Este martes, Colo Colo buscará una hazaña. En Buenos Aires, enfrentará a River Plate, en la vuelta de la serie por los cuartos de final de la Copa Libertadores. El que se la adjudique, obtendrá un sitio entre los cuatro mejores de la competencia continental. Ambos, teóricamente, llegan en igualdad de condiciones después del 1-1 en el Monumental. En el de Macul, vale aclarar.
En la práctica, la localía en el encuentro decisivo le otorga cierta ventaja al equipo de Marcelo Gallardo. En el Monumental, ahora el de Buenos Aires, el equipo de la banda sangre suele ser inexpugnable. A la revancha con los albos llega, además, envalentonado con el triunfo que consiguió el sábado en el Superclásico argentino ante Boca Juniors, en La Bombonera, otro recinto emblemático. Y, si se quiere, respaldado por un antecedente relativamente cercano: en 2022, ambas escuadras formaron parte del grupo F de la competición continental. River se impuso en ambos duelos: 2-1 en Santiago y un contundente 4-0 en la capital transandina.
En la previa al cotejo, Omar Labruna anticipaba la dificultad de jugar en el Monumental de River. “Será un partido disputado, pero esta serie la va a pasar River. Jugar en esa cancha se le hará muy difícil a Colo Colo. Pero son 90 minutos y en el fútbol no está nada dicho. Son partidos muy cerrados, en los que no te puedes equivocar. No creo que River esté dos o tres goles arriba, pero lleva una luz de ventaja”, señalaba el extécnico del Cacique.
La presión Millonaria
De los jugadores elegibles por Jorge Almirón, hay varios que ya vivieron la experiencia: Brayan Cortés, Emiliano Amor, Óscar Opazo, Leonardo Gil, César Fuentes, Esteban Pavez, Marcos Bolados, Daniel Gutiérrez y Bruno Gutiérrez. Maximiliano Falcón, el otro que estuvo en la estrepitosa caída de 2022, tendrá que conformarse con seguir el encuentro desde la tribuna o alguna ubicación especial: fue expulsado en la ida después del intenso encontrón con Paulo Díaz. De antemano se sabía que la apelación que presentó el Cacique resultaría infructuosa.
¿Qué se encontrará Colo Colo en el recinto de avenida Figueroa Alcorta? Básicamente, una caldera. Desde enero de 2018, el reducto viene siendo sometido a refacciones que han aumentado considerablemente su capacidad. Dos años después, se eliminó la pista atlética. La ‘cirugía’ más significativa se produjo precisamente en 2022, cuando se puso en marcha la denominada Fase 2 del proyecto. El recinto pasó a tener capacidad para 85 mil espectadores y cuenta con comodidades que le convierten en el estadio más moderno de Sudamérica: nuevas tribunas bajas inferiores, 180 palcos, 926 plateas hospitality, restaurante 24/7 y circulación 360° en palcos. Agrega tres nuevos niveles de estacionamientos y un flamante edificio para el Instituto River, la entidad educacional que funciona al alero del club. La cancha es híbrida: el 5 por ciento es sintética.
Esos 85 mil espectadores, efectivamente, se hacen sentir. De hecho, el fenómeno acústico que generan, aunque en un espacio considerablemente mayor, ha conducido a la comparación con el que se produce en el recinto del archirrival Boca Juniors. Una medición realizada por dos youtubers españoles arrojó un peak de 115 decibeles, apenas un punto menos que en La Bombonera. En ambos casos, sobre todo frente a la falta de costumbre, las consecuencias se sienten. Incluso se puede generar un ligero dolor de cabeza. Como regla general, se considera perjudicial la exposición a sonidos de más de 85 decibeles, dependiendo, precisamente, de la duración.
“Sabemos que la acústica no es la misma, el estadio de River es más grande“, sostuvo Nury Calvo a Infobae. “Pero también es cierto que tienen más gente, son más de 70.000 espectadores, por lo tanto deberían hacer más ruido. Pero la acústica es abierta, el de Boca es más cerrado”, agregó Sebastián Menéndez.
La revisión imparcial de ambos recintos da, por cierto, antecedentes respecto de la idiosincrasia de la hinchada millonaria e momentos específicos de los partidos, a los que el equipo de Almirón podría sacarles provecho. “Al ver a River siento que estoy viendo un partido en España o alguna parte de Europa. Boca me pareció súper distinto a lo que yo conocía como fútbol”, destacó Calvo en la misma nota. ”A nivel cánticos noté que Boca es continuo y que, por la forma de su estadio o no sé qué, el canto es constante y no para. En River es por picos, y como la magnitud es mayor cuando gritan se siente muy fuerte, y hasta eco, cosa que no escuchaba en Boca”, replicó Menéndez.
Sushi a la carta
El Mâs Monumental, la denominación comercial del recinto por los naming rights involucrados en el financiamiento de la ambiciosa remodelación, ofrece, además, otra experiencia: la del restorán Banda, ubicado a un costado de la tribuna Centenario. Su carta es variada. El menú ofrece distintas propuestas basadas en cocina internacional. “La carta se basará en una cocina internacional, la cual contará con distintas propuestas como carnes, pescados, pastas y sushi, como así también tragos de autor, desayunos, meriendas y brunch. Todo de primer nivel para transformarlo en una experiencia única”, describe el club en sus plataformas oficiales.
Precisamente, la oferta gastronómica se ha transformado en un elemento que los hinchas de otros equipos, sobre todo los de Boca, claro está, aprovechan para burlarse, diferenciándola de la que consideran propia de un partido de fútbol. En la ruta hacia los recintos deportivos argentinos, las parrillas suelen estar en su punto máximo de calor.
En los días en que juega River, de todas formas, la orientación cambia. “Durante los días de partido, el restaurante pasará a modalidad ‘Hospitality’ y atenderá exclusivamente al público que haya adquirido entradas que incluyan ese servicio”, consigna el club.