Marcelo Bielsa tuvo un semestre complicado en Uruguay. Los dardos que dio Luis Suárez tras su salida de la Celeste calaron hondo en la interna del combinado charrúa. Una vez desatado el conflicto, salieron exjugadores dirigidos por el Loco a defenderlo. La mayoría de los que estuvieron bajo su alero, han dicho que se trata de uno de los mejores entrenadores de su carrera. “Para mi, es el gran constructor de la Generación Dorada. Nos cambió el chip. Nos hizo mejores jugadores. Él nos mostraba nuestras deficiencias para corregirlas y nos indicaba lo que teníamos que potencias. Tiene ojo clínico”, señaló Matías Fernández.
En Argentina también sumo respaldos. Como el de Claudio Husaín. “Salvo que haya cambiado, pero terriblemente, que sea otra persona, es imposible que trabaje mal a la gente que trabaja en el predio, desde el que pone la red hasta el que pinta la cancha, pasando por el que lava la ropa y el que hace la comida. Es imposible”, enfatizaba.
“No solo yo lo puedo decir. Lo pueden decir los chilenos también. Por eso digo, salvo que haya cambiado, que no creo, es imposible. No firmo en un cheque en blanco. Después, en cuanto al trato con los futbolistas, él nunca fue cercano. Es más, ha cambiado y se a acercado. Yo en 1998 tenía distancia con él, pero porque es tímido ante esa relación y tiene temor de que el acercamiento confunda al futbolista. Tiene esos principios”, agregaba el Turco.
En Chile la mayoría de los que trabajaron en su proceso lo defendieron. En el listado asoman los exfutbolistas Gonzalo Jara, Pablo Contreras, pero también funcionarios como Claudio Olmedo, quien lideraba las comunicaciones de la Roja en esa época, y Harold Mayne-Nicholls, que era el presidente de la ANFP. Los elogios no fueron solo a raíz de las críticas de Suárez, sino que muchas han existido desde antes.
También hay críticas
Pese a que la gran mayoría de los jugadores nacionales recuerda con cariño a Bielsa, hay un jugador que asegura que su experiencia no fue la mejor. Es el caso de Nicolás Peric, quien, en más de una oportunidad, ha cargado contra el rosarino. “Sampaoli sabía diferencia los momentos de los partidos, Bielsa no. Él decía que había una gran posibilidad de ganar los partidos con su trabajo. Pero, saben que, cuando hay un equipo mejor adelante, siempre lo pierde, porque no cambiaba”, declaró hace algunos años.
“A mí no me dejó nada. Bielsa no me dejó nada. Es más, en las primeras citaciones yo les decía a los chiquillos ‘no les parece que nos trata como huevones’. Era pichón y pollo, no se sabía los apellidos. Lucho Bonini hacía los calentamientos y entraba cuando estaba todo listo y después se iba. Si no salía el ejercicio quedaba la cagada. No te acuerdas que el Loro Morón terminó loco, lo dejó con psiquiatra. Lo dejó loco. Pregúntenle al pobre Loro. Después aprendió muchísimo, pero terminó superado”, complementaba el exarquero.
En esa línea, el exguardameta realiza una comparativa entre Bielsa y otro entrenador. “Creo que las repeticiones hacen la perfección, pero no soy partidario de que los entrenadores saquen rendimiento con el látigo. Yo creo que uno se puede comprometer con la persona más que con el DT y con eso crees en él. Soy seguidor del estilo del Bichi Borghi, eso me gusta más. Claudio lograba un compromiso con la persona, a diferencia de Marcelo”, remarcaba.
El quiebre
Más adelante, en agosto de este año. Peric reveló otra situación que trizó su relación con el transandino. “A mí me gustaba, muy buen entrenador. Su forma de ser no me gustaba. Yo lo tengo clavado por algo, mal. Un día se le perdió plata de la oficina y dijo que fueron las tías (del aseo). Yo las vi llorar, si eran las tías de las cocinas y las camas po’. Las vi llorar, yo las conozco de los 15, 16 años. Y de viejo las vine a ver llorar…”, contó.
“Dudo que se le hayan aparecido los 700 dólares, pero culpar a las tías, que veían los relojes de 150 mil dólares con las billeteras de todos los huevones ahí abiertas, que le ordenaban toda la ropa”, continuó en su relato.
Finalmente, vino el quiebre. “A mí me echó por tirar una estaca. Fuimos a una gira en Austria y no estaban los holandeses, los monos inflables todavía. De hecho los vimos ahí (...) entonces salgo a cortar un centro y esta estaca era forrada con esponja, pero arriba en la base no, y yo tenía tan buen rechazo, salgo, descuelgo el centro, bajo el brazo y me entierro la estaca en el brazo”, explicó..
“Suelto la pelota, pesco la estaca y la tiré a la chucha dentro del área. Próxima citación pa’ fuera Peric, la dejó anotadita. No me dijo nada, ¿qué me iba a decir? si con lo caliente que estaba, me llegaba a decir algo le tiraba la estaca a él”, cerró.