Corría el minuto 64 y el Inter perdía por 2-1 ante Lazio en el Estadio Olímpico de Roma. Ronaldo, que en ese momento vestía los colores Nerazzurri, tomó el balón buscando encarar al defensa portugués Fernando Couto. En ese momento el subcampeón de Francia 98 se fue al piso. Sus compañeros y rivales daban muestras de que se trataba de algo serio: Panucci se tomaba la cabeza y Simeone intentaba consolar al artillero, que se retorcía de dolor y desesperación. El 12 de abril del año 2000 sería un día negro e inolvidable para el fútbol mundial.

El diagnóstico fue el peor: rotura total en el tendón rotuliano de la rodilla derecha. El fútbol lloraba la lesión de uno de los mejores delanteros de la época. Todos los récords que se encaminaba a superar quedarían en suspenso. Todo esto a dos años del Mundial de Corea-Japón 2002.

El contexto previo a esta dramática lesión tampoco había sido fácil. Cinco meses atrás, ante el Lecce, Ronaldo fue víctima de una dura infracción que le había roto de manera parcial el mismo tendón rotuliano que después tumbó al delantero.

El Fenómeno estuvo más de un año afuera de las canchas. El 4 de noviembre de 2001 quedaría marcado en su trayectoria. Esa día volvió a disputar un partido oficial por la Serie A. Su rival fue el Lecce, precisamente uno de los equipos culpables de su calvario. Lo que vendría después ya es conocido. Ronaldo Nazário se coronó campeón con Brasil en el Mundial de Corea-Japón 2002 (con dos goles suyos en la final), ganó el balón de oro ese mismo año y en 2006 se convirtió en el máximo goleador en las copas del mundo, superando al histórico jugador alemán Gerd Müller.

Pero esos éxitos no fueron fáciles. Conocidos fueron los cuestionamientos al estado físico del delantero antes del mundial disputado en Asia. A pesar de eso, Ronaldo brilló en la cita planetaria. “Trabajé dos años y medio para recuperarme de las lesiones y Dios reservó este día para mí y para la selección de Brasil”, declaró el artillero posterior a la obtención de la copa.

Al momento de anunciarle a todos su retiro como futbolista y ya con múltiples distinciones en su carrera, el artillero reconoció que las lesiones jugaron un rol importante en que dejara de manera anticipada el fútbol: “Sufrí dos lesiones gravísimas que me quitaron tres años de carrera, que me dejaron secuelas... y me hicieron anticipar el final de mi carrera”.