A 10 años del día en que Mourinho tumbó al mejor Barcelona de la historia

Mourinho
Foto: AFP

Ante la incredulidad de Guardiola y la resignación de Messi, el Inter de Mou dio el golpe eliminando en semis de la Champions a un Barça que parecía imparable. Una eliminatoria que tuvo de todo: desde una celebración empapada hasta una erupción volcánica.



José Mourinho celebraba gritando hacia las tribunas de Camp Nou, ante los gritos eufóricos de los hinchas del Inter y los insultos de los locales. El entrenador portugués volvía a estar en una final de la Champions y siendo fiel a su estilo: polémico, con un fútbol defensivo y preciso que desesperó a todo el Barcelona. Ayer se cumplieron 10 años de esa gesta. Ese 28 de abril de 2010 Messi, Guardiola y compañía caían ante el Inter de Milán en semis de la Champions y les tocaba ver, como pocas veces, a un rival festejando en sus caras. Pero esta historia, que terminaría con los Nerazzurri campeones en el Santiago Bernabéu, se comenzó a escribir mucho antes.

Una copa impecable

Curiosamente, ambos equipos compartieron zona en la fase de grupos. Barcelona terminó líder con 11 unidades, en tanto que el Inter fue segundo con nueve. Así, dejaron sin chances al Rubin Kazán de Rusia y al Dínamo Kiev de Ucrania, los otros conjuntos del Grupo F. Ya en los octavos de final, el cuadro italiano se impuso al Chalsea en una emocionante serie y en cuartos no tuvo mayores dificultades ante el CSKA de Moscú. Por su parte, los de Camp Nou eran el rival a vencer. En la ronda de los 16 mejores no tuvieron piedad contra el Stuttgart de Alemania con un contundente 5-1 en el global y, posteriormente, hicieron ver pequeño al Arsenal con un 6-3 en el marcador general. Llegaban encendidos.

El volcán Eyjafjallajokul y un viaje terrible

Los primeros dolores de cabeza para el Barcelona en esta semifinal llegaron desde Islandia. La erupción del volcán Eyjafjallajokul cerró los aeropuertos en Europa, por lo que el plantel de Guardiola debió viajar 981 km en bus para poder llegar al norte de Italia a jugar. Luego de ese extenuante trayecto, el equipo de Mou los esperaba en el Giuseppe Meazza para propinarles la primera herida. Pese a que Pedro abrió la cuenta antes de los 20 minutos; Sneijder, Maicon y Diego Milito dieron vuelta el marcador, que terminó con un efectivo 3-1. Para el cuadro español, la excursión a Milán fue una pesadilla en todo sentido.


El partido en Camp Nou

Todos sabían cómo iba a jugar José Mourinho en el partido de vuelta. Y cumplió. Un juego defensivo que consistía en “básicamente no dejar jugar a Messi”, reconoció el DT en una entrevista concedida a un medio español el año pasado. Así, los Azulgranas fueron sobre el arco del brasileño Julio César buscando por todos los medios anotar un gol que los acercara en la serie. La expulsión de Thiago Motta en el Inter a los 28 minutos parecía facilitar las cosas para los locales, pero el ansiado gol no llegó en el primer tiempo.

Una de las tantas imágenes que dejó el encuentro fue la del entrenador portugués interrumpiendo y hablándole al delantero Zlatan Ibrahimović mientras Pep Guardiola le daba indicaciones. El sueco estaba realizando un opaco partido y, como si fuera poco, ya venía siendo cuestionado por el alto valor de su fichaje, en una operación en la que se incluyó el arribo de Samuel Eto’o al equipo de Mou. Curiosamente, el delantero camerunés fue figura ese día jugando casi de lateral. En tanto, Ibrahimović duró poco más de un año en Cataluña.

Mourinho
Foto: EFE

El tanto de Piqué a los 84′ le dio vida al cuadro Culé, que buscó con todo la clasificación en los últimos minutos. Un gol anulado a Bojan en los descuentos podría haber cambiado toda esta historia. Una supuesta mano de Yaya Toure en la jugada anterior privó a los locales de su última chance para alcanzar el sueño de la final en Madrid.


La celebración: una declaración de guerra

Una vez que el belga Frank De Bleeckere pitó el final del partido, comenzó la celebración de Mou. El entrenador corrió como un loco por el césped gritando hacia el público, sabiendo lo que ya había logrado. La escena irritó a Víctor Valdés, portero del Barça, que lo fue a encarar. Tuvieron que intervenir los jueces y parte del cuerpo técnico del equipo italiano.


Como si fuera poco, los funcionarios del estadio prendieron los aspersores mientras los jugadores visitantes continuaban celebrando el triunfo en la cancha. Mourinho se abrazaba con Eto’o, en medio del agua, todos empapados, igual que el resto del plantel. Una imagen que perdura hasta hoy en la mente de los hinchas de ambos clubes y en la prensa. Un guion irrepetible.

Inter de Milán
Foto: Reuters

“Mi equipo es un conjunto de héroes", iniciaba declarando el portugués en la rueda de prensa posterior al partido. “Los jugadores se han dejado su sangre en el campo esta noche. Quiero alabar a todos”, dijo. Además, realizó una particular petición a los fanáticos Nerazzurri: "Espero que estén en el aeropuerto para recibirnos. Es una noche de fiesta. Sé que es duro porque mañana trabajan, pero les pido que vengan a esperar a estos chicos”. Al día siguiente los hinchas no le fallaron. El recibimiento fue, efectivamente, una fiesta en Milán.

Finalmente, casi un mes después, ese equipo se coronó campeón de esa edición de la Champions, venciendo en la final por 2-0 al Bayern con dos goles del argentino Diego Milito, en el estadio Santiago Bernabéu, recinto perteneciente al Real Madrid. Precisamente el club que, por esos días, andaba tras los pasos de José Mourinho.


Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.