Se ha dicho que su candidatura ha seguido la misma línea que hace 11 años permitió a Josefa Errázuriz imponerse a Cristián Labbé. ¿Cuánto le pesa esa comparación?
Somos bien distintas. Soy una mujer que ha estado en la gestión desde hace 30 años. He dirigido proyectos, he dirigido instituciones, fui gerenta general de una consultora, creé un área de consultoría en estrategias para el servicio público, pero también privado, he trabajado en espacios sociales y he desarrollado proyectos de distinta envergadura. Soy ingeniera comercial, otra gran diferencia, mi carrera está y ha estado orientada a la gestión. Me asocian a ella porque nazco desde la ciudadanía, pero este es un momento diferente. La gente se aburrió de una gestión impuesta por quienes no viven en las comunas y que desde un escritorio vienen a tomar decisiones. Mi propuesta no es participación por participación, está lejos del asambleísmo, es ser capaces de escuchar a todos los actores.
Quien fue su contendor hasta hace poco, el concejal Jaime Parada, afirmó que su opción corría el riesgo de replicar la experiencia de la exalcaldesa, quien terminó siendo derrotada en 2016 nuevamente por la UDI. De hecho, él apuntaba a su inexperiencia política.
Acepto este desafío porque estoy segura de que tengo las habilidades necesarias. Cada candidato que hoy día es alcalde o alcaldesa tuvo una primera vez, y hoy que gane una candidata que lleva 30 años en la política en una comuna en que ganó por un 64% el Apruebo y quiere cambios es absolutamente inconsistente. Y me metí en esto, a diferencia de otros, porque estoy comprometida al 100% y no por afanes presidenciales. Encuentro doloroso tener una candidata que esté disponible solo dos meses y que después se vaya a la presidencial, o sea, con Providencia no se juega.
¿No cree que está agotado el discurso de lo ciudadano?
Está agotado desde esta mirada del reclamo, de la queja, porque no ha habido una escucha real. Me comentaban ayer una solución muy bonita que tiene que ver con niños que a las salidas de sus escuelas eran asaltados. Los padres no los podían ir a buscar y eran chicos. ¿Y qué se hizo? Sentaron a la comunidad a conversar sobre cómo generar soluciones: pintaron todo el recorrido y a ciertas horas los vecinos y vecinas que están en sus casas salen a cuidarlos en el camino. Eso es participación con inteligencia colectiva, o sea, si en una comuna de escasos recursos se hace eso, imagínate lo que podríamos hacer en Providencia.
¿Cuál es su evaluación de lo hecho por Errázuriz?
En el primer mandato de Josefa Errázuriz voté por ella, en el segundo yo no voté, porque no estaba acá, vivía entre París y Chile. Pero lo que he estado haciendo es hacer un análisis de qué cosas tengo que aprender de esa gestión. Por ejemplo, tenemos que tener gente con convicción, que tenga capacidad de servicio, que sea proba, que sepa hacer la pega y esté ahí porque le importa el proyecto, que no tiene solo interés en el cargo. Y creo que las decisiones no se tomaron a tiempo, la gestión podría haber sido, efectivamente, mejor.
En los partidos de la oposición aseguran que, según sus cálculos, su candidatura no tendría opciones y podría terminar siendo testimonial.
No creo que sea testimonial, estoy invirtiendo toda mi persona y mi compromiso, como lo he hecho toda mi vida, en esta candidatura. Entiendo la lectura de los partidos, porque la hacen desde su lógica. Pero están todos sumados a la campaña. Y acá hay algo que es relevante y es que Matthei sacó en 2016 casi los mismos votos que Labbé, muy pocos votos más, entonces lo que pasó es que perdió su contrincante, no fue que ella ganó. Y la diferencia de votos por los que pierde Josefa Errázuriz en la segunda campaña tiene justamente que ver con la cantidad de gente que dejó de ir a votar. Y ahí hay una oportunidad. Necesitamos capitalizar el liderazgo de la gente que votó por el Apruebo.
¿Qué aspectos destacaría de la gestión de Matthei?
Me propuse no dedicarme a criticarla, pero cuando hablo con vecinos y vecinas, y cada vez que nombro algo que ha hecho bien me dicen “pero faltó esto”. Parques y plazas, por ejemplo, se ha hecho bien, pero falta. La vacunación se ha hecho bastante bien, eso sí hay que reconocerlo. El reciclaje... pésimo, no tenemos. Las ciclovías, inauguró unas ciclovías que me parecen geniales. ¿Ahí hay más por hacer? Sí, hay más por hacer, Providencia es la comuna donde más ciclistas mueren, entonces no sacamos nada con tener ciclovías si no hay una educación vial.
¿Cuáles son los ejes principales de su plan para Providencia?
Uno de los fundamentales es “basura cero”. Esto existe, es concreto, estamos trabajando con un concejal del norte de Francia. El 50% de la basura es orgánica, si eso se fuera a compostaje, imagínate la gran diferencia que haríamos. Segundo, el trabajo con personas mayores. Un 15% de las personas mayores son personas que necesitan asistencia. Ahí hay una necesidad de una red de acompañamiento. Un tercer tema que es muy relevante para nosotros tiene que ver con la seguridad. La seguridad tiene que ser complementada con medidas preventivas.