Educación

María Cecilia Hernández, rectora UCN: “Resolver problemas complejos debe venir de la interdisciplina y los nexos con otras universidades”

Según la primera rectora en la historia de la Universidad Católica del Norte (UCN), el trabajo colaborativo es clave para impulsar el desarrollo de la Región de Antofagasta y del país.

El 7 de marzo de 2025 será una fecha difícil de olvidar al interior de la Universidad Católica del Norte (UCN). Ese día, la ingeniera civil metalúrgica María Cecilia Hernández, se convirtió en la primera mujer en liderar esa casa de estudios en sus casi siete décadas de historia.

Desde ese día y hasta marzo de 2029, la rectora Hernández -quien también ostenta el logro de ser la primera decana de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Geológicas de esa universidad- encabezará un proceso de cambios y ajustes en la que es reconocida como la primera institución de educación superior del norte del país. En conversación con La Tercera, la autoridad académica aborda los desafíos y cambios que vive y vivirá la educación superior del país.

¿Cuánto ha cambiado la participación de las mujeres particularmente en las ingenierías, específicamente en la UCN?

Ha ido cambiando precisamente porque las mujeres también hemos entendido este rol de facilitadoras, porque no es solo un tema de sociedad, es que nosotras mismas también tenemos que entenderlo. Pese a todos esos esfuerzos, todavía nos falta bastante. En la Facultad de Ingeniería y Ciencias Geológicas de nuestra universidad, este año del orden del 20% en promedio son mujeres. Y está lejos de ese esperado 50% de participación. Incluso empresas mineras han declarado que en el corto plazo quieren llegar al 50% (de mujeres en el mercado laboral). El tema es que ¿de dónde van a salir esas profesionales si no entran a estudiar carreras STEM? Así que es un esfuerzo que hay que mantener, hay que seguir trabajando en ello.

¿Qué le dice usted a otras mujeres, a las jóvenes que están a lo mejor pensando en estudiar alguna carrera de la ingeniería, de las ciencias o matemáticas?

Lo primero es reconocerse mujer, hacer la distinción y desde ese lugar sentir que se puede. Que es absolutamente posible y que, como todo en la vida, como también es para los varones, es un camino de esfuerzo, de estudio, de ser rigurosa y se puede.

¿Es más difícil para una mujer que para un hombre, en su experiencia?

Depende en qué etapa de la vida. Si es el pregrado y estamos todos dedicados a estudiar, tenemos la suerte, por ejemplo, de no tener que trabajar y estudiar, que eso ya es bastante exigente, debiera ser exactamente igual. Tal vez pudiera ser, incluso, hasta más fácil si una mujer tiene la capacidad de hacer redes, de conversar con otros, tal vez pudiera ser hasta más fácil porque es capaz de aceptar que necesita ayuda, trabaja con otros, hace guías, por ejemplo. Pero cuando ya están en una edad de posgrado, o sea cuando ya también se cruza con una vida familiar, ahí ya se vuelve un poco complejo. Y por eso muchas no siguen u optan entre familia o posgrado.

¿Qué políticas existen en la universidad y qué políticas espera usted adoptar para incentivar el ingreso de más mujeres a las carreras STEM?

Hoy día nosotros estamos trabajando en varios programas, y en colaboración con otros, para promocionar el ingreso de mujeres en carreras donde no son mayoritarias. Bueno, de la misma manera tratamos también de entrar, también tenemos carreras que son mayoritariamente femeninas y la visión masculina también es muy necesaria. Pero conversando ahora respecto de donde hay pocas mujeres, estamos trabajando fuertemente con, por ejemplo, el programa ’LIQCAU’ (que fortalece la inclusión de la mujer en programas STEM), todos tienen que ver con mucha mentoría, por ejemplo, el sector industrial en Antofagasta nos apoya mucho con esos programas. Mentoría de mujeres que están en el ámbito industrial, mentoría de mujeres que están trabajando en la academia. Por ejemplo, hay un programa (académico) que ayuda a programar. Si tenemos 20% en promedio, tenemos un 8% (de mujeres) en sistemas y computación. Allí es que son poquísimas, poquísimas. Allí estamos trabajando fuertemente y se necesita la mirada también en los equipos de trabajo de una mujer en ámbitos, sobre todo ahora con inteligencia artificial, desarrollo de programas.

En EE.UU., por ejemplo, la discusión es, más bien, al contrario: sectores plantean que las políticas de diversidad, equidad e inclusión han generado un daño porque no se elige definitivamente a los mejores, sino que se elige para cumplir cuotas. ¿Qué piensa usted de ese tipo de política?

Es un tema delicado, sobre todo cuando lo conversamos, incluso, entre nosotras las mujeres que estamos en estos ámbitos. La discriminación positiva que tiene que ser por un periodo transitorio. El tema es cuando hago una discriminación positiva y no hago un refuerzo sobre las mujeres en formación. Entonces, no tienen la posibilidad de elegir de acuerdo a distintos méritos o ranking, entonces están ingresando todas. Y allí es cuando se provocan esas como diferencias con colegas, con varones que dicen: ‘bueno, pero aquí están seleccionando a los mejores de muchos, si es que están ingresando todas’. Hay ciertos roces y situaciones que a veces se vuelven incómodas, por eso mi labor desde la universidad, sin tener la solución completa para esto, por supuesto, es que ingresen y pueda haber un amplio grupo de profesionales disponibles y puedan entrar a estos procesos de selección. Hoy día un problema grave es ese, un 50% (de mujeres) que necesita la empresa para mostrar su equilibrio en profesionales y resulta que tenemos solo 20% de los estudiantes mujeres en esas carreras. Entonces, ahí se provocan esas situaciones en que pareciera como que un género, en el género femenino no hay elección, y los caballeros están siendo fuertemente evaluados. Y hay varios que pueden quedar fuera. Pero yo entiendo que es un periodo transitorio hasta que logremos este equilibrio necesario y justo además.

¿Cuáles son los principales desafíos para la UCN en este momento? Están prontos a cumplir 70 años

Lo que primero es el modelo de gobernanza o el tipo de gobernanza que queremos. Y trata de este modelo de gobierno abierto, que no es nuevo, pero que está muy aplicado para el gobierno de país, es verdad, o para instituciones públicas, pero que calza perfecto para una universidad como la nuestra, y que se basa en tres principios básicos: la transparencia, la cocreación y la participación. Entonces, si logramos y lo vamos a lograr, ir trabajando en un modelo de gobierno universitario que se base en esos principios, nuestros desafíos allí son tres. El primero, es de identidad (…). El segundo desafío es de excelencia académica. Y allí las universidades somos famosas por presionarnos mutuamente para acreditar con la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). Y no es que nosotros no vamos a estar preocupados de acreditar, sino que es no olvidar por qué lo hacemos. La acreditación con la CNA es un medio, pero no es el fin (…). Y tercer desafío, tiene que ver con la sostenibilidad.

En el caso de la identidad, tiene que ver con la identidad regional, con el hecho de estar y pertenecer al norte. ¿Cómo asumen todas esas características que tiene el norte y cómo se las apropian como universidad?

Esa identidad tiene que ver con entender el lugar donde estamos y las necesidades que tienen. Tenemos temas de agua, y mira cómo a través de la tecnología, se ha podido ir superando. O sea, hoy día tenemos el 100% del agua que se consume en Antofagasta, es a partir de desaladoras. Siendo un desafío, tenemos agua, el desafío es qué hacemos con las salmueras, cómo eso se va disponiendo en el territorio, de qué manera responsable nos hacemos cargo de esta nueva tecnología. Está el clúster energético que hay acá. No podemos no estar atentos desde las ingenierías, pero también desde las ciencias sociales respecto de lo que significa tener en el desierto paneles solares, molinos para energía eólica, cómo eso impacta, por ejemplo, el paisaje (…). Los problemas complejos para el país también tiene que venir de soluciones que logren la interdisciplina y el nexo con otras universidades, tanto nacionales como internacionales. Solamente que nos retenemos de acá.

¿Qué legado y qué sello le gustaría a usted dejar en la Universidad Católica del Norte?

Bueno, tiene que ver con lo primero que conversamos, una cultura de gobernanza abierta. Es indispensable la transparencia. No porque queramos saber todo de todos, sino que por la tranquilidad y la confianza que genera hoy día, sobre todo en una sociedad llena de desconfianza, poder transparentar el por qué tomamos las decisiones que tomamos, por qué son esos los caminos que seguimos como universidad. Que se vuelva la cultura de que cuando un director de departamento, un vicerrector, vicerrectora, la misma rectora da cuenta, no es porque tú persigues a auditarla, sino porque está metido en el ADN de esa institución, que tú des cuenta, que es natural contar qué es lo que se hace, por qué se hace, bajo qué criterios fueron. Eso de todas maneras, y absolutamente lo colaborativo. Yo conozco a bastantes colaboradores, pero ya, digamos que es femenino y fomentar la colaboración, la cocreación. Cuando miramos solamente de una cabeza, miramos solo esto. Pero imagínate, se ponen muchas cabezas en colaboración, esto despega, realmente despega.

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