El 26 de junio de 2016  la Selección obtuvo el segundo título de su historia. La Copa América Centenario se sumó a la Copa América que la Roja había obtenido un año antes en el Estadio Nacional. Ambas veces, en finales frente a Argentina y en definiciones a través de lanzamientos penales.  A tres años del día en que Chile retiró a Messi de la selección argentina, el recuerdo sigue intacto. No solo en la de consecución del trofeo en Nueva Jersey. También el de la incertidumbre en torno a la presencia del astro del Barcelona, quien otra vez era objeto de fuertes cuestionamientos, en el combinado albiceleste.

"Se termina para mí la Selección", sentenció Messi después de la nueva caída ante Chile. El astro, considerado por muchos como el mejor jugador del mundo, seguía sin pagar una antigua deuda: un título con los transandinos. No pudo ganar el Mundial de Brasil, en cuya final el equipo albiceleste cayó frente a Alemania y, ya está dicho, tampoco pudo celebrar en Santiago ni en Estados Unidos. "Es increíble, pero no se me da", lamentó poco después del segundo revés ante la Roja en un año.

Igualmente, en rigor, la amenaza no llegó a tanto. En la práctica, Messi no se perdió siquiera un partido de Eliminatorias con la selección argentina. En el intertanto, La Pulga recibió muestras de respaldo de los fanáticos en los lugares a los que asistió y la selección albiceleste cambió de manos: Edgardo Bauza reemplazó a Gerardo Martino en la banca.

"Fue una decisión en caliente y con mucho dolor por lo que pasamos", reconocería, meses después, antes de disputar el Mundial de Rusia, el astro de la escuadra azulgrana, quien entre los factores que sopesó incluyó el mal ejemplo que le estaría dando a sus seguidores más jóvenes.

La ausencia duró exactamente 45 días. El 13 de agosto, a través de un comunicado, Messi anunció su retorno a la selección. "Pensé seriamente en dejar, pero amo demasiado a mi país y a esta camiseta", sentenció.