Se podría analizar el partido entre Magallanes y Recoleta desde lo futbolístico, pero sería un tremendo error. Se podría desmenuzar a partir de los aciertos y yerros individuales y colectivos o la incomodidad por la superficie sintética, pero también sería una equivocación. El duelo que se disputó en La Florida hay que analizarlo, necesariamente, desde la emoción. Desde los ojos vidriosos del octogenario que se quebró en las tribunas del recinto del sector sur de la capital de la mano de su hijo y de su nieto, con los que comparte una pasión transversal que cruza generaciones. O desde la nota que se escuchó temblorosa desde la mítica Bandita (así, con mayúscula), parte del patrimonio colectivo del fútbol chileno cuando el pitazo final ya estaba cerca. O desde ese grito ahogado por tantos años que, ayer, por fin, pudo liberarse gracias a la victoria sobre Recoleta.
En las tribunas del Bicentenario, hay genuina emoción. Y más allá, a lo largo y escasamente ancho de Chile, también: después de 35 años, la Vieja Academia vuelve a Primera División. A nadie le importa cómo. Si se jugó bien o mal. Si Nicolás Núñez planteó bien, o no, el desafío ante el equipo de Felipe Núñez. El 24 de enero de 1987, ante Audax Italiano, había disputado su último partido en la categoría de honor. Ese registro llega hasta acá. Los albicelestes vuelven a ser parte de los 16 mejores del balompié nacional.
Sufrimiento y alegría ajena
Magallanes, que vistió de verde para evitar la coincidencia cromática con el equipo recoletano, entró dispuesto a abrochar tempranamente el encuentro. Lo demuestra que al minuto ya había tenido una opción clara de ponerse en ventaja, en una llega profunda de César Cortés. La jugada parecía un augurio de una jornada arrolladora y, por ende, tranquila, pero los minutos siguientes demostrarían, otra vez, el error de la creencia.
De hecho, Recoleta tuvo dos ocasiones para vencer al portero uruguayo Gastón Rodríguez. La primera dio en el horizontal y, la segunda, un cabezazo de Claudio Muñoz, la evitó notablemente el arquero charrúa. Magallanes, en tanto, tuvo el balón por largos pasajes, pero no causó demasiado daño. No registró disparos al arco y se aproximó, además de la jugada del comienzo, con un disparo elevado de Felipe Flores. Nada más.
Lo que sí hubo en La Florida fue festejo. Primero, por cuenta ajena. Steffan Pino adelantó a Santiago Morning sobre Cobreloa, en Calama, y la hinchada carabelera explotó. La sensación ni siquiera fue opacada con el empate naranja, que anotó David Escalante. Ese tanto apenas mantenía la distancia con que había comenzado la jornada y, por ende, seguía consagrando a Magallanes.
Penales y festejo
Recién en el inicio del segundo tiempo, el equipo de Nicolás Núñez concretó su primer remate al arco. Eso sí, mantuvo el protagonismo. La explosión de los siete mil hinchas carabeleros se produjo en los 51′, cuando en el área cayó Felipe Flores, producto de un empujón de Muñoz. Piero Maza no dudó en sancionar la pena máxima, pese a los reclamos recoletanos.
El balón y la responsabilidad los tomó un experimentado, César Cortés. Chéster no vaciló y definió con un zurdazo suave, pero bien colocado. Luis Romero se lanzó hacia el otro lado. La euforia en La Florida fue absoluta. Y en el resto del país, también.
El gol, naturalmente, les dio más tranquilidad a Nicolás Núñez y sus dirigidos. El dominio se hizo más ostensible y las señales de la banca, también. A la cancha, por ejemplo, saltó el colombiano Yorman Zapata, para aprovechar los espacios que podría ofrecer un Recoleta necesitado de equilibrar el duelo, pero sin problemas con el fondo.
Otro penal sentenció la fiesta. Felipe Flores cayó en el área y Maza sancionó, otra vez ante los reclamos recoletanos. El portero Romero, de hecho, fue amonestado por aplaudir la cuestionable decisión referil. En los 65′, Cortés repitió la ejecución y marcó el 2-0. Ya no había dudas: Magallanes estaba, otra vez, entre los mejores del fútbol chileno.
La liguila por el ascenso
Mientras Magallanes festeja, hay cuatro equipos que disputarán la liguilla para determinar al finalista que irá segundo ascenso, ante Cobreloa, que asegura el cupo para esa definición: Copiapó, San Felipe, Puerto Montt y Universidad de Concepción. Los atacameños chocarán ante el Campanil y los aconcagüinos, ante los salmoneros.
A la Segunda División descienden Fernández Vial y Melipilla.