Juan Ignacio Yuz: “Es inevitable tener carreras más cortas y ciclos de perfeccionamiento mucho más rápidos”

Juan Yuz
El rector de la USM, Juan Ignacio Yuz, dice que la tendencia es a tener carreras más cortas

Para el rector de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) la tendencia mundial apunta a reducir la duración de las carreras y, al mismo tiempo, formar incorporando nuevas tecnologías. Además, aborda los riesgos de no contar con un financiamiento estatal adecuado.


Desde que asumió como rector de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), en octubre de 2022, Juan Ignacio Yuz (49) ha puesto su foco en la tecnología. Impulsó la transformación digital para mejorar la gestión académica para reducir la deserción y también respaldó la incorporación de la inteligencia artificial y la ciencia de datos en la formación de sus futuros profesionales.

En conversación con La Tercera, el rector Yuz -de formación ingeniero civil eléctrico de esa misma casa de estudios-, aborda los cambios de tendencia que impactarán en la duración de carreras universitarias y el escaso aporte estatal y privado para desarrollar investigación en Chile.

¿Qué desafíos afronta la USM en términos de formación profesional y técnica, considerando los cambios tecnológicos y del mercado laboral?

La universidad ha estado en proceso de revisión de sus carreras, ha incursionado en áreas que tal vez de origen eran más extrañas, como Biotecnología, Arquitectura, que tenemos desde el fin de los ‘90. Y yo diría que el trabajo que hemos hecho más recientemente ha tenido mucho que ver con cómo nosotros revisamos las ‘competencias transversales sello’ que le entregamos a nuestros estudiantes en todos los programas, tanto de pregrado como de postgrado, cómo eso realmente se implementa en las mallas curriculares. Eso nos ha llevado a revisar lo que llamamos los marcos regulatorios, en particular el de las carreras de Ingeniería Civil, donde hemos reducido los años de carreras de ingeniería civil de 6 a 5 años, a 10 semestres.

¿Cómo la USM equilibra la tradición de una universidad casi centenaria con los desafíos del futuro?

Esta baja de seis a cinco años (de formación) generó toda una discusión al interior de las carreras, de los departamentos, de que no podemos perder nuestro sello y nuestro prestigio técnico de excelencia. Yo creo que es súper relevante preguntarse qué cosa es importante mantener y qué le va a servir a nuestros estudiantes, ni siquiera para el futuro, sino que hoy.

¿Cuáles son las principales oportunidades y amenazas para la educación superior, y particularmente en el área técnica, de la ingeniería?

La digitalización en general es un desafío (…) pero también yo creo que es inevitable, en la tendencia mundial, tener carreras más cortas y tener ciclos de reeducación o de perfeccionamiento mucho más cortos, más rápidos. Y por eso también nuestro interés de reducir las carreras de civil, que nominalmente eran seis años, reducir a nominalmente cinco.

Si uno piensa en el avance tecnológico, en algún área es más rápido que en otra, por supuesto, pero con carreras de seis, siete u ocho años, deben ser más cortos esos ciclos. Entonces, ese desafío de ofrecer alternativas de continuidad de estudio, de formación continua, en formato flexible, no necesariamente vespertino pero sincrónico o asincrónico, es un área en que todas las universidades tenemos que avanzar.

En las carreras de ingeniería hay puestas muchas expectativas por la importancia que tienen para el desarrollo de un país ¿Las universidades están respondiendo a esas expectativas?

Creo que sí, tal vez el modelo clásico de formar personas para que esas personas después influyan en el desarrollo de la sociedad, en la definición de política, se espera más de las universidades ahora. No puede ser solo a través de la formación de personas y que esas personas después influyan (…) Yo creo que hay pequeñas acciones que el Estado, que el país, ha ido tomando y que han incentivado eso.

Apoyo estatal y financiamiento

¿Cree que el Estado entrega el apoyo suficiente para cumplir con los distintos ámbitos del aporte público que hacen las universidades?

Como universidad, del orden del 60% de nuestros recursos vienen de aportes del Estado: ya sea aportes basales, o a través de los aranceles que cubre el sistema de Gratuidad, 60-65% (…). Creo que el desafío que tiene el país es que se requiere más conciencia, tal vez, de visibilizar que el sistema universitario nacional ha crecido, por décadas, centrado en la docencia de pregrado. Los recursos han llegado por aranceles o en menor medida, por aportes del Estado, aportes basales del Estado, pero el fuerte de la actividad es la docencia de pregrado.

Considerando eso, ¿el sistema como está planteado es sostenible desde el punto de vista financiero o está amenazado por un aporte insuficiente?

Creo que la situación en que estamos hoy, en que se está cambiando la lógica de los aranceles, la Gratuidad hace eso, de una lógica de aranceles regulados por oferta y demanda, a una lógica de aranceles asociados a los costos directos e indirectos de docencia. Esa transición por supuesto ha generado dificultades (...).

En la medida que esa transición de una lógica de aranceles basada en oferta y demanda a la lógica por costos no se vea complementada por otro instrumento de financiamiento basal, por el resto de las actividades que las universidades se espera que desarrollemos, en la medida que esa transición no avance, vamos a tener dificultades.

La Superintendencia de Educación Superior (SES) publicó un informe donde alerta del riesgo financiero en algunas universidades. ¿En qué situación está hoy la universidad?

En el informe entregado por la SES se mencionan 11 universidades “en riesgo”: 2 estatales, 1 del G9, y 8 Otras, sin indicar exactamente cuáles son. Los indicadores utilizados como base para el estudio dejan claro que nuestra universidad no está en esa categoría.

Si al gobierno actual o futuro le pudiera plantear una necesidad de las universidades. ¿Cuál sería esa petición?

A veces nos falta en el país, el Estado y, tal vez, dentro de la universidad, confiar en nosotros mismos. Si uno mira Becas Chile, el Estado de Chile por mucho tiempo ha estado dispuesto a poner muchos recursos en mandar gente a estudiar afuera, lo cual tiene, por supuesto, muy buenos efectos culturales. Y claro, ¿Por qué no también invertir con ese nivel de beca y de recursos en los doctorados locales? En traer investigadores, en reforzar los cuerpos docentes, los cuerpos académicos.

En Chile se puede hacer tecnología, se puede hacer formación, se puede hacer investigación de clase mundial. Uno conoce ejemplos en todas o casi todas las universidades del país, de personas que han trabajado sistemáticamente, que han formado personas a muy alto nivel y también desarrollos que se han hecho. Aquí, incluyendo en nuestro centro de investigación, se han desarrollado piezas y partes para la próxima generación de aceleradores de partículas del CERN en Suiza.

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