El 1º de octubre de 1949, se proclamó el establecimiento de la República Popular China(RPC). Esto constituye el evento más trascendente en la larga historia del país asiático, único por su tamaño y cultura milenaria.
Hoy día, 74 años después de ese histórico acontecimiento, la RPC se ha convertido en un país moderno que, siguiendo su propio modelo político, económico y social, está próximo a alcanzar el desarrollo y a erradicar la pobreza extrema entre sus habitantes.
Alcanzar ambas metas es el objetivo de todas las naciones, pero pocas lo logran pues se requiere esfuerzo, disciplina, visión y consistencia, lo que no siempre es posible, y la RPC pudo hacerlo.
Durante ese lapso, nuestro país también ha buscado la senda del desarrollo con altos y bajos, pero en las últimas décadas pudo darse la institucionalidad necesaria para crecer y disminuir la pobreza.
Lo más destacable de la situación actual es que a pesar de grandes dificultades mundiales, como son los riesgos geopolíticos, crisis sanitarias y desequilibrios económicos la RPC y Chile han logrado mantener y profundizar sus relaciones bilaterales.
Sin duda que la razón de esta beneficiosa relación se encuentra en el respeto reciproco, a pesar de las diferencias culturales, de tamaño y de ubicación geográfica. Asimismo, la búsqueda de objetivos comunes de mutuo beneficio han sido la clave de este éxito.
El motivo de esta situación se encuentra en el establecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestros países hace más de 50 años. Ello trajo solo beneficios para ambas naciones. Permitió conocerse en los ámbitos políticos, culturales y comerciales lo que se vio profundizado aún más, con la firma un Tratado de Libre Comercio en el año 2005, y que fue perfeccionado en varias oportunidades, hasta convertirse en un Tratado de Libre Comercio de Bienes, Servicios e Inversiones en el año 2017.
El comercio entre ambas naciones ha crecido de manera insospechada, y la variedad de productos que se comercializan, solo crece año a año. No podríamos tener el comercio que hoy día tenemos, con el consiguiente aumento del empleo y la oferta de bienes durables de origen chino sin el Tratado que señalamos. Además, aprovechando experiencia adquirida, ambos países han expandido la cantidad de Tratados de Libre Comercio con numerosos países, lo que también ha generado progreso y empleo entre las naciones firmantes.
Este fue un tratado de gran alcance, ya que, de manera gradual, pero consistente, redujo los aranceles recíprocos a niveles prácticamente cero para el comercio de bienes y servicios entre nuestros países.
Tan exitoso como el desarrollo del comercio internacional reciproco, resultó la posterior inclusión de las inversiones en dicho Tratado. Se han realizado inversiones en sectores bancarios, infraestructura, minería, energía, transporte, producción agrícola y servicios de construcción. Hoy día, empresas chinas se desenvuelven en estos sectores aportando sus recursos económicos y sus conocimientos tecnológicos, en beneficio de ambos países.
En estos momentos cuando se busca la producción de energía verde por todo el mundo, nuestro Tratado de Libre Comercio e Inversiones podrá jugar un importante papel en su explotación y comercialización. Las reservas de litio y los recursos solares y eólicos de nuestro país pueden contribuir significativamente en este objetivo.
El futuro se ve incierto y los riesgos que amenazan el crecimiento y bienestar mundial, deberán ser contenidos, profundizando nuestras relaciones bilaterales que hemos mantenido por más de medio siglo.