Preocupante caída de alumnos en Prekínder y Kínder
De no revertir este fenómeno -que puede responder a múltiples causas-, el nivel de bienestar actual y futuro de los niños previsiblemente se verá truncado en forma irreversible.
Uno de los desafíos en materia educacional que se han acrecentado tras la pandemia, aunque no reciba toda la atención que merece, dice relación con la caída que ha venido experimentando el acceso a la educación parvularia, específicamente en los niveles de transición, esto es, Prekínder y Kínder. Así se verifica en un reciente informe publicado por la Subsecretaría de Educación Parvularia, que viene a su vez a confirmar la percepción de directores y personal de establecimientos educativos que desde hace ya un tiempo vienen alertando por la menor matrícula y el exceso de cupos en estos niveles.
De acuerdo con las estadísticas presentadas en el informe, la cantidad de niños matriculados en Prekínder cayó sostenidamente desde 239 mil en 2019 a 193 mil en 2024, es decir, 40 mil niños menos, de los cuales una parte significativa -15 mil niños- corresponde al último año. Por su parte, en Kínder se observa también una disminución desde 234 a 214 mil niños que, si bien es inferior a la del nivel anterior, es especialmente preocupante por tratarse de un curso que la Constitución reconoce como obligatorio.
Entre las causas de estas caídas podría invocarse la disminución en la natalidad y, con ello, en la población en edad de asistir a estos niveles. No obstante, al corregir por dicho fenómeno y revisar la cobertura, esto es, el porcentaje de menores matriculados en Prekínder y Kínder respecto al total de 4 y 5 años, respectivamente, se refrenda la preocupante tendencia a la baja entre 2019 y 2024. En Prekínder la cobertura disminuyó desde 93,4% en 2019 hasta 82,1% en 2024, mientras que en el nivel siguiente esta pasó de 93,2% a 91,8% en el mismo periodo. Aunque se trata de coberturas superiores a las de la Sala Cuna y Niveles Medios, preocupa que la caída más pronunciada se registre en Prekínder -especialmente en el último año, con una disminución de 7,2 puntos porcentuales-, dado que dicho nivel es la puerta de entrada al sistema escolar, en lo que podría ser un precedente muy negativo sobre el futuro de esos niños.
De esta forma, estas cifras representan un llamado de alerta que no debe ser desoído y sugieren la necesidad de identificar, primero, cuáles son las causas detrás, para así poder tomar las medidas que permitan mejorar la captación y retención de matrícula en estos niveles que resultan clave no solo para la transición hacia la Educación Básica y para el desarrollo integral de los niños, sino también para la organización familiar y en especial de las madres trabajadoras. En este sentido, al tratarse de niños fuera del sistema escolar, no existe información sobre sus condiciones y características específicas, en lo que representa una limitación al momento de diagnosticar acertadamente los motivos que subyacen a este retroceso.
Hasta ahora, los desafíos en Educación Parvularia han sido objeto de menos atención que los que se presentan en los niveles posteriores, donde suele haber grupos de interés organizados que se movilizan y vociferan por conseguir sus propósitos. Así también, es posible cuestionar la poca atención que la Educación Parvularia ha tenido en la agenda política y particularmente del gobierno. Recientemente se aprobó una ley para bonificar a los profesores en virtud de la llamada deuda histórica, se encuentra en tramitación el proyecto de ley de financiamiento de la educación superior (FES) y días atrás se presentó una iniciativa para reducir los requisitos para ingresar a las Pedagogías. La pregunta es si todas estas materias deben ser prioritarias en un contexto en que los niños ni siquiera están llegando en el volumen que debieran al sistema escolar.
Dadas las cifras de alerta que aquí se han presentado, resulta imperioso entender y enfrentar con decisión lo que pasa en este nivel educativo. La mejora en la calidad y condiciones de los recintos es posiblemente un factor a considerar, así como también la materialización de la obligatoriedad del Kínder declarada en la Constitución que, pese a los esfuerzos desplegados en el gobierno del Presidente Piñera, no ha sido concretada a través de una ley que la operativice. Por último, es indudable que existen factores familiares que inciden sobre la caída en la cobertura y que requieren de políticas y campañas para hacer ver la trascendencia de este nivel para el bienestar actual y futuro de los niños, que si no actuamos a tiempo se verá truncado de forma irreversible, considerando que un buen nivel educativo en las etapas más tempranas genera mayor desarrollo congnitivo de los niños.
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