A fines de abril, el Presidente Gabriel Boric anunció la Estrategia Nacional del Litio, una de sus promesas de campaña que busca que el Estado tome control de la industria. Así, será la Empresa Nacional del Litio la encargada de explotar los salares del norte del país mediante alianzas público-privadas que contemplan al Estado como principal ente controlador.
No obstante, la estrategia ha despertado inquietud en las comunidades cercanas a los puntos de extracción. El 5 de mayo, el Consejo de Pueblos Atacameños (CPA), que reúne a 18 de las 24 comunidades de Antofagasta, expresó públicamente su rechazo ante la falta de diálogo y participación en la estrategia, en parte porque este había sido un punto que el propio Boric comprometió mediante cadena nacional, pero que hasta la fecha no ha sido concretado.
Pese a que desde el Ministerio de Minería comentaron a La Tercera Sábado que se vendrían encuentros con las comunidades “dentro de las próximas semanas”, Vladimir Reyes, presidente del CPA, sostiene que hasta la semana pasada no recibían una confirmación para atender una reunión, ni mucho menos desde Presidencia.
“Cuando venga el Presidente nosotros no solo queremos escuchar lo que él nos tenga que plantear referente a los beneficios para el Estado o los beneficios de extraer mayor cantidad de litio, sino que nosotros tenemos que manifestarnos ante la participación y así poder entregar estrategias o formas para que no exista un colapso del salar”, dice Reyes, alertando del gran impacto medioambiental que se generaría en la zona debido a la alta extracción del metal en las lagunas ubicadas a lo largo del salar de San Pedro de Atacama.
¿Cómo les comunicaron a ustedes la Estrategia Nacional del Litio?
Solo conocíamos a través de la prensa de qué se trataba, a grandes rasgos. Posterior a eso tomamos contacto con la ministra de Minería y tuvimos un encuentro cuando ella vino a San Pedro de Atacama. Pero antes de tener ese contacto con la ministra tuvimos una declaración pública donde manifestamos nuestra preocupación en ese sentido.
¿Lo que manifestaron fue preocupación o rechazo a dicha planificación?
Son varias cosas. Son inquietudes y rechazos por el hecho de que veíamos que no se nos estaba tomando en cuenta y no teníamos una participación activa en la toma de decisiones en lo que es la explotación del litio. Esto está y va a ir aumentando en nuestro territorio, en el gran Salar de Atacama.
¿De qué manera esta estrategia impactaría a las comunidades de Antofagasta y Atacama?
El gran impacto es en el medioambiente, sobre todo en la agricultura, porque va a haber menor cantidad de agua para dedicarse a esta práctica, porque las empresas van a requerir mayor cantidad para poder producir litio.
En el Salar de Atacama, ¿cómo es la relación actual que tienen ustedes con las empresas extractoras?
Nosotros tenemos mayores contactos con la empresa Albemarle. Porque ese contacto y esas comunicaciones son por varias vías. Nosotros salimos a terreno a conocer el lugar donde se produce el litio. Y en diferentes instancias tenemos conversaciones y reuniones en forma permanente con Albemarle, donde nosotros presentamos nuestras inquietudes, como también ellos nos dan a conocer el funcionamiento de la empresa. Estamos conscientes y claros de que ninguna empresa cumple 100% evitando el daño medioambiental. Pero nosotros queremos que ese daño no se vea en el ecosistema, en el medioambiente, en todo lo que nos pueda afectar a futuro a nosotros como habitantes del gran salar.
¿Les molestaría que otras empresas lleguen a trabajar en el lugar? En cierto modo eso es lo que permitiría la estrategia...
Aparte de molestar es porque ya vemos que va a afectar el medioambiente y los microorganismos que viven en el salar, que son el origen de la vida y datan desde hace más de mil millones de años. Desde que nuestros antepasados comenzaron a habitar el gran salar siempre velaron por la protección del ecosistema. Nunca pensamos que iba a haber una invasión o una sobreexplotación del litio. Eso es lo que tratamos de que el gobierno y el Estado entiendan. Nosotros no somos un lugar de sacrificio, no queremos ser una salitrera más. Por eso estamos en esa constante lucha y forma de manifestarnos para que se evite ese colapso o invasión de empresas que a futuro se tiene presupuestado.
¿Cuáles son las estrategias que ha evaluado el consejo de pueblos para minimizar la extracción en la zona?
Nosotros sabemos que el litio tiene un valor alto en estos momentos, pues se dice que la mayor extracción permitirá el desarrollo de nuevas tecnologías. Pero no queremos que a costa de nuestro salar nos veamos afectados; solo por tratar de producir o vender nosotros nos veamos afectados. En el fondo nosotros intentamos tener una participación activa en la toma de decisiones. Tener voz y voto o tratar de influir de qué forma se debe explotar pensando en el menor efecto negativo que tenga nuestro salar.
¿Cuándo se concretará la reunión con el Presidente Boric?
Nosotros no tenemos antecedentes de cuándo, pero sí siempre hemos manifestado tanto al presidente de Codelco como a la ministra de Minería que esa participación tiene que ser ahora ya. No cuando se promulgue una ley o cuando ya todo esté determinado por el gobierno de turno.
¿Les dieron explicaciones de por qué se había atrasado la reunión?
No. Pero nosotros esperamos ese encuentro, que tendrá que contar con la participación de varias organizaciones. No solo comunidades, sino también organizaciones que administran el agua.
Pero debe haber una fecha estimada.
Nos habían dicho extraoficialmente que iba a ser en el mes de junio, pero hasta el momento no tenemos ningún antecedente para decir si es cierto o no.
La semana pasada se confirmó la renuncia del presidente ejecutivo de Codelco, André Sougarret. Ustedes iban a conversar con la empresa esta semana. ¿En qué pie queda eso?
Todavía no tenemos fecha de cuándo reunirnos. Pero las conversaciones con ellos tienen que apuntar a cómo sobrellevar la estrategia. Queremos expresar nuestro sentir y compartir las investigaciones de la unidad de medioambiente del consejo de pueblos que ha acumulado durante todos estos años antecedentes que avalan y reafirman el peligro que corre el gran salar por el aumento y la sobreexplotación del litio. Hay sectores y lagunas que están desapareciendo por la excesiva extracción de agua. Hay una empresa que extrae 400 litros por segundo y hay otra que extrae 1.600 litros por segundo. Son grandes cantidades de agua. Y si vienen otras empresas a instalarse, ¿cuánto más nos van a sacar? Se habla de que a lo mejor puede haber otra manera de desalinizar agua, pero no sabemos si va a ser efectivo o no. En la medida en que se trate de utilizar nuevas tecnologías u otras formas de reemplazar el agua, siempre va a tener un efecto, porque otras comunidades indígenas se ven afectadas y se les producirá un daño.