Talibanes proclaman victoria en la provincia rebelde de Panjshir y abren foco de conflicto con Irán

Los insurgentes aseguraron que ya controlaban todo Afganistán, aunque el líder de la oposición llamó a un levantamiento y a la resistencia. Teherán, por su parte, criticó el avance de los talibanes hacia la provincia de Panjshir.


Desde que tomaron control de Kabul provocando la caída del gobierno de Ashrif Ghani el 15 de agosto pasado, los talibanes tuvieron que hacer frente a un foco de resistencia en el norte de Afganistán, en Panjshir. Eso hasta que ayer, porque tras intensos combates, el grupo insurgente anunció que se habían apoderado de la provincia rebelde.

Panjshir, hogar de la minoría tayika del país, seguía siendo la única provincia de Afganistán que no estaba bajo control de los talibanes cuando marcharon hacia Kabul. El grupo no había logrado tomar la provincia cuando gobernó por última vez, en la década de 1990, ni tampoco la Unión Soviética cuando invadió el país en la década de los 80.

Miles de combatientes talibanes tomaron los ocho distritos de Panjshir durante la noche, según testigos del área que hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias, consignó The Associated Press. El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, emitió un comunicado ayer en el que señaló que Panjshir se encuentra ahora bajo control de sus combatientes.

“Les aseguramos a las honorables personas de Panjshir que no serán sujetas a ningún tipo de discriminación, todos somos hermanos, y que serviremos al país y los objetivos en común”, sostuvo Mujahid en el texto. “No hay necesidad para seguir luchando. Todo el pueblo de Panjshir y aquellos que viven en Panjshir son nuestros hermanos y son parte de nuestro país”, añadió.

Los combatientes opositores a los talibanes habían estado encabezados por el exvicepresidente, Amrullah Saleh, y Ahmad Massoud, el hijo del emblemático combatiente antitalibán Ahmad Shah Massoud, quien fue asesinado pocos días antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Los rebeldes inicialmente mantuvieron conversaciones con los talibanes, buscando la devolución del poder a las provincias y la inclusión de todos los grupos étnicos en el nuevo gobierno. Esas conversaciones no prosperaron, y los talibanes continuaron su empuje militar hacia Panjshir en los últimos días.

En una grabación de audio publicada ayer por la resistencia, Massoud dijo que habían ofrecido un alto el fuego y reiniciar las conversaciones el domingo, pero los talibanes habían lanzado un ataque en su lugar, que mató a muchos, incluidos algunos miembros de su familia. Massoud no abordó las afirmaciones de los talibanes de haber entrado a la capital provincial en la grabación, ni dijo dónde estaba. Llamó a la resistencia armada, así como a las protestas políticas en todo Afganistán.

Massoud señaló que los talibanes traerían “un Afganistán que se mantiene atrasado, plagado de oscurantismo, desprovisto de civilización y arte, desprovisto de unidad y solidaridad, y un país que se ve obligado a un aislamiento económico y político”. “¡Allá donde estés, ya sea dentro o fuera del país, te interpelamos para que te levantes y te resistas por la dignidad, integridad y libertad de nuestro país”, pidió el líder del Frente de Resistencia Nacional (FRN).

Los relatos contradictorios de lo que estaba sucediendo en el terreno en la provincia de Panjshir fueron difíciles de verificar porque se cortó el servicio de internet y telefonía en la región, indicó el diario The New York Times.

Ali Nazary, jefe de asuntos exteriores del grupo de resistencia, dijo que Massoud todavía estaba dentro de Afganistán.

El asalto de los talibanes a la provincia de Panjshir no resultó indiferente para su vecino Irán, que ayer condenó la ofensiva en el bastión del movimiento de resistencia. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Said Jatibzade, instó a resolver la disputa por el control de Panjshir mediante el diálogo. “Nadie debería permitir un fratricidio”, aseguró en una comparecencia pública en la que abogó por una “solución política”.

Irán, el poder musulmán chiita dominante de la región, se había abstenido hasta ahora de criticar a los talibanes desde que el grupo sunita se apoderó de Kabul el 15 de agosto.

En este sentido, Teherán ha criticado el supuesto bloqueo impuesto por los talibanes, que considera contrario al Derecho Internacional, y ha instado a los milicianos a cumplir todos sus compromisos, según la agencia de noticias Tasnim.

El pronunciamiento iraní llega después de una conversación telefónica entre el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Hosein Amirabdolahian, y el dirigente político afgano Abdulá Abdulá, interlocutor clave en el nuevo escenario abierto tras el rápido ascenso de los talibanes.

Ambos hablaron el domingo y Abdulá, además de felicitar a Amirabdolahian por su nuevo cargo, lo emplazó a garantizar el envío de ayuda humanitaria. Ambos han coincidido en la necesidad de que sean los propios afganos quienes decidan su futuro político, según un comunicado difundido por Abdulá.

El portavoz de Relaciones Exteriores iraní también se ha posicionado públicamente en contra de cualquier injerencia: “Todo el mundo sabe que la historia de Afganistán ha demostrado que inmiscuirse no provoca más que fracaso”.

Por otro lado, en los últimos días se han producido pequeñas protestas pacíficas de mujeres, ajenas a la resistencia armada en Panjshir, en varias ciudades. Han estado exigiendo libertades y derechos básicos, pero en ocasiones los talibanes los han enfrentado con violencia.

Este lunes, las mujeres salieron a las calles en la ciudad norteña de Mazar-e-Sharif. En la manifestación coreaban: “La educación, el trabajo y la seguridad son nuestros derechos absolutos”, “la victoria sin mujeres no tiene sentido”. Sus carteles incluían mensajes como “las mujeres no se pueden borrar” y “una ciudad de un solo sexo apesta”. Un grupo de periodistas hombres, que intentaba cubrir el evento, fue expulsado por un combatiente talibán armado.

Según The Wall Street Journal, Estados Unidos facilitó la evacuación de cuatro ciudadanos estadounidenses de Afganistán ayer a través de una ruta terrestre no revelada, dijo un funcionario del Departamento de Estado, en lo que se cree que es la primera salida confirmada desde que Washington terminó de evacuar tropas y civiles el mes pasado a través del aeropuerto de Kabul.

Los talibanes estaban al tanto y no impidieron la salida de los ciudadanos estadounidenses, quienes se encontraban en buenas condiciones y fueron recibidos por personal del Departamento de Estado en un país fronterizo con Afganistán no revelado, dijo el funcionario.

Además, los insurgentes aún no han anunciado formalmente la estructura de su nuevo gobierno, pero ayer dijeron que pronto ofrecerían más detalles.

Blinken en Qatar

El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, llegó ayer a Doha, Qatar, como parte de un viaje para agradecer a los países socios su ayuda durante la retirada militar, revisar los esfuerzos de evacuación y desarrollar una oficina en Qatar que cumpla la función de una embajada en Afganistán.

Blinken se encontraba acompañado del secretario de Defensa, Lloyd Austin, y tenía previsto cenar anoche con el emir Tamim bin Hamad Al-Thani.

Este es el primer viaje a la región de altos funcionarios estadounidenses desde que los talibanes tomaran el poder en Afganistán y desde la retirada de las tropas estadounidenses de ese país.

Tras su paso por el emirato, está previsto que Blinken visite la Base Aérea de Ramstein (Alemania), que acoge temporalmente a miles de afganos antes de que viajen a Estados Unidos. Copresidirá con su homólogo alemán, Heiko Maas, una reunión virtual de ministros de unos 20 países sobre la crisis afgana.

Por su parte, Austin realizará una gira por el Golfo que lo llevará a Bahrein, Kuwait y Arabia Saudita.

Los qataríes se han convertido en actores clave en la situación de Afganistán, así como por el rol que jugaron como mediadores. Ya en 2013 iniciaron las conversaciones con los talibanes, a petición del entonces Presidente estadounidense Barack Obama.

Posteriormente, acogieron las negociaciones concluidas en 2020 entre la administración de Donald Trump y los talibanes, y, después, entre estos últimos y la oposición afgana del ahora depuesto Presidente Ashraf Ghani. También han acogido a más de 55.000 refugiados afganos, algunos de los cuales están alojados en la base estadounidense del emirato.

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