Roman Abramovich tiene al Chelsea en venta. Las fuertes sanciones del gobierno británico lo obligan a tomar la medida. Sin ir más lejos, la Premier League lo destituyó de la presidencia del club. Sin embargo, más allá de que le duela desprenderse del club londinense, lo cierto es que la operación le terminará reportando jugosos dividendos. El multimillonario ruso recibió una propuesta que engrosará aún más sus arcas: un fondo de inversión árabe se mostró dispuesto a comprar la entidad en una cifra que bordea los 3.200 millones de euros.

El Saudi Media Group, aparece, según la información revelada por el periodista Ben Jacobs, como el oferente más generoso para adquirir al actual campeón de Europa. Sin embargo, aunque la cantidad de dinero es exorbitante, aún está por debajo de la expectativa que tiene Abramovich para desprenderse de uno de los proyectos a los ha dedicado más tiempo e inversión: el ruso quiere al menos 4.000 millones de la moneda comunitaria europea para realizar el traspaso. Si se concreta, al menos el club quedará en manos de un fanático: el propietario es Mohamed Alkhereiji, quien se reconoce como hincha del club.

Hasta McGregor

La venta del Chelsea ha generado interés en un amplio espectro. Según el Daily Mail, se han recibido unas 200 propuestas por el control de la institución. Entre ellas aparecen algunas provenientes de personalidades reconocibles a nivel mundial, como el campeón de artes marciales mixtas Conor McGregor. Sin embargo la oferta del peleador irlandés es bastante ‘modesta’: alcanza ‘apenas’ los 1.500 millones de euros.

El Chelsea está complicado. Mensualmente debe afrontar un gasto que supera los 30 millones de euros, una cantidad de dinero que de por sí se torna difícil de manejar, pero que lo es más cuando se considera que las cuentas del club y de su propietario están congeladas y que en la ‘caja chica’ apenas quedan unos 20 millones de la moneda comunitaria.

La situación es tan crítica que incluso podría derivar en el retraso en el pago de los millonarios sueldos que perciben las estrellas del monarca del Viejo Continente, una situación impensada antes de la invasión de Rusia a Ucrania, que mantiene en vilo al mundo.

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