Fue el partido más esperado de esa temporada. El 9 de diciembre de 2018, River Plate venció a Boca Juniors en Madrid, en la final de la Copa Libertadores. Fue un encuentro eterno. Y no por los 120 minutos que duró en España. Primero debía disputarse el 24 de noviembre, a las 17 horas. La ida se había jugado el 11 de ese mes y fue 2-2 en La Bombonera. La revancha se debió postergar por incidentes en los accesos del estadio Monumental de Buenos Aires. Finalmente, tras una semana de incertidumbre, el día 29, la Conmebol informó que la definición se iba a Europa. Fue una determinación inédita y que provocó múltiples críticas. Aquella fue, dicho sea de paso, la última vez que el certamen continental se definió a dos encuentros. También la última vez que un elenco no brasileño levantó el trofeo.
En la previa del enfrentamiento, Boca había realizado un entrenamiento a puertas abiertas. A la instancia llegaron 50 mil fanáticos. Eso supuso un récord de asistencia en aquel ámbito. Para el duelo que no se jugó, River contó con una recaudación histórica. 2 800 000 mil dólares por al venta de las entradas. También hubo marcas inéditas en la cobertura. Hubo 900 periodistas acreditados. Muchos viajaron desde Europa y Asia para presenciar la definición. Luego, cuando el encuentro se trasladó a la capital ibérica, llegaron personalidades de todo el mundo. Estuvo Diego Simeone junto al plantel del Atlético de Madrid. Llegaron otros exjugadores, como Javier Zanetti. Pero también futbolistas en actividad, como James Rodríguez, Mauro Icardi e incluso Lionel Messi. Justo antes de que saltaran los equipos al campo de juego, Ramón Díaz y Miguel Ángel Russo llevaron el trofeo. Ambos entrenadores fueron campeones de América.
En el campo de juego el desarrollo es recordado. Darío Benedetto abrió la cuenta (44′). En el complemento empató las acciones un ex Universidad Católica, Lucas Pratto (67′). Todo tuvo que definirse en el alargue, donde Juan Fernando Quintero (108′) y Gonzalo Martínez (120′) fueron los héroes de la Banda Sangre.
Uno de los acontecimientos que marcó la definición fue la lesión de Fernando Gago. El actual DT de Boca Juniors ingresó y alcanzó a jugar solo 20 minutos. Persiguiendo a Julián Álvarez se rompió el tendón de Aquiles. “No puedo pisar, me rompí”, dijo el exvolante cuando salió. El cuadro xeneize caía por un gol y quedaron con 10 futbolistas en el campo. Su entrenador del momento, Guillermo Barros Schelotto, vio su planificación desmoronarse. Además, era un nuevo golpe para un deportista que tuvo un amplio historial de lesiones.
En el elenco millonario, por su lado, también acusaron que el panorama les fue desfavorable. “A River lo forrearon mal, pero River tiene jugadores que tienen una gran responsabilidad, una gran jerarquía, son profesionales. Ellos aman la camiseta, la adoran; por eso River demostró ser el campeón. Nos sacaron la localía, pero no los huevos. Si llevaban el partido a las Malvinas, River iba y jugaba porque tiene los huevos más grandes que los de navidad. Boca no puede decir nada”, señaló tras la final el histórico Oscar Más. “A Benedetto no lo saco nunca, a Tevez lo hubiese puesto más tiempo y Gago no tendría que haber entrado. Capaz Benedetto pidió el cambio por el cagazo que tenía”, complementó el exfutbolista.
Luego de la final, se abrió un debate entre los fanáticos. ¿Qué es peor, descender o perder la final de la Libertadores con tu clásico rival? “A mí la B me dolió. Nos fuimos a la B, obvio, pero Boca nunca se la va a sacar, la tienen adentro. Nosotros nos fuimos a la B, pero ellos se van a acordar que ganamos en el Santiago Bernabéu. Se van a acordar de la B, la B de Bernabéu. Que vayan a llorar a la iglesia. No nos pueden ganar nunca, los tenemos de hijo. River ganó un partido histórico”, sentenció Más.