando la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, tipificó como delito que las iglesias lleven a cabo servicios religiosos presencialmente y las personas sorprendidas podrían ser multados con hasta US$ 13 mil.

Según el diario The Scotsman, los abogados de los 28 líderes religiosos amenazaron el 15 de enero con demandar al Ejecutivo si las autoridades no daban una solución. Ante la nula respuesta, acusan al gobierno de violar la Convención Europea de Derechos Humanos y la Constitución de Escocia.

Un sacerdote celebra la Misa de Pascua a través de una transmisión en vivo desde una iglesia vacía en San Giorgio Ionico, Italia durante la Semana Santa de 2020.

Sin embargo, la Corte de Sesión escocesa -el tribunal penal más alto de esa nación- dictaminó que criminalizar el culto de la iglesia en el confinamiento actual “infringía desproporcionadamente” la libertad de creencias religiosas y resultaba “inconstitucional”.

“Desde el principio, hemos reconocido las decisiones que las autoridades escocesas tuvieron que tomar en respuesta a la pandemia. Sin embargo, su enfoque para prohibir y criminalizar el culto de la iglesia fue claramente desproporcionado, y si esto no hubiera sido cuestionado, habría sentado un precedente muy peligroso”.

Fallo de la Corte de Sesión de Escocia

Tras la decisión judicial, el gobierno informó que los lugares de culto podrán reabrir desde mañana y justo antes de la Semana Santa, con un límite de 50 personas en espacios cerrados.

En tanto, el arzobispo Paul Gallagher reiteró en febrero que para el Vaticano es “urgente proteger el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. En particular, las creencias religiosas y su expresión”, ya que consideran que el derecho a la libertad religiosa se está erosionando en la respuesta global de la pandemia.

No obstante, durante los primeros meses de la pandemia la mayoría de los líderes internacionales decidieron incluir los ritos religiosos entre la lista de restricciones sanitarias después de considerarlos posibles zonas de contagio, especialmente después del caso de Corea del Sur.

Pastores con mascarillas realizan un servicio en la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido en Seúl, Corea del Sur.

En febrero pasado, una surcoreana de 61 años tuvo como primer síntoma fiebre, pero siguió asistiendo a los servicios religiosos de la Iglesia Shincheonji de Jesús, en la ciudad de Daegu. Según datos del Centro de Corea para Control y Prevención de enfermedades (KCDC), alrededor de dos tercios de más de 7.500 casos podrían ser rastreados hasta la denominada “paciente 31″.

Restricciones de Semana Santa

En medio de un alza de casos positivos de Covid-19, Latinoamérica vivirá una Semana Santa distinta. Al llamado que realizó la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para que las personas permanezcan en sus casas durante los días festivos y así evitar aglomeraciones, se sumó un endurecimiento de las medidas sanitarias por parte de algunos gobiernos de la región.

Por una parte, el gobierno de Francisco Sagasti en Perú decretó una prohibición de movilidad aérea y terrestre desde el 1 al 4 de abril; desde la semana pasada Venezuela tiene vigente un cese a las actividades no esenciales que se extenderá hasta el fin de las festividades cristianas; y Paraguay ordenó una cuarentena total desde el 27 de marzo al 4 de abril.

La pandemia también obligó al Papa Francisco a modificar algunos de los ritos para cumplir con las normativas sanitarias en las conmemoraciones de este año. La Santa Sede informó que el lavado de pies estará suspendido, algunas misas fueron trasladadas de lugar para evitar aglomeraciones y la vigilia del Sábado Santo fue adelantada tres horas para que los fieles regresen a casa antes del toque de queda de las 22 horas.

A pesar de esto, la Semana Santa no estará exenta de polémicas. El Presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, estableció una prohibición total para “reuniones masivas, incluidas las reuniones religiosas” desde el 22 de marzo al 4 de abril. Solo se podrán llevar a cabo “matrimonios, bautizos y servicios funerarios con un máximo de 10 personas”. Sin embargo, la Arquidiócesis de Manila desafiará al gobierno y mediante una carta pastoral indicó que continuarán con los servicios religiosos al 10% de la capacidad de las iglesias.

“No tendremos ninguna actividad religiosa fuera de nuestras iglesias, como senakulo , pabasa , procesiones y caravanas. Pero dentro de nuestras iglesias a partir del 24 de marzo, tendremos nuestro culto religioso con el 10% de nuestra capacidad máxima”.

Arquidiócesis de Manila