Las autoridades en Irán han reforzado su persecución hacia las mujeres que rompan el estricto código de vestimenta del país. Esto, a medida que el tiempo pasa después de las protestas del año pasado, y el régimen intenta “retomar” el control del país. Hace unas semanas, la policía cerró una oficina de Digikala, el “Amazon” de Irán, luego de que se vieran en redes sociales videos con el personal femenino de la empresa sin hiyab.
En esa misma dirección se comenzó a reinstalar una patrulla callejera, en miras a vigilar el respeto por el código de vestimenta islámico, lo que ha traído de paso el cierre de cientos de cafés, restoranes y parques de diversiones. La policía también cerró un salón de belleza luego de que su celebración de apertura se volviera viral, ya que se veían muchas mujeres sin velo en él.
Durante julio, una corte llegó a sentenciar a una mujer a pasar un mes “lavando y preparando” cadáveres para funerales, luego de que se le encontrara conduciendo sin velo en el sur de Teherán. Otra mujer fue sentenciada a 270 horas limpiando edificios del gobierno, por la misma razón.
Un caso particular que impactó en la sociedad iraní fue la condena contra Afsaneh Bayegan, una actriz de 61 años que ha aparecido varias veces con su cabeza descubierta en Instagram, y la última vez en un acto público. Las autoridades iraníes, buscando como obligar a las mujeres a cubrirse el pelo, fue tras ella y la condenó a dos años de prisión, con suspensión de la pena, y bajo la orden de visitar un “centro psicológico” de manera semanal.
Esto, para tratar lo que llamarían un “trastorno de personalidad antifamiliar”, indicó la agencia de noticias Fars. Según la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Paris VII, Azadeh Kian, “la condena de esta actriz sirve de ejemplo”. Bayegan no es cualquier actriz, sino una de las primeras en haber conquistado la televisión y cine iraní después de la Revolución Islámica de 1979.
Otra actriz famosa, Azadeh Samadi, fue diagnosticada por los jueces de “trastorno antisocial de la personalidad”: esto, por llevar sombrero y no velo en público. Así, esta actriz también tendrá que ir a un centro sicológico. La misma condena recibió, junto con dos meses de prisión, una mujer en Teherán a principios de julio, por lo que el tribunal consideró como “trastorno psicológico contagioso que conduce a la promiscuidad sexual”.
La persecución no solo es contra las mujeres, sino incluso contra los recintos que permitan entrar a las mujeres sin hiyab. En Mashhad, se cerró un puente peatonal que llevaba a un centro comercial, además de una serie de cafés en el recinto, por órdenes del comité local del hiyab, según la agencia de noticias Tasnim. En el centro de Teheran, el dueño de un café contó al Wall Street Journal que había tenido que cerrar varias veces en los últimos años, por distintas razones, siendo una de estas el “poner música occidental”. Pero que a partir del año pasado, el comportamiento de las personas había cambiado “irreversiblemente.
“Hoy, la gente viene acá y se sienta vestida como si fueran a una fiesta”, señaló el dueño del café. Durante las protestas del año pasado, su local y otros se volvieron refugios para los manifestantes, incluyendo a aquellos heridos en los choques con la policía. Meses más tarde, las fuerzas de seguridad comenzaron a cerrar negocios.
Otro evento de alto impacto en Irán fue el cierre de Digikala, una plataforma de e-commerce que contaba con 250 mil vendedores, y que empleaba a cerca de 9 mil personas. Aun cuando la página web de la plataforma sigue funcionando, las autoridades iraníes cerraron una de sus oficinas, luego de que la compañía publicara fotos en las que se podía ver a varias de sus empleadas sin velo.
Luego de meses de protestas, las autoridades iraníes cambiaron sus estrategias a la hora de forzar a las mujeres a usar velos. La Fiscalía General de Irán publicó una nueva guía para la policía, en la que se les pedía que no arrestasen a las mujeres por romper el código de vestimenta, pero les impusieran multas por eso.
Así mismo, el régimen ha señalado un aumento en las tecnologías de vigilancia en miras a imponer el uso del velo y el respeto al código de vestimenta islámico. Estas nuevas multas económicas serán extendidas, no solo a quienes violen el código, sino también a los que toleren estas faltas. De momento, taxis, restoranes y bancos han enfrentado multas por permitir entrar a las mujeres sin velo.
Además de multas, entre las condenas recomendadas por el fiscal general de Irán está la obligación de las mujeres a realizar “servicios comunitarios”, o el impedimento a viajes internacionales. Aquellas mujeres que rompan el código de vestimenta y trabajen en el gobierno podrían llegar a perder sus trabajos.