Difíciles días transita el mundo agrícola últimamente. Y es que, a la violencia en la macrozona sur -con todo y sus destrozos-, se le sumaron dos variables más: las lluvias y sus efectos sobre la producción de algunas variables y la caída en la demanda y los precios de las cerezas chilenas en China.
Son estos tres factores los que hoy día mantienen al mundo agro en alta tensión. Esa, es al menos la conclusión que saca el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Juan Sutil, tras la gira que emprendió la semana recién pasada en la que visitó varias localidades tanto en el norte como en el sur del país.
Para Sutil, “la situación es dramática” y las pérdidas lo son aún más”. En una especie de balance de la situación, estima que con esto, el sector agrícola podría dejar de percibir unos US$ 500 millones, juntando solo las dos variables domésticas (violencia y lluvias), a lo que eventualmente, dice, podría sumársele una pérdida de valor del orden de los US$300 millones como consecuencia de la situación que se generó en China con las cerezas.
En términos desagregados Sutil estimó que se van a perder 20 millones de cajas de uva de mesa (de los 70 millones de cajas que produce el país). Asimismo, prevé que habrá pérdidas en cultivos de hortalizas, un 15% menos en en uvas blancas viníferas, y también cerca de un 20% menos de las variedad de ciruelas d’agen. “La situación es mala, si uno hace este balance”, sostiene el empresario, quien señala que lo más afectados serán los monoproductores.
En esta línea, y aunque reconoce que “las lluvias han dejado daños tremendos en algunas variedades, siendo por supuesto las uvas de mesa las más afectadas”, dice que no puede dejar de mencionar que “en mi viaje por el país, encontré que lo más dramático es lo que está viviendo la macrozona sur, en especial las provincias de Malleco y Arauco, aquello es desastroso”, señala Sutil, quien sostiene que le ha tocado apoyar a productores que bajo la amenaza de ataque están siendo extorsionado por grupos violentos.
“Si no se toma una real conciencia, tanto en el gobierno, la sociedad civil y el Congreso, la verdad es que vamos por un mal camino”, dice el empresario, quien dejando a un lado el tema de la violencia, y pasando a las consecuencias del temporal, sostiene que la zona central es la más afectada, sobre todo a nivel de la Región Metropolitana, la sexta y séptima.
Allí, dice, “el principal daño se ve en la partidura y caída de frutos como las uvas de mesa, algunos duraznos y la variedad de ciruelas d’agen”. A esto se le sumaría también daños en cultivos de tomates en última fase de cosecha, agrega. En la vereda opuesta, comenta estarían los cereales “que han tenido un desarrollo normal, pero que se ven amenazados con la quema en de tierras en el sur”.
De acuerdo a Fedefruta, con datos al 4 de febrero, las lluvias habían dejado pérdidas en torno a los US$ 150 millones solo contabilizando las regiones de Valparaíso y el Maule. El sondeo realizado también arrojó que cerca de 400 pequeños productores se vieron afectados. Dijeron que esto redundaría en una merma entre el 10% y 15% en la mano de obra.
Ante este escenario, el ministerio de Agricultura tomó acciones entre las que figuran financiamiento para la rehabilitación de infraestructura dañada. También se evaluó en su momento ampliar el Fogape 2.0 a este sector. Así lo deslizó la ministra Undurraga y fue tema de conversación entre las CPC y el ministro Cerda cuando este fue invitado al comité ejecutivo de hace poco más de dos semanas.