El ecosistema de emprendimiento nacional sigue fuerte y esta vez otra buena noticia la da la startup Protera, quien concretó el cierre final de su financiamiento Serie A por US$10 millones. La ronda fue liderada por Sofinnova Partners, una firma europea líder de capital riesgo en ciencias de la vida, especializada en salud y sostenibilidad, además del grupo mexicano Bimbo, uno de los líderes mundiales en la industria de productos horneados, junto con la aceleradora de startups de alimentos y tecnología agrícola de ICL Group, ICL Planet.
En una línea similar a NotCo, Protera mezcla un trabajo biotecnológico con un algoritmo informático para crear biología sintética especializada en diseño de proteínas. Pero, a diferencia del nuevo unicornio chileno, no son las que se consumen en masa, como la carne, sino proteínas muy específicas denominadas “funcionales”. Por ejemplo, una que es capaz de matar a los hongos de ciertos alimentos, extendiéndoles la vida media (como el pan de molde), o modificar la textura y sabor de un alimento.
La clave de su desarrollo está en una plataforma basada en Inteligencia Artificial, denominada MADI, que es capaz de identificar en fuentes naturales qué proteínas específicas puede cumplir una función que están buscando.
Protera utilizará la nueva inyección de capitales para acelerar el escalamiento de Protera Guard, una proteína que extiende la vida útil de los alimentos y que reemplaza los aditivos químicos ampliamente utilizados, con una alternativa más eficiente y natural.
Francia Navarrete, directora de operaciones y fundadora de Protera, explica a PULSO que el viaje para alcanzar la Serie A fue largo, pero se dio de forma bastante natural. “Levantamos la primera fase en marzo de 2020, de US$ 5 millones, con un inversionista francés de Sofinnova que lleva muchos años de experiencia. Fue en el momento adecuado, porque estábamos justo enfrentando la fase de industrialización de nuestros productos”.
Navarrete reconoce que como fue una ronda intermediaria, decidieron no anunciarla: “Simplemente nos empezó a ir bastante bien con el avance de nuestros proyectos, entonces las mismas empresas con las que estábamos hablando, como Bimbo o ICL, empezaron a fijarse en el tremendo valor que generábamos, justamente por la oleada de cambio en el mercado alimenticio, donde se están buscando nuevas alternativas y nosotros nos dedicamos particularmente a eso”.
Actualmente, esta empresa tiene operaciones en Chile, Estados Unidos (California) y Francia (París), alcanzando 35 empleados. De hecho, el cierre de esta ronda llega inmediatamente después de una serie de novedades a nivel corporativo. A principios de este año, Protera incorporó al exvicepresidente ejecutivo de Novozymes, Thomas Videbaek, como presidente del directorio, y al experto de BASF, Dr. Oswaldo da Costa, como miembro del directorio.
Leonardo Álvarez, CEO y cofundador de Protera, se mostró conforme por los apoyos recibidos: “Estamos muy entusiasmados de continuar nuestra sólida asociación con Sofinnova Partners, conocidos por construir y hacer crecer empresas de biotecnología industrial, con un fuerte enfoque en los emprendedores y la ciencia (…) Nos sentimos tremendamente afortunados de sumar socios industriales reconocidos a nivel mundial, como Bimbo e ICL Group, para seguir posicionándonos, avanzar y desplegar productos en el mercado”.
Por su parte, José Manuel Ramírez, director de Bimbo Ventures, comentó que el financiamiento a Protera se debió a que su tecnología “tiene como objetivo resolver desafíos reales en el sector alimentario, como aumentar la vida útil del pan, disminuir el desperdicio de alimentos y aumentar la seguridad alimentaria”.
En una servilleta
Protera nació el 2011 en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Andrés Bello. Leonardo Álvarez conoció al científico Daniel Almonacid, quien lo entusiasmó en aplicar los algoritmos a la biología. Entre el 2012 y el 2013 este estudiante armó su primera empresa y se ganó el fondo más básico de Start-Up Chile y un “Aplica tu Idea” (Fundación Copec-UC).
En 2014, Leonardo conoció a Francia, quien iba un año más abajo en la misma carrera. Ya tenían claro que la industria tenía la necesidad de mejorar sus alimentos en base a proteínas y se pusieron a trabajar en una plataforma informática que diseñara la solución en problemas reales. Diseñaron el modelo de negocios en una servilleta y se ganaron rápidamente un fondo de Corfo.
Años más tarde, lograron su primer gran cliente, la multinacional coreana Doosan. Esto los puso en la lupa de los capitales de riesgo y a fines del 2017 habían logrado levantar US$1,7 millones de inversionistas de Italia, Corea, EE.UU. y Chile.