A fondo con Juan Ozón, coach de Jarry: “Nico tiene un juego destructivo que puede dañar a cualquier rival”
El entrenador español, clave en el espectacular ascenso del número uno de Chile, cuenta los secretos más profundos de su trabajo táctico, técnico y mental con el tenista nacional, quien pasó de no tener ranking, hace dos años, a ser el 52 del mundo. Además, aborda los nuevos desafíos tras coronarse campeón del ATP de Santiago.
El título en el Chile Open fue la coronación de un ciclo muy duro en la vida de Nicolás Jarry. En 2020, un dopaje por contaminación cruzada de un suplemento alimenticio lo sacó de cuajo del ranking mundial, con una sanción que, por ejemplo, le impidió ingresar a las dependencias de San Carlos de Apoquindo. Tras 11 meses de suspensión y sin puntos, el tenista nacional debió reconstruirse en todo sentido. En ese rol, un nombre capital en esta historia es el del español Juan Ozón (Barcelona, 8 de septiembre de 1979).
Antes de regresar a su ciudad natal, el entrenador comparte con La Tercera las claves de un renacer tan profundo como emotivo, y que se vio reflejado en este espectacular comienzo de temporada, en el que subió exactos cien puestos para ubicarse en el lugar 52 de la clasificación, un ascenso especialmente marcado por las semifinales del ATP 500 de Río y el título en Santiago.
“Uno siempre trabaja para ganar los máximos partidos posibles y, en este caso, se dieron dos semanas de muy buen tenis, en las que estuvo muy sólido en lo mental y en el juego. Trabajamos con el objetivo de ser cada vez mejores y creo que cada vez serán más regulares estos resultados”, dice.
¿Nico es hoy una mejor versión que cuando fue 38 del mundo?
Creo que es un jugador con la cabeza mejor amoblada. Él llegó a ser 38 del mundo, pero luego no ganó muchos partidos después de ello. Con todos los aprendizajes anteriores y ahora con su edad, tiene la experiencia de ser un jugador mucho más maduro y más regular. Espero que ahora sea un jugador mucho más regular.
Cabeza firme
Precisamente, en la cabeza está la clave de todo. Es común ver al número uno del país cumplir un ritual para salir ante situaciones difíciles. “Hemos trabajado mucho en estas rutinas mentales-emocionales en los partidos, pero incluso en los entrenamientos. Incluso, fuera de la cancha. Ahora, en los últimos meses, y debido a los aprendizajes y un poco al final de año complicado que tuvimos, dimos un paso adelante en esta gestión. Hemos conseguido tener más herramientas para gestionar mejor, según los momentos del partido”, relata.
Y es aquí donde Ozón revela cómo opera la mente de su pupilo en esos momentos más complejos. “Durante el partido, tenemos una rutina. Por ejemplo, si venimos de un error o de algún punto jugado del otro o de algo que nos enoja, lo primero es ser empático con uno mismo, aceptar el error. Una vez que lo aceptamos, hay un 30% de ese nerviosismo que se relaja. Luego, a través de las respiraciones coordinadas que hemos trabajado, hay un 30% más que baja al sistema nervioso, y después ponemos el foco en lo que tenemos que hacer en el siguiente punto”, describe.
¿Y cómo sigue esa táctica?
Si es en el resto (devolución), es la continuidad de devolver y tener unas cuatro o cinco pelotas. Si es en el saque, hay que estar atento a la primera pelota para empezar a dominar el punto. Con estas tres cositas durante el partido ya podemos redireccionar el foco, más los ánimos constantes, la posición corporal y la presencia que tiene que tener. Estas cositas nos ayudan a estar presentes, fieles a nuestro patrón de juego, con identidad, y a estar muy focalizados en este foco competitivo que a veces nos faltaba. Eso es lo que tenemos que seguir trabajando con toda la humildad del mundo, porque este es un paso más, pero vendrán otras situaciones en que tendremos que seguir trabajando.
¿Cómo lo hicieron para manejar los tiempos de descanso?
Creo que lo manejamos bien. En Buenos Aires, Nico no se encontró bien y le costó adaptarse al calor. En Río, jugamos más de noche, pero igual era caluroso y con muchos partidos. Al no estar tan acostumbrados, hay un cierto desgaste mental-físico y nos vinimos a Santiago con lo puesto. Entonces, primamos la recuperación; el descansar las máximas horas posibles y hacer calentamientos de calidad para estar preparados para el partido, y con la mejor de las actitudes para saber que no veníamos lo suficientemente adaptados-preparados, pero que nos pudiera permitir rendir a un alto nivel. Durante el partido, los comienzos no fueron del todo fáciles, pero se iba regulando, calibrando, y en la mayoría acabó jugando a un muy alto nivel.
Ahora que es el 16 de la temporada, ¿cómo se manejan esas expectativas?
Ahora toca celebrar, nutrirse de la gente que le quiere, escuchar las buenas palabras. No dejarse influir por ellas, pero escucharlas y, sobre todo, interiorizar el trabajo hecho, todo lo que ha costado, lo que de momento está consiguiendo y, a partir de ahí, avanzar con la máxima humildad posible, queriendo ser una versión mejor de él mismo en cada uno de los momentos futuros que vengan. Al final, en todo el tema de expectativas, lo que intentamos es que se focalice mucho en el presente. Expectativas es una proyección del futuro y es totalmente falso. Ni futuro ni pasado. Con humildad, vamos a seguir trabajando en el presente, ahora que disfrute. Nos vamos a ir a Barcelona, vamos a seguir entrenando con el grupo de trabajo. Todos muy humildes, concentrados y a seguir por más. Humildad y trabajo. Identidad...
¿Se aliviana un poco la carga ahora que entra a todos los torneos?
En la posición en la que estamos es una tranquilidad que los buenos torneos están asegurados por el momento, pero es una responsabilidad de prepararnos lo máximo posible, porque continuamente vamos a estar jugando con gente de arriba.
El partido contra Alcaraz fue una buena medida...
Al final, cuando Nico está con el patrón de juego definido, humilde en su trabajo y con la identidad de quién es él, tiene un juego destructivo que puede dañar a cualquier rival. Ahora tenemos que conseguir rendir a este nivel lo máximo posible. Contra Alcaraz teníamos un set arriba, y muchas opciones de quiebre en el primer juego del segundo, que era muy mental para encaminar el partido. Estuvimos de tú a tú, esto es muy bueno y, si seguimos trabajando, estaremos capacitados para plantarles cara y tener buenos resultados con todos los jugadores que podamos enfrentar.
En el Chile Open usted tuvo un altercado con Diego Schwartzman. ¿Qué sucedió?
Se confundió y con los nervios del partido interpretó cosas que no eran. Todo partió de una bola medio dudosa, que yo no tenía clara. La había visto más dentro que fuera, Nico se giró, me miró y yo dije “ostras, hazla mirar”. El juez de silla no bajó y dijo que se fue por esto. Entonces, el juez de silla me miró y yo dije “no se fue por esto, estaría bien que la fueras a mirar”. Con los nervios del partido, Diego lo malinterpretó y luego perdió un poco las maneras. Nos fuimos al vestuario, estuvimos comentando la jugada fuera del calentón del partido...
¿Con Schwartzman?
Sí, con el entrenador y tal. Yo fui a dar mi versión y las explicaciones y al final somos todos no sé si amigos, pero sí compañeros. Yo respeto a Diego por la persona y el jugador que es. En ese momento, no fue correcta su actuación, pero no hay ningún tipo de problema más allá de lo puntual.
Cerrar el círculo
Ozón vive el éxito con Jarry de manera muy especial: “Nico partía de un momento que no era bueno y se ha necesitado de estos dos años, donde ha habido cosas positivas y otras no tanto, para llegar a este punto. Al final, cada uno sigue su trayecto, y el trayecto a veces de una forma natural tiene que fluir. Para mí, ha sido una felicidad interna, una fuerza extra para seguir trabajando; para el equipo y para mí. No solo yo soy el que está trabajando, estoy muy contento por el resto de gente que le está poniendo tanto para Nico”.
“Fue muy emotivo Río, pero sobre todo Santiago; con el público que fue genial, con la familia que organiza el torneo, con su mujer, con Juan... Fue un momento especial y fue como cerrar un círculo. Su abuela era una de las almas del torneo y murió no hace tanto. O sea, que había un componente emocional muy importante y noté en todo momento estas emociones del ambiente”, sostiene.
Y subraya: “El ganar el torneo después no haber ganado nunca aquí, es el reflejo del rendimiento que venimos dando. Fue muy bonito, hemos estado celebrando, hicimos un asado por el cumpleaños del padre de Nico... La familia es encantadora, y me gusta que Nico valore todo esto, porque al final es la vida. Es lo que importa, no el resultado, sino que compartir con la gente que quiere. El hecho de disfrutar momentos buenos y tener la fe en los momentos malos tiene que ayudar a uno a hacerse más fuerte”.
¿Cuáles son los objetivos que vienen ahora?
Objetivo de ranking nunca hablo. Antes de empezar con él, estudié bastante a Nico. Lo bueno y lo malo, con estadísticas, con videos, con partidos. Entonces, tengo una idea de dónde creo que puede llegar, pero mi obsesión es que donde llegue sea un jugador regular, mantenido. Y los objetivos siguientes son muy poco glamorosos: seguir con la humildad que venimos teniendo; que siga trabajando enfocado; dejar a un lado las expectativas; poder mejorar aspectos del juego táctico y en la gestión mental-emocional y que disfrute del camino. Que tengamos menos momentos de ansiedad, de expectativas, y más momentos de presente y que ahí nos vayamos a hacer fuertes; que sea competitivo; que podamos sumar partidos, que son los momentos en los que realmente tenemos que consolidar todos estos aprendizajes y en donde se sigue aprendiendo y buscando soluciones concretas.
El año pasado le costaba ganar juegos con la devolución, pero ahora ha mejorado mucho...
Y la tiene que mejorar. Tiene que poner más presión, ser más regular en momentos de quiebre. Está empezando a conseguirlo y está creando más momentos de quiebre, lo que le da más seguridad en el servicio, como en Río. Hay muchas cosas tácticas, como la devolución; el recortar la pista; seguir mejorando la derecha; abrir más ángulos; tener la tranquilidad de cambiar alturas; que en juegos de saque tenga más aproximaciones a la red; más subidas después de puntos bien trabajados… Hay muchas cosas a mejorar.
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