Editorial

Primarias de la izquierda: el momento de marcar las diferencias

Sería muy ilustrativo que cada abanderado explicite con claridad qué implica la “continuidad” con este gobierno o con qué proyecto pretenden distanciarse si es que lo que buscan es representar otros énfasis. También resultaría clarificador precisar con qué tipo de progresismo se identifican.

Dedvi Missene

Mientras los partidos de Chile Vamos sorpresivamente evalúan participar en las primarias presidenciales del 29 de junio -a pesar de que esa idea se había abandonado luego de haber proclamado a Evelyn Matthei como candidata del bloque-, los partidos de la izquierda gobernante ya habían tomado la decisión de medirse en dicha instancia, donde sus cartas parecen estar bien definidas.

El Partido Socialista, el PPD, el Frente Amplio, el Partido Comunista y la Federación Regionalista Verde Social han hecho sus respectivas nominaciones -el candidato del Partido Liberal se bajó en favor de Carolina Tohá, la abanderada del PPD-, y tratándose de las fuerzas que congregan a la mayor parte del arco que conforma la izquierda y centroizquierda chilena, resultará de especial interés conocer cuáles serán sus propuestas diferenciadoras, considerando que bajo esta administración han estado agrupadas en bloques como el Socialismo Democrático o Apruebo Dignidad -en los hechos casi extinto-, impidiendo apreciar mejor sus propias identidades e idearios. Las semanas que restan de campaña hasta las primarias deberían ser precisamente la oportunidad para que cada uno de estos partidos explicite mejor ante el electorado sus respectivos proyectos y visiones sobre el país, no limitándose a proporcionar “síntesis” o definiciones genéricas.

Desde luego, interesa conocer la cercanía o distancia con las políticas que ha implementado el gobierno, y hasta dónde representarán una continuidad o un proyecto político diferenciador. Sectores del PC, por ejemplo, ya han enrostrado que Tohá representa un “progresismo conservador”-, en tanto que la abanderada del PS ha adoptado un tono especialmente crítico, señalando que no representa la “continuidad” de esta administración, y en cambio ha señalado que Tohá sí encarna dicha continuidad, algo que la abanderada del PPD niega. El representante del Frente Amplio, por su parte, ha declarado que es una candidatura de continuidad del actual gobierno, pero proponiendo una vía de desarrollo para el 2050.

Si bien muchas de estas frases son propias de una campaña, a la vez confirman que un aspecto central de cara a la primaria será que cada abanderado explicite con claridad qué implica la “continuidad” o con qué proyecto pretenden distanciarse si es que lo que buscan es representar un gobierno con otros énfasis.

Desde luego, el electorado también espera mucha claridad a la hora de explicar cuáles serán las propuestas en materia de seguridad y orden público, una dimensión sin duda crítica, más aún tomando en cuenta que ha sido el flanco más débil de esta administración. Las ideas de refundar Carabineros, promover políticas para acoger incluso a migrantes en situación ilegal, o sintonizar irresponsablemente con los movimientos que promueven la violencia escudándose en la causa indígena han sido aparentemente abandonadas, pero ahora es fundamental conocer las iniciativas concretas, lo que permitirá darse una idea de si se privilegiará el pragmatismo por sobre la ideología.

Igualmente relevante resulta saber con el mayor detalle posible cuál será la propuesta en materia económica. Si bien todas las candidaturas han coincidido en la importancia de reactivar el crecimiento, claramente las concepciones que subyacen en los distintos proyectos parecen muy disímiles. Ahora que es incierto si el actual gobierno alcanzará a tramitar su propuesta de reforma tributaria, los candidatos deben ser muy claros en señalar qué harán al respecto en caso de tener que hacerse cargo de dicha reforma.

La campaña que se avecina debe ser también una instancia para que las distintas izquierdas tomen postura en debates de primer orden a nivel internacional, particularmente en lo relativo a la identidad de este pensamiento político. Una de las grandes tensiones ha sido precisamente hasta dónde ha sido pertinente que sectores de izquierda hayan abandonado visiones más universalistas para centrarse en causas tan identitarias que han terminado desdibujando el sentido de las posturas progresistas.

Intelectuales como Susan Neiman han desafiado a este mundo, planteando que ser de izquierda es opuesto a la idea de “woke”, pues si bien esta forma de concebir el quehacer político se nutre de elementos que han sido las banderas tradicionales de la izquierda, la mezcla de emociones e identidades ha terminado por alejarse de los grandes ideales de igualdad, justicia y otros. No debe extrañar que muchos culpen al “wokismo” de las derrotas que la izquierda ha experimentado en distintas partes del mundo, justamente por la desconexión con el sentir de las mayorías.

Y aunque parezca un tema lejano, lo cierto es que el naufragio del primer proyecto constitucional fue un claro ejemplo de la oportunidad perdida que representó el haberse encapsulado en visiones sumamente identitarias, alejadas de los cambios que la mayor parte de los chilenos esperaba de dicho proceso. De allí que sería muy clarificador para los votantes conocer qué proyecto de progresismo encarna cada uno de los candidatos. Carolina Tohá planteó que “los progresismos no pueden ser una lista de reivindicaciones, tienen que ofrecer una mirada de sociedad”; parece un buen puntapié para comenzar a activar este debate.

Más sobre:PrimariasIzquierdaPropuestas del progresismo

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

No sigas leyendo a medias. Accede a todo

NUEVO PLAN DIGITAL$1.990/mes SUSCRÍBETE