A poco más de tres meses de las elecciones de alcaldes y gobernadores, y cuando los ojos estaban puestos en Ciudad de México, la locación elegida para ser el sitio de la nueva ronda de diálogo entre el chavismo y la oposición venezolana que, en principio, debería iniciarse este viernes, un nuevo impasse tensiona el escenario político. La mediación no contaría con la presencia de voceros del sector disidente del llamado gobierno interino del líder opositor Juan Guaidó, tal y como había reclamado el Presidente Nicolás Maduro. En tanto, la Alianza Democrática acusó que no fue invitada a la cita. Con esto se vuelven a fraccionar las fuerzas opositoras que esperaban negociar un acuerdo en bloque con el Palacio de Miraflores para tener las garantías que les permitan participar en los comicios del 21 de noviembre.
Este es el cuarto proceso de negociación que se da tras al menos tres intentos fallidos impulsados en el Vaticano, en República Dominicana y en Barbados. En esta oportunidad, la mediación cuenta con la presencia de delegaciones de Noruega, Rusia, México y “un país europeo aún por definir”. Esa ha sido la tónica del encuentro, marcado por arreglos a último momento, improvisación y ausencia de certezas. Según la agencia EFE, la semana pasada varios miembros opositores aseguraron que la fecha de comienzo de las negociaciones sería este viernes, pero el propio Maduro aseguró que el día no está fijado todavía.
De acuerdo al medio la Voz de América, fuentes enteradas de los detalles logísticos de la cita en México señalaron que el diálogo entre el gobierno de Maduro y una comisión opositora no contará con la presencia de los representantes de la disidencia a Guaidó, tal como había reclamado el oficialismo.
Hasta ayer, los partidos del denominado G4 (Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo) habían confirmado su viaje a México. El grupo opositor estará liderado por el exalcalde y abogado constitucionalista Gerardo Blyde, además de Tomás Guanipa, embajador designado por el Parlamento de 2015 ante Colombia; Carlos Vecchio, embajador interino de Guaidó en Estados Unidos; el líder del partido Un Nuevo Tiempo, Luis Emilio Rondón, y Mariela Magallanes, diputada venezolana en el exilio.
Justamente, ayer el dirigente de Primero Justicia y excandidato presidencial Henrique Capriles -que se distanció de Guaidó en 2020- hizo un llamado a los venezolanos a votar “sin complejos” en los comicios de noviembre, debido a que es una “oportunidad” . “Yo voy a votar el 21 de noviembre. Es una decisión que la tengo más que clara, pero un solo palo no hace montaña. Yo soy un voto y somos millones de venezolanos que quedan en el país. Creo que tenemos que hacer las postulaciones, presentar a los líderes locales y regionales, que pueda haber un liderazgo en cada municipio y en cada estado”.
Capriles sostiene que ahora será distinto el proceso electoral, porque hay un Consejo Nacional Electoral (CNE) con miembros de la oposición y entregó el “respaldo a cualquier proceso que signifique un acuerdo para los venezolanos”.
Aunque el grueso de la comisión opositora se revelaría en su totalidad en las próximas horas, otra facción opositora, la Alianza Democrática, que engloba a 23 partidos políticos -entre ellos El Cambio, Primero Venezuela y Movimiento Ecológico de Venezuela- acusó que no fue invitada a la instancia.
“Informamos al país que no hemos sido invitados a participar en el proceso de diálogo y negociación auspiciado por el reino de Noruega, ni conocemos la agenda que en este se desarrollaría, lo cual consideramos como un muy mal inicio para este capítulo de conversaciones”, aseguró el grupo de diputados de la Alianza Democrática.
Además, este grupo manifestó que no se sienten representados por ninguno de los “factores presentes” en las negociaciones, “ni por los factores del gobierno, ni por el factor de la oposición presente en la misma”. En esa línea, este sector opositor exige que la agenda de los temas que se discutirán a puertas cerradas sea “transparente hacia el país, con miras a evitar que esta oportunidad sea desviada a la satisfacción de intereses personales, grupales o partidistas, como ha ocurrido en el pasado”.
La división en una oposición que no ha logrado cumplir con su hoja de ruta hizo que los movimientos que respaldan a Guaidó -que sería un bloque de al menos una treintena de partidos- cuestionen a las otras vertientes disidentes que participaron en los comicios presidenciales de 2018 y las legislativas de 2020, a los que tildan de ilegítimos. Entre la facción opositora que tomó distancia de Guaidó aparece el legislador Timoteo Zambrano, el exgobernador Henri Falcón, el diputado Javier Bertucci, el excandidato presidencial Claudio Fermín y el exparlamentario Felipe Mujica.
Esta semana, la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que reunió a buena parte de las formaciones antichavistas y ganó las legislativas de 2015, instó a los partidos a “reconstruir la unidad de la oposición con una visión compartida que garantice el retorno de la democracia”. Entre sus primeras tareas abogaron por decidir su eventual participación en las elecciones que elegirán a los “gobernadores de los 23 estados, alcaldes de los 334 municipios, así como miembros de los consejos legislativos locales y regionales”.
El quiebre al interior de los líderes opositores se da después de que el domingo el Presidente Maduro señaló que el diálogo con el sector encabezado por Guaidó iba bien. “Yo creo que, en el diálogo político de paz con la oposición guaidocista, vamos bien”, defendió el gobernante. Pero, además, el mandatario entregó una serie de adelantos de las reuniones, como que ya tienen un “documento redactado”, que tiene “siete títulos en la agenda que están debatiéndose”.
Tal como dio a conocer hace dos semanas el propio Maduro, en representación de su gobierno acudirá el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Jorge Rodríguez, y el gobernador del estado de Miranda y tildado como “hombre de confianza” del mandatario, Héctor Rodríguez.
Esta mediación será fundamental para el chavismo. Tras ser reelecto hace tres años en unos cuestionados comicios, el mandato de Maduro expira en 2025, por lo que las elecciones regionales de fin de año podrían tener un impacto vital para el futuro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), especialmente cuando el Ejecutivo tiene como objetivo que la comunidad internacional levante la serie de sanciones económicas que asfixian al país petrolero.
Según Deutsche Welle, entre las exigencias de Maduro para esta oportunidad, además del cese de las sanciones, se cuenta el “reconocimiento de las autoridades legítimas de Venezuela”, la “renuncia a la violencia” y “que se incorpore a todos los partidos de oposición”. El sociólogo venezolano Tulio Hernández explicó a DW que el mandatario no ha dado muestras de buena voluntad para iniciar un diálogo. “De hecho, ha arreciado la represión y ha detenido hace unas semanas a Freddy Guevara, figura clave de la oposición, así como a representantes de la ONG Fundar Redes, que es la que más ha denunciado la presencia de grupos irregulares colombianos en el país”, apuntó el experto.
Un editorial del diario El País destaca que una de las principales novedades de este proceso es el aparente alineamiento de la comunidad internacional, especialmente de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, a la hora de considerar la negociación como la principal salida a la crisis, toda vez que la estrategia de apoyar a Guaidó para forzar la renuncia de Maduro ha fracasado.