En el periodo 2019-2023, la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile destacan con outputs acumulados de 18.482 y 16.831 publicaciones, respectivamente. En términos de fortalezas investigativas, ambas universidades tienen perfiles de investigación diversos, pero con enfoques específicos que las diferencian.
Un alto porcentaje de las publicaciones de la PUC se orienta hacia la biotecnología, la genética y la energía sostenible, mientras que la Universidad de Chile aporta significativamente en salud pública, ecología y química aplicada, destacándose también en medicina y ciencias de la vida.
Siguiendo en la lista, la Universidad de Concepción ocupa el tercer puesto con 8.715 publicaciones, su contribución es notable en ciencias naturales y tecnología, especialmente en áreas como ecología, energía sostenible y física teórica, donde ha establecido un fuerte liderazgo.
Las 6.310 publicaciones de la Universidad Andrés Bello la posicionan en el cuarto lugar, destacándose por su enfoque en innovación y ciencias biomédicas; mientras que la Universidad de Santiago de Chile ocupa el quinto lugar con 5.668 publicaciones, siendo un actor clave en investigación aplicada y tecnología, con una orientación importante hacia la industria y el desarrollo tecnológico.
La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Austral de Chile se posicionan en el sexto y séptimo lugar, con 5.052 y 4.999 publicaciones, respectivamente. La Católica de Valparaíso es reconocida por su enfoque en ciencias del mar, sostenibilidad y ciencias químicas, mientras que la Universidad Austral tiene una fuerte presencia en ciencias ambientales, veterinarias y energía renovable.
En octavo lugar, la Universidad de La Frontera contribuye con 4.205 publicaciones, consolidándose como un centro de investigación relevante en ciencias de la salud y áreas interdisciplinarias, seguida por la Universidad Técnica Federico Santa María, con 4.058 publicaciones, destacando en ingeniería, física y química aplicada.
Finalmente, cerrando el top 10, se encuentra la Universidad Autónoma de Chile, con 3.577 publicaciones, destacándose en áreas como ciencias sociales, educación y ciencias de la salud. En el período 2008-2012, esta institución registraba apenas 101 publicaciones, evidenciando un crecimiento exponencial en su productividad científica tífica.
Iván Suazo, vicerrector de Investigación y Doctorados de la U. Autónoma, detalla que este significativo avance en la producción científica de la institución responde a la implementación de una serie de políticas estratégicas cuidadosamente diseñadas y ejecutadas.
Según explica, “implementamos un Modelo de Gestión del Conocimiento, dinámico y circular, que abarcó varios ejes fundamentales: el desarrollo de capacidades orientadas a la producción científica, la creación de estructuras que permitieran sistematizar la transferencia de conocimiento y evaluar su impacto social, además del establecimiento de un sólido sistema de colaboración internacional”.
Este enfoque integral ha permitido no solo un aumento exponencial en la producción científica, sino también posicionar a la universidad como un referente en la creación de valor público desde el ámbito privado. Suazo enfatiza que este logro no se limita a la generación de conocimiento en sí, sino que representa un cambio de paradigma en el rol que las universidades privadas pueden desempeñar en el ecosistema científico nacional.
“Demostramos que las universidades privadas no solo tienen la capacidad de ser motores clave en la generación de conocimiento, sino que también pueden contribuir significativamente al desarrollo científico del país, fortaleciendo así el vínculo entre la academia y la sociedad en general”, concluye.
Crecimiento sostenido
En términos generales, cuando una universidad muestra un crecimiento en publicaciones académicas, esto suele estar relacionado con factores como inversión, colaboraciones con otras instituciones académicas o con la industria, así como el acceso a financiamiento conjunto y fondos concursables, ya sean nacionales o internacionales.
Las universidades de Tarapacá, Adolfo Ibáñez, Diego Portales y del Bío-Bío han mostrado un crecimiento constante en su producción académica durante el periodo 2019-2023, reflejando estrategias orientadas a potenciar áreas clave y establecer colaboraciones estratégicas.
La U. de Tarapacá, con un total acumulado de 2.859 publicaciones, ha sostenido un crecimiento constante gracias a políticas deliberadas e incentivos definidos. Gonzalo Valdés, vicerrector Académico de la U. de Tarapacá, destaca que el impulso a la investigación en la institución ha sido resultado de un enfoque estratégico cimentado en el “Sistema de Dirección Estratégica Horizonte 2030″. Este sistema se tradujo en una serie de políticas institucionales que han incentivado el desarrollo de la investigación científica y la consolidación del cuerpo académico.
“Se creó una política robusta y sistemática para la renovación de los cuadros académicos, que incluyó incentivos al retiro de académicos y fue acompañada por una estricta política de contratación. Esta última se centró en la incorporación de académicos con un destacado historial de publicaciones, lo que ha elevado los estándares de la producción científica en la universidad”, explica Valdés.
Otro componente clave, según el vicerrector, ha sido el establecimiento de una red de proyectos de concurso interno, financiados con recursos propios de la institución. Estos proyectos han sido diseñados no solo para fomentar el desarrollo profesional de los académicos, sino también como una plataforma para capacitarlos en la obtención de futuros proyectos Fondecyt.
“Este enfoque integral no solo apoya a los académicos en el fortalecimiento de sus capacidades investigativas, sino que también posiciona a la universidad como un actor competitivo en el sistema nacional de investigación. Nuestro modelo no solo busca aumentar la cantidad de publicaciones científicas, sino también asegurar su impacto y relevancia en el ámbito académico y en la sociedad en general”, añade Valdés.
Por su parte, la U. Adolfo Ibáñez, con 2.649 publicaciones en el quinquenio, ha centrado su estrategia en las áreas de negocios y ciencias sociales, mostrando una apuesta fuerte por la innovación. En tanto, la Universidad Diego Portales, con 2.538 publicaciones, ha consolidado su producción académica mediante un crecimiento constante y sostenido en áreas como ciencias sociales, humanidades y salud. Su vinculación con el entorno y su enfoque en la investigación aplicada han sido fundamentales para diversificar sus líneas de investigación y ampliar su impacto.
Con 2.324 publicaciones, la U. del Bío-Bío ha destacado en áreas de ingeniería y ciencias aplicadas. Su enfoque en el desarrollo tecnológico y la implementación de políticas de financiamiento para la investigación han fortalecido su capacidad de investigación.