Johnny Herrera volverá esta noche al arco de la Universidad de Chile. Lo hace en un momento crítico, donde los azules se juegan tal vez buena parte de la permanencia ante Deportes Iquique. A los universitarios solo les vale un triunfo ante los nortinos, por lo que se encomiendan a la experiencia y la jerarquía de su último ídolo.

No ha sido un año fácil para el golero. Después de un inicio de bajo rendimiento y enfrentamientos con la dirigencia, terminó fuera del equipo titular. Su última aparición fue el 5 de mayo, cuando Alfredo Arias lo alineó por última vez antes de borrarlo para siempre. O casi.

Su salida fue traumática. Y con ribetes de crisis para la institución. El meta no se guardó nada y acusó públicamente deslealtad del entonces entrenador quien, en conferencia de prensa, y tras sacarlo hasta de las convocatorias con la venia de la cúpula directiva, aseguró que el propio arquero se había borrado.

"Arias está claramente confundido. Le dije que estaba a disposición de él, que no tenía problemas en la decisión que tomara. También le comenté que estaba sorprendido porque me estaba sacando del equipo, cosa que yo no entendía ni compartía", dijo entonces. "Lo que él me dice es que la decisión era que hiciera casi lo que yo quería. Le comenté que yo estaba a disposición de él. Él me dijo: 'Si quiere no va al banco'. Le dije que no había problemas, así que Arias no diga que no quería ir. Que no diga que no quise ir", aseguró entonces el todavía capitán laico, en una entrevista con La Tercera, después de que se ventilara públicamente el conflicto, marcado también por un fuerte encontrón entre jugador y técnico en las oficinas del CDA.

Johnny Herrera

165 días han transcurrido con Herrera fuera del arco de la U en el Torneo Nacional. Pero nunca se fue. O al menos su voz nunca se dejó de escuchar. Además de la polémica con el ya cesado adiestrador uruguayo -que lo devolvió a las convocatorias dos semanas después de marginarlo- el angolino tomó partido en todas las situaciones que han afectado al equipo durante este olvidable 2019, volviéndose protagonista incluso fuera de la cancha. Y, como acostumbra, nunca guardó su sentir.

"De ser un jugador seleccionado y el con más títulos en el club, a que no te pesquen ni para la Copa Chile… es raro", se quejó, en junio, cuando seguía marginado. "Tendré que esperar a que se vaya Arias para volver a jugar", vaticinó también.

Y así fue. Tras concretarse la salida de Arias luego de su desastroso periplo por el club, Hernán Caputto asumió la conducción técnica, y aunque mantuvo a De Paul en el campeonato, determinó que Herrera volviera a atajar en la Copa Chile. Eso, hasta la irregular presentación del argentino nacionalizado en el Superclásico ante Colo Colo en el estadio Monumental, que puso al cuerpo técnico a sopesar la idea de regresar a Herrera a la titularidad, con su experiencia y ascendencia sobre el grupo, de cara a la recta final de la competencia. Y es que, si algo necesitan los estudiantiles en los próximos duelos, es jerarquía y fortaleza mental.

Herrera vuelve así para intentar ser nuevamente protagonista de un hito histórico de la U. Como tantas otras veces en el pasado, los laicos depositan su fe en las manos del golero. Y tal vez sea la última, pues el contrato del jugador expira en diciembre y no hay intenciones de alargarlo. El jugador se ha mantenido enfocado en poder sacar a la U de este difícil momento. Siempre cobijado por su familia, el guardameta vuelve para no soltar más el arco, aseguran sus cercanos.

"No tengo idea de lo que pueda pasar, pero creo que puedo aportar mucho más... Quiero cumplir mi contrato. Si nos vamos a la B, estaré ahí. Pero no me veo en la U en 2020", dijo también durante su estadía fuera del arco. Y pese a que es probable que efectivamente se vaya del equipo a fin de año, la historia le tenía preparado un nuevo desafío. Herrera regresa 165 días después, para intentar darle una última alegría al pueblo azul. O para hundirse capitaneando el barco.