A principios de 2018 Paul Romer, que ese mismo año ganó el Nobel de Economía, dejaba su cargo como economista jefe del Banco Mundial denunciando una manipulación del Doing Business, la cual ejemplificaba con resultados que maliciosamente habrían perjudicado la posición de Chile en el ranking bajo el gobierno de Michelle Bachelet.
Aunque la polémica se barrió bajo la alfombra por unos años, en 2020 se abrió una investigación que ha entregado sorprendentes resultados, lo que llevan hoy a The Economist a solicitar la salida de Kristalina Georgieva de la dirección gerencial del Fondo Monetario Internacional. “Aunque la Sra. Georgieva merece simpatía, el episodio no encaja fácilmente con su papel actual en el FMI”, se lee en la editorial de la influyente revista británica.
La semana pasada el bufete de abogados Wilmer Hale, a cargo de la auditoría, indicó que una “presión directa e indirecta” del personal de alto nivel en la oficina del entonces presidente del BM, Jim Yong Kim, para modificar la metodología del informe y con eso mejorar la puntuación china.
Dicha presión habría provenido de Georgieva, quien en ese tiempo era la segunda a bordo en el organismo multilateral, y habría generado que China permaneciera en la posición 78, en lugar de descender al puesto 85 en el informe de 2018, publicado en 2017.
“No estoy de acuerdo fundamentalmente con los hallazgos e interpretaciones de la investigación de irregularidades en los datos en lo que respecta a mi papel en el informe Doing Business del Banco Mundial de 2018″, indicó en un comunicado la actual líder del FMI.
Sin embargo, para The Economist la situación es compleja y está lejos de quedar zanjada con esa declaración. “La próxima vez que el FMI intente arbitrar una disputa cambiaria, o ayude a reprogramar la deuda de un país que ha pedido prestado a China, los críticos del fondo seguramente citarán esta investigación para socavar la credibilidad de la institución”, indica.
La editorial también plantea que “el fondo cuenta con un influyente departamento de investigación propio. También es el custodio de los estándares de datos para las estadísticas macroeconómicas del mundo. El jefe del FMI debe sostener el anillo mientras dos de sus mayores accionistas, Estados Unidos y China, se enfrentan en una nueva era de rivalidad geopolítica. Los críticos del multilateralismo ya están citando este asunto como evidencia de que los organismos internacionales no pueden plantar cara a China”.
En función de todo aquello, The Economist ofrece una salida tajante: “la Sra. Georgieva, una estimada funcionaria de varias instituciones internacionales, debería dimitir”. La revista recuerda que la economista búlgara “una vez que se evitó la vergüenza de China, agradeció a un investigador principal por ‘hacer su parte por el multilateralismo’”, por lo tanto indica que “ahora ella también debería aportar su granito de arena al multilateralismo cayendo sobre su espada”.
Preocupaciones compartidas
Romer ya se había manifestado en una línea similar a la que plantea la editorial en cuestión. El Nobel indicó a la agencia AFP que los integrantes del FMI “tendrán que tomar una decisión sobre si se sienten cómodos con ella y continuará en ese puesto. Creo que deberían pensar en sus opciones”.
En tanto, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos señaló en un comunicado que “estos son hallazgos graves” y subrayó que “nuestra principal responsabilidad es defender la integridad de las instituciones financieras internacionales”.
Las preocupaciones que comparten The Economist, Romer y el Tesoro estadounidense parecen tener asidero. De hecho, esta misma semana el diario argentino el Clarín publicó un artículo en el que titulaba: “Con Kristalina Georgieva bajo sospecha, el acuerdo con el FMI podría complicarse”, en referencia a la renegociación de la deuda del país vecino con el prestamista multilateral, dando cuenta así de cómo el ruido de la investigación del Banco Mundial puede complicar al Fondo Monetario Internacional.
En el diario transandino señalan que Martín Guzmán, ministro de Economía, quedó muy debilitado tras la derrota del gobierno en la primarias parlamentarias, pese a lo cual fue ratificado en su cargo. “La necesidad de llegar a un buen puerto con el FMI, apalancado en la buena relación personal que mantiene con Kristalina, es la razón principal que lo mantiene a flote”, indica el periódico. Sin embargo, la situación se enreda un poco más, dada el escrutinio que pesa sobre Georgieva.