Doctores, expertos y autoridades coinciden en que el último invierno fue uno de los más duros en términos de circulación viral, describiéndolo como uno histórico. La red asistencial se vio afectada, incluso hubo hospitales donde la ocupación de camas pediátricas llegó al 100%.

De acuerdo a los informes realizados por el Instituto de Salud Pública (ISP), en lo que va del año se han registrado 36.142 casos de virus respiratorios. Esto configura un aumento del 37,7% respecto del año anterior, cuando para el mismo periodo se contabilizaron 26.357 contagios. Ahora, si se compara con el 2019 -un año normal, previo a la pandemia- hay una variación del 72,5%, pues hubo en aquel año 20.949 casos.

“Este año fue uno con mucha consulta y hospitalizaciones, sobre todo por la influenza y el virus sincicial que afecta principalmente en niños. Ambos virus tuvieron una circulación muy alta en determinados momentos del año, en mayo y junio”, afirma Pedro Astudillo, médico broncopulmonar de la Clínica Indisa.

Según las cifras del Ministerio de Salud, durante el invierno se acumularon 49.691 consultas por virus respiratorios, un 30% más que el año pasado, cuando se registraron 37.872. Además, las autoridades sanitarias aumentaron la capacidad hospitalaria en las áreas pediátricas, pasando de 738 camas críticas a 1.286.

Franco Díaz, académico de la Escuela de Medicina de la Universidad Finis Terrae e integrante de la Unidad de Investigación y Epidemiología Clínica, sostiene que “hubo un comportamiento distinto. La demanda asistencial fue mucho más precoz de lo que estamos acostumbrados, y eso explica por qué hubo tanta dificultad. La magnitud de las consultas fue de niveles elevados, no los habíamos visto nunca antes. Además, esta gran cantidad de consultas y hospitalizaciones se produjo en zonas donde no estábamos preparados para responder a la demanda como en ciudades del sur o en el norte”.

A meses del peak, tanto las autoridades como los especialistas reconocen que el número de defunciones fue bajo en comparación con todo el impacto que produjeron los virus. De acuerdo al último informe del Minsal, hasta finales de junio se registraron 2.808 muertes provocadas por una patología respiratoria, solo 13 de ellas corresponden a menores de edad. Esto configura una baja del 56% en comparación con 2019, cuando para la misma fecha se contabilizaban 6.507.

“El alto número de infecciones virales respiratorias no se vio reflejado en un aumento del número de fallecidos, tanto en niños como adultos. Y esto se debe a estrategias que usamos hace años que son las salas de infecciones de respiraciones agudas (IRA) e infecciones de respiraciones de adultos (ERA) donde se atienden a pacientes con estos cuadros en la atención primaria y resuelven la mayoría de los casos”, explica Carlos Pérez, decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián e infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes.

Además, el último informe de la cartera sanitaria afirma que hay un menor número de muertes que años anteriores: ”Se observó un incremento precoz de defunciones respecto a años previos (semana 15 a semana 20), que se asocia a un adelantamiento de la circulación viral. Asimismo, se aprecia un peak alto, pero menor al máximo de años previos y una disminución precoz de las defunciones respecto al valor histórico”, dice (ver gráfico).

Además, los especialistas agregan que ayudaron otras estrategias como la vacunación contra la influenza y el uso de mascarillas en los colegios hasta el pasado 31 de agosto. De todas maneras, la autoridad sanitaria está en busca de nuevas herramientas para enfrentar las próximas campañas de invierno.

En ese contexto, el Comité Asesor en Vacunas e Inmunizaciones (Cavei) recomendó implementar un anticuerpo contra el virus sincicial, medicamento llamado Nirsevimab, el que ya cuenta con la aprobación en el hemisferio norte. Aquí fue recomendado para recién nacidos y lactantes que se enfrentarán a su primera temporada de virus sincicial y a aquellos niños que son de alto riesgo, como quienes nacieron prematuros o padecen de enfermedades crónicas.