Editorial

El complejo desafío del Presidente de Ecuador

Tras su contundente triunfo electoral, Daniel Noboa enfrenta la difícil misión de contener el alza de la violencia en el país y reactivar una economía que cayó en recesión en 2024.

El Presidente Daniel Noboa desafió las encuestas y la “maldición de los incumbentes” que parecía haber primado en las últimas elecciones regionales, y logró hace una semana su reelección con un contundente triunfo, que sorprendió incluso al propio mandatario. Más del 55% de los votantes que concurrieron a las urnas y que llegaron a más del 83% del padrón electoral le dieron su apoyo, frente a poco más del 44% de su rival, Luisa González. El virtual empate entre ambos en primera vuelta había generado expectativas de que la disputa sería cerrada, sin embargo, la abanderada opositora virtualmente no aumentó su votación, sumando apenas 160 mil votos. Noboa, en cambio, recogió gran parte de las preferencias de quienes optaron por otro candidato en febrero y aumentó su votación desde más de 4 millones 500 mil votos a más de 5 millones 800 mil sufragios.

Detrás del contundente triunfo primó, más que la evaluación de su gestión, que ha estado lejos de las expectativas -con una economía que cayó en recesión el año pasado y una violencia delictual que ha convertido a Ecuador en el país más inseguro de la región, con cerca de 40 homicidios por cada 100 mil habitantes-, el rechazo que sigue generando en parte de la población un retorno a los años de Rafael Correa. Las encuestas no lograron captar la magnitud de ese sentimiento, que no solo llevó a movilizar a más gente en la segunda vuelta, en especial población de adultos mayores, sino que le impidieron a la candidata correísta ampliar su base de apoyo. Además, la cercanía del ex presidente con el régimen de Venezuela, también conspiró contra el triunfo de González.

Pero más allá de las razones de su triunfo, el reelecto mandatario ecuatoriano tiene ante sí un complejo desafío. El primero es hacer frente a la crisis de violencia que sacude al país y que lo llevó a declarar estado de excepción en varias zonas de Ecuador tras llegar al poder, desplegando a los militares en apoyo a la labor policial. Pese a que en una primera etapa logró reducir la violencia, bajando los homicidios por cada 100 mil habitantes de 47 en 2023 a 38 el año pasado, el escenario cambió radicalmente en los primeros meses de este año. Solo entre enero y febrero los homicidios han superado los 1.500, es decir, 26 muertes al día. Hace solo ocho años Ecuador tenía una de las tasas más bajas de la región, después de Chile, con 7 homicidios por cada 100 mil habitantes.

A la crisis de violencia se suma además un complejo escenario económico. En 2025 el país no solo cayó en recesión, sino que registró un aumento de la pobreza al 31% y el desempleo es hoy la principal preocupación de los ecuatorianos, superando incluso el clima de inseguridad. El trabajo informal en el país llega al 54%, mientras que el formal apenas alcanza el 35%. Noboa ha prometido políticas para impulsar el empleo juvenil y aumentar la formalidad laboral, pero para ello será clave sumar apoyos en un Congreso donde no cuenta con mayoría. A ello se suma una crisis energética, agravada el año pasado por la sequía, que plantea un desafío urgente. Un escenario que adelanta un difícil segundo mandato para Noboa. No pocos analistas apuestan que, de no entregar resultados pronto, el aumento del descontento social podría complicar su gestión.

Más sobre:EcuadorNoboaEleccionesinseguridad

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

No sigas leyendo a medias. Accede a todo

NUEVO PLAN DIGITAL$1.990/mes SUSCRÍBETE